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Elecciones 2018

Ángel Sánchez: "Quien soy no ha cambiado, lo que cambió es mi ambiente y las cosas que valoro"

De ser un "súper depredador" en la década de 1990 a ser un destacado académico en 2018, es difícil imaginar un caso más meritorio para la Enmienda Cuatro. Ángel Sánchez tiene suerte de estar vivo después de formar parte de una pandilla callejera en su adolescencia. Ahora es el orgullo de sus profesores. (Read this article in English)
9 Oct 2018 – 02:00 PM EDT
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Antes y después: Foto de Ángel Sánchez en la cárcel en 2011 y foto de su graduación en el Valencia College en 2014.

En los siete años y medio transcurridos desde que salió de la cárcel, Ángel Sánchez ha tenido mucho tiempo para analizar lo que salió mal en su juventud. Fue arrestado a los 16 años, luego de un altercado de pandillas en Miami, y condenado a 30 años de prisión por intento de asesinato con un arma de fuego.

Su historia podría ser un estudio de caso sobre los llamados 'ciudadanos que regresan', un término que describe el estado civil incompleto de los criminales convictos que han cumplido sus sentencias pero aún no pueden votar. Él la atribuye a la necesidad de amor y respeto. "Soy una persona que le gusta complacer a la gente. Así que sobresalgo en el lugar en el que estoy", dice, y agrega que esto se aplica tanto a cuando estaba en una pandilla de adolescentes como a sus estudios actuales de la escuela de leyes.

"Me miro y me pregunto cuánto de mí realmente ha cambiado", dijo, entrevistado en el complejo del centro de estudiantes de la Universidad de Miami.

"Una de las cosas que me doy cuenta que no ha cambiado es mi deseo de querer ser aceptado, ser amado por mis compañeros y hacer que la gente piense lo mejor de mí. Eso explica cómo me involucré en pandillas y disparos, porque ese era el entorno en el que estaba y ese entorno respetaba y valoraba a alguien que estaba dispuesto a luchar por sus compañeros y disparar en represalia por uno de sus amigos que recibió disparos", dijo.


De acuerdo con la ley de Florida, a los criminales convictos se les prohíbe votar en las elecciones y solo se les puede restaurar su derecho alvoto cuando cumplen toda su sentencia, incluida la etapa de libertad condicional. Una vez llenado ese requisito, hay un período de espera de cinco a siete años, después del cual deben someterse a un proceso de solicitud de 'clemencia' altamente selectivo.

Una enmienda incluida en la boleta electoral de la Florida en noviembre restablecería automáticamente el derecho al voto de las personas con condenas por delitos graves –excepto los condenados por asesinato o por delito sexual–, al completar sus sentencias.

ENMIENDA CUATRO - LOS HECHOS
1. / Actualmente, los exconvictos de Florida solo pueden recuperar el derecho al voto mediante una solicitud a la junta estatal de 'clemencia'.
2. / Se calcula que Florida tiene 1,686,318 personas, el 10.43% de la población en edad de votar, marginada por haber cometido delitos mayores.
3. / La enmienda restablece automáticamente el derecho al voto de los floridanos que han pagado condenas por delitos graves, excepto el asesinato y los crímenes sexuales.
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¿Deberían tener el derecho de votar los exconvictos?

Un hogar roto

"Quería ser alguien a quien las personas iraran y respetaran. Venía de un hogar roto donde había pocas razones para que alguien se preocupara por mí y me respetara. Mi madre luchaba contra la adicción a las drogas y mi padre era generaciones más viejo que yo, y siempre estaba trabajando. Nunca había tenido cómo ganarme ese respeto. Así que busqué la forma de hacerlo. Lamentablemente, en los años 90 había muchas armas y violencia y esas fueron las cosas en las que me metí, a cambio de recibir amor y respeto", continuó.

Él le da crédito a su padre por motivarlo a obtener una educación y con orgullo le envió su certificado de asistente legal de la prisión, que obtuvo a través de cursos por correspondencia. Su padre lo guardó con él hasta su muerte, un año antes de que liberaran a su hijo. “Mi papá fue una fuerza instrumental para que yo recibiera una educación. Pero cuando era adolescente mis compañeros tenían más influencia sobre mí que mi padre", dijo.

Una cultura diferente

"En la calle la gente me reconocía y pensé que tenía un lugar en este mundo. Ahora, 16-17 años más tarde, después de pasar 12 años encarcelado, decidí que quería ir a la escuela y hacer lo que fuera necesario para lograrlo," dice. "Enfrenté muchos obstáculos y me mudé a un refugio para personas sin hogar y logré meterme en el sistema educativo. En ese entorno, la gente ira y respeta a las personas que obtienen buenas calificaciones y hacen investigaciones profundas, así que ¿adivina qué? Terminé obteniendo 4.0s (promedio de calificaciones), terminé obteniendo becas, haciendo una tesis, siendo coautor de un artículo de revisión de la ley antes de llegar a la escuela de leyes. Y ahora que estoy en la ley escuela, estoy en el 5% superior de mi clase. Lo que no ha cambiado es el deseo de querer ser amado y perseguir las cosas que nuestra cultura valora. Es solo que ahora estoy en una cultura diferente. Quien soy no ha cambiado, lo que cambió es mi ambiente y las cosas que valoro".

Cuando salió de la prisión, a los 28 años, y escribió su primer ensayo para un curso universitario, habló sobre su necesidad de apoyo emocional. "Algunas personas dicen que cualquier prisionero puede sobrevivir en la sociedad si realmente lo desea, pero creo que estar dispuesto a hacerlo es solo la mitad de la historia; sin la ayuda compasiva de quienes están en posición de ayudar, cualquier sacrificio en el mundo no tendría sentido. Es cuando 'la voluntad' se encuentra con 'la compasión' que el éxito es verdaderamente inevitable", argumentó.


En su discurso de graduación de 2014 en Valencia College, en Orlando, se describió a sí mismo como un "rompe-probabilidades". Llegó al college con muy pocos chances de ganar y terminó siendo una apuesta segura, según explica.

La aprobación de la Enmienda Cuatro sería el cumplimiento de parte de lo que ahora ve como su misión en la vida.

"La razón por la cual es tan importante para mí es que, a pesar del pasado del que provengo, de que tomé tantas malas decisiones y tuve que superar tantos obstáculos, seguí muy de cerca el consejo de que si uno se toma su tiempo y hace lo correcto será bienvenido de nuevo en la sociedad", dijo. "Habiendo experimentado todo esto, ahora vuelvo y hablo con jóvenes en riesgo, y hablo con los reclusos en prisión, enviándoles un mensaje de esperanza y redención. Sería una reivindicación para mí poder ver a todos mis compañeros como ciudadanos".

Mientras estaba en prisión, hizo un manual para presos sobre cómo continuar su educación.

Ahora está en su segundo año en la facultad de derecho de la Universidad de Miami. Cuando se gradúe planea ejercer su profesión en temas de interés público. Trabajó con un juez federal durante el verano y actualmente está escribiendo un artículo para la Harvard Law Review sobre el movimiento de abolición de prisiones, que busca reducir o eliminar las cárceles al confiar más en los programas de rehabilitación.

Harvard

El mes pasado, fue invitado a hablar en el Departamento de Filosofía de Harvard en un sobre "Los desafíos del reingreso".

Le dijo a la audiencia que estaba emocionado de volver a la universidad. En el avión llevaba el suéter de Harvard que compró en su visita anterior y notó cómo la gente le sonreía. "Esta gente probablemente piensa que soy estudiante de Harvard", pensó para sí mismo. "Debido a que estaba usando ese suéter, me veían como un buen tipo... me pregunto cómo habrían reaccionado si hubieran visto algo que dijera 'es un criminal condenado, cumplió 12 años de prisión por asalto a mano armada’".

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Años luchando por votar tras ser condenado por un crimen

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