Viaje al país de Trump: Obama lo hizo bien pero "voté por Trump porque soy provida"

WAKARUSA, Indiana. Es raro escuchar a un votante de Donald Trump hablar bien del presidente Barack Obama, pero Ed Neufeldt tiene buenos motivos para ello.
Neufeldt acababa de perder su empleo en una fábrica de casas rodantes (o autocaravanas) cuando fue invitado a presentar a Obama el 7 de febrero de 2009 durante la visita que el presidente hizo al condado de Elkhart para promocionar su plan de estímulo de 800,000 millones de dólares que buscaba sacar a la economía de la Gran Recesión de 2008 a 2009.
Elkhart sufría una sangría laboral que elevó al mes siguiente la tasa de desempleo al 20%, una cifra récord.
Por aquellos tiempos oscuros había republicanos que se oponían a las medidas de estímulo. Algunos pedían dejar morir la industria automotriz, que en Elkhart y otros lugares del Rust Belt (cinturón del óxido) había traído décadas de prosperidad.
Hoy la recuperación en Elkhart parece milagrosa. La tasa de desempleo en Elkhart es del 3.6%, por debajo del 4.9% nacional, y después de décadas el condado sigue siendo conocido como "la capital mundial de las casas rodantes" por la gran concentración de fábricas de este tipo de vehículos. Obama volvió a Elkhart en junio para subrayar su éxito.
Sin embargo, pocos votantes aquí parecen apreciar el trabajo de Obama. Trump arrasó en este condado en la elección presidencial de la semana pasada frente a Hillary Clinton, consiguiendo casi 42,000 votos, un 64.1% del total. Obama tampoco pudo ganar aquí, ni en 2008 ni en 2012.
Neufeldt tiene hoy 70 años y tres empleos parciales. Tardó cuatro meses en encontrar trabajo de nuevo, cuando la economía local comenzó una recuperación lenta. Aunque nunca pudo regresar a la fábrica de autocaravanas de Monaco Coach en la que trabajaba, debido a su edad avanzanda, reconoce que Elkhart volvió pronto a ser un lugar próspero donde abunda el trabajo gracias en parte a Obama.
"Las mejoras ocurrieron bajo su mandato así que le reconozco eso", dice Neufeldt en la consulta médica Wa-Nee de Wakarusa, donde trabaja como limpiador. Aquí tiene su propio despacho y sobre su escritorio hay una foto de él con Obama. Cuando el presidente regresó en junio, Neufeldt se reunió con él y le regaló una estampilla de colección de Jacky Robinson, el primer jugador de béisbol afroamericano en las Grandes Ligas.
"El presidente me dijo, ¿estás seguro de que quieres perderla? Esto vale mucho dinero", dice Neufeldt, que habla con entusiasmo y con vivos detalles de sus dos encuentros con Obama.
"De verdad me gusta Obama y creo en cierta forma en su plan de tecnología verde. Necesitamos eso en Estados Unidos", dice.
Sin embargo, Neufeldt agrega que su conciencia no le permitió votar por él ni por Clinton. Para él lo primero es el respeto a los derechos del feto.
"Soy muy provida. No quiero el aborto de ningún niño. Clinton cree en el aborto terapéutico y para mí eso es como el asesinato", dice Neufeldt.
Sobre Clinton no tiene tantas buenas palabras: "La razón por la que este condado votó por Trump es porque aquí ven a Clinton como corrupta, lo que es probablemente cierto".
Neufeldt dice que el muro es otro motivo por el que Trump triunfó en Elkhart y en el resto de Indiana, donde los demócratas han ganado solo una de las últimas 13 elecciones presidenciales. Él agrega que cree de justicia encontrar ofrecer la ciudadanía a la mayor parte del resto de indocumentados.
"Hay tres millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos y estoy de acuerdo con enviar fuera a la gente que quebrantó la ley", dice. "pero si son trabajadores, han estado aquí durante años y no han quebrado la ley no creo que sea justo enviarlos de vuelta. Debería haber una vía rápida para hacerlos ciudadanos".
Y pensando en la bonanza prometida por Trump, agrega que el país no podrá prescindir de esos indocumentados y otros inmigrantes por venir.
"Si Trump crea tantos trabajos como dice, necesitaremos inmigrantes", dice.
El caso de Elkhart pone en cuestión la tesis de que Trump ganó el cinturón del óxido (Rust Belt) gracias a la pobreza y desempleo en esta zona. El desempleo en Indiana es del 4.5% y es el segundo estado del país en crecimiento de empleos manufactureros, solo por detrás de Montana.
Pero aunque la economía va bien para muchos votantes aquí no es suficiente. "No creo que los salarios aquí vayan a volver a lo que fueron", dice Mitchell Craven, de 42 años, que también votó por Trump. Dice que en el año 2000 ganaba $30 por hora en una fábrica local de autocaravanas y que ahora los salarios rondan los $17 por hora.
Craven, que ahora trabaja para el gobierno federal, votó por Trump por sus promesas de renegociar tratados de comercio como NAFTA (que en 1994 liberizó el flujo comercial con México y Canadá) al que muchos culpan de la caída de los salarios.
Pero Craven cree que incluso con un presidente Trump será difícil volver a los viejos tiempos. Hace unos meses fue de vacaciones a San Francisco con su esposa y quedó impresionado con la ciudad, donde dice que casi todos tienen empleos en el sector de las nuevas tecnologías.
"Puede que el futuro no esté en las manufacturas", dice resignado.
Neufeldt ganaba $22 por hora en 2008 cuando fue despedido de la fábrica de autocaravanas de Monaco Coach. Ahora gana $11 por hora en su empleo de limpiador y $10 por hora en sus otros dos trabajos como repartidor del pan. A él, con su casa pagada y su pensión ya pagadas, esa bajada salarial no parece importarle mucho.
"No estoy ganando tanto dinero trabajando el doble de horas, pero eso está bien".
Contribuyeron reportando Maye Primera y Ana María Rodríguez