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Militares

Las fuerzas armadas dicen que no intervendrán si hay una disputa por los resultados de las elecciones de noviembre

Aunque Joe Biden se mostró confiado en que si Trump no acepta su derrota los militares lo sacarían de la Casa Blanca, el general de más alto rango en las Fuerzas Armadas del país aclaró que no jugarán un papel en las elecciones ni ayudarán a resolver cualquier disputa posible en caso de que los resultados sean cuestionados.
29 Ago 2020 – 01:21 PM EDT
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La idea de que los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre no sean aceptados por una de las dos partes parece estar en el aire luego de que el propio presidente Donald Trump dijo -sin presentar pruebas- que el voto por correo puede permitir el fraude.

Debido a que el llamado foto en ausencia o voto por correo probablemente será más común debido a la pandemia de coronavirus, Trump lo plantea como una supuesta vía de fraude electoral y por tanto un pretexto para no aceptar los números que arrojen las urnas.

En reiteradas ocasiones Joe Biden ha insistido en que Trump podría perder y no aceptar su derrota, lo cual plantearía un escenario de tensiones e interrogantes.


Cuando le preguntaron a Biden qué pasaría entonces, el exvicepresidente respondió que estaba "absolutamente convencido" de que las Fuerzas Armadas lo escoltarían fuera de la Casa Blanca.

Como respuesta a las preguntas de dos representantes del Congreso, el militar de más alto rango del país, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, dijo que las Fuerzas Armadas no jugarán un papel en las elecciones ni ayudarán a resolver cualquier disputa posible en caso de que los resultados sean cuestionados.

"La Constitución y las leyes de Estados Unidos y los estados establecen procedimientos para llevar a cabo elecciones y para resolver disputas sobre el resultado de las elecciones... No veo al Ejército estadounidense como parte de este proceso", dijo Milley en una carta publicada este viernes respondiendo a las preguntas de dos del Comité de Servicios Armados de la Cámara Baja.

"En el caso de una disputa sobre algún aspecto de las elecciones, por ley, los tribunales de Estados Unidos y el Congreso de Estados Unidos están obligados a resolver cualquier disputa, no el Ejército de Estados Unidos", agregó Milley en la carta, reseñada por la agencia AP.

"Creo profundamente en el principio de un Ejército estadounidense apolítico", escribió el general.

La carta de Milley se publicó a modo de respuesta a las preguntas de dos representantes demócratas, Elissa Slotkin, de Michigan, y Mikie Sherrill, de Nueva Jersey, tras una audiencia del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes. Ambas hicieron sus preguntas por escrito tanto a Milley como al secretario de Defensa, Mark Esper, estableciendo una fecha límite para responder el jueves por la noche. Esper aún no ha dado sus respuestas.

"Estas son solo preguntas prudentes dadas las cosas que el presidente ha estado diciendo públicamente", dijo Slotkin, citada por The Washington Post, señalando el uso de Trump de las fuerzas armadas para expulsar a los manifestantes de Lafayette Square y sus sugerencias de que podría poner a la policía en las urnas para asegurarse de que la votación se lleve a cabo de manera profesional.

Ante las interrogantes, el general Milley basó la mayoría de sus respuestas en la Constitución y cuando se le preguntó si los militares rechazarían una orden del presidente que pretendiese usar la acción militar para obtener beneficios políticos, respondió: "No seguiré una orden ilegal".

Exmilitares llaman a intervenir si es necesario

John Nagl y Paul Yingling, dos conocidos militares retirados, publicaron un mensaje dirigido al jefe del Estado Mayor Conjunto, señalando que el Ejército debería involucrarse en caso de que el resultado de las elecciones sea disputado.

"Si Donald Trump se niega a dejar el cargo al expirar su mandato constitucional, el Ejército de Estados Unidos debe destituirlo por la fuerza, y usted debe dar esa orden", dijeron los dos tenientes coroneles ya retirados en su mensaje a Milley, publicado en el medio especializado Defense One y que causó gran polémica al interior del Pentágono.

"Tenemos una Constitución, y nuestra Constitución, a la que todos los de las fuerzas armadas han hecho un juramento, no otorga ningún papel al Ejército estadounidense como árbitro de disputas políticas o electorales", dijo el portavoz principal del Pentágono, Jonathan Hoffman, en una conferencia de prensa a mediados de este mes, haciendo alusión directa al mensaje de Nagl y Yingling, según reseñó el medio The Hill.

El ejército nunca ha intervenido en una elección

La disputa de resultados electorales en Estados Unidos no es nada nuevo. Ocurrió en 1876 pero también en el año 2000, y en ambos casos fueron resueltas por las autoridades civiles.

Hasta la fecha, el Ejército nunca ha tenido que intervenir o involucrarse en ningún tipo de acción para resolver estas tensiones políticas.

Sin embargo, existen preocupaciones de que la creciente polarización que vive el país pueda afianzar posiciones partidistas dentro de las Fuerzas Armadas.

Recientemente, varios altos cargos militares han recibido críticas por involucrarse de una forma u otra en asuntos de un matiz claramente político.

El propio Milley fue criticado por formar parte del grupo que acompañó al presidente en su polémico recorrido por Lafayette Square, después de que los agentes de la ley despejaran el área por la fuerza cuando ocurría una protesta pacífica cerca de la Casa Blanca.

El general luego se disculpó diciendo que "no debía haber estado allí". "Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de los militares envueltos en política nacional", dijo Milley entonces. "Como comandante, oficial uniformado, fue un error del que he aprendido. Y yo sinceramente espero que todos podamos aprender de él”, añadió el militar de más alto rango del país.

Sin embargo, esa idea de los militares supeditados a la política ha sido reforzada por algunas acciones del presidente Trump, que no solo se ha referido al liderazgo militar como "mis generales" sino que también ha ordenado el uso de tropas para controvertidas acciones internas como el control fronterizo o la respuesta a las recientes protestas contra el racismo y el excesivo uso de la fuerza policial.

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