Qué son los votos "ilegales" y ese fraude selectivo que denuncia Trump sin pruebas
Tras haber estado más de un día fuera del alcance de los periodistas en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ofreció una rueda de prensa al final de la tarde del miércoles en la que con un tono amargo aseguró sin presentar prueba alguna que los demócratas estaban cometiendo un fraude en su contra.
Las palabras del presidente fueron calificadas como “peligrosas” e “irresponsables” por muchos analistas y hasta de su propio Partido Republicano, que lamentaron que Trump hubiera enviado un mensaje que no contribuye a la calma nacional, usando además el podio oficial de la presidencia, algo que no tiene precedentes en la historia de EEUU.
Los principales canales de televisión suspendieron la transmisión que hacían del evento por considerar que el mandatario promovía una serie de teorías conspirativas y falsedades sobre el proceso de votación sin respaldo, lo que generó una polémica entre quienes veían eso como un irrespeto contra el presidente.
Más allá del tono y el estilo, las denuncias que hizo el presidente, y de la que empiezan a hacerse eco algunos republicanos, presentan varias incongruencias.
"Votos ilegales"
La estrategia de la campaña republicana es hablar de “votos ilegales”. Pero esos votos no existen, ni la gente de Trump ha demostrado que existan en las audiencias legales en las que ha tratado de detener el proceso de escrutinio de ciertos estados. Cuando Trump habla de votos ilegales parece estar refiriéndose a los votos por correo que en algunas partes siguen recibiéndose (dependiendo de la ley estatal que da varios días para que sean recibidos, siempre y cuando hayan sido enviados antes de la hora de cierre de urnas del día de las elecciones) En lugares como Pennsylvania, se esperaban decenas de miles de votos por correo hasta tres días después del día de las elecciones y las autoridades advirtieron desde el principio que eso implicaría tardanzas en el proceso de conteo, que solo podía empezar con el cierre de los centros de votación. En Nevada el plazo de recepción es hasta 7 días después de cerrados los centros.
"Detengan la votación"
Además de los votos por correo, hay boletas provisionales y boletas “corregidas” o “subsanadas” (esas en las que se permite al elector corregir cuando su voto fue rechazado por algún detalle técnico) que se van incorporando al proceso de escrutinio. Una de las consignas de los manifestantes republicanos que se han apostado ante algunos centros electorales es que se detenga la votación, convencidos de que todavía se están depositando votos. La votación terminó la noche del martes, pero se siguen recibiendo votos, algo que está previsto en las leyes estatales y que ha ocurrido desde hace años en el proceso electoral estadounidense. El fenómeno de esos votos retrasados se produce en todas las elecciones, pero tradicionalmente no altera demasiado el conteo, por lo que los estados son asignados a un vencedor, incluso sin que se hayan incorporado al escrutinio. Pero en este caso hubo más votación por ese mecanismo porque varios estados favorecieron su uso entre electores que quisieran evitar las conglomeraciones de un centro electoral en tiempos de coronavirus.
Un fraude "personalizado"
El presidente afirma que está siendo víctima de un fraude solo en los estados en los que su ventaja inicial se ha ido reduciendo a medida que se han ido contando los votos. Pero en esos mismos estados varios otros candidatos republicanos han logrado ganar los puestos al Congreso o Asambleas estatales a los que se postulaban. Si recordamos que las boletas de votación son una sola, en la que el elector hace su selección, es difícil entender cómo el supuesto fraude estaría afectando solo al aspirante a la reelección y no a sus compañeros de partido.
Además, en el caso de Arizona, donde Biden lidera, pero donde su ventaja ha ido disminuyendo a favor de Trump, el presidente no dice nada y más bien alienta a que se sigan contando los votos. Es decir, el presidente ve el fraude donde está perdiendo, pero no donde está ganando.
El “problema” de las boletas no solicitadas
El mandatario sigue machacando la tesis de que el voto por correo se presta a fraude y afirma que las “millones de boletas no solicitadas” serían el mecanismo para inundar el proceso con supuestos sufragios duplicados, algo que sería imposible por los controles que existen a la hora de verificar el voto. Pero de los estados todavía en disputa, solo Nevada había enviado boletas a todos los electores, independientemente que las hubieran solicitado o no, como mecanismo para detener la expansión de la pandemia del coronavirus. California, Colorado, Hawaii, Nueva Jersey, Oregon, Utah, Vermont y Washington, además del Distrito de Columbia, fueron los otros que lo hicieron. Ninguno de ellos era considera estado decisivo y su comportamiento en estas elecciones fue el esperado.
Complot de autoridades demócratas
Trump da a entender que los estados en disputa están en manos del Partido Demócrata y que sus autoridades electorales responden a una supuesta estrategia partidista. Sin embargo, dos de esos estados, y que son justo los que podrían frustrar las posibilidades de la reelección presidencia, Arizona y Georgia, tienen gobiernos republicanos. Los sistemas electorales en EEUU son responsabilidad de los estados y trabajan de manara independiente según sus propias normas. Las leyes electorales varían de jurisdicción a jurisdicción. Aunque para muchos eso hace al sistema complicado, es a la vez una de sus fortalezas, porque hace prácticamente imposible una coordinación tal que dañe las posibilidades de un candidato a un cargo de elección nacional, la queja infundada que está haciendo el presidente.