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Elecciones 2016

Trump sobre inmigración: los problemas de un viraje a cámara lenta

En el trancurso de menos de una semana el candidato republicano ha empezado a desmontar su discurso intransigente frente a los indocumentados. Aunque no ha aclarado aún medidas específicas que adoptaría de llegar a la Casa Blanca.
24 Ago 2016 – 11:55 PM EDT
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Carteles de Trump en Mississippi. Crédito: AP/Rogelio V. Solis

Donald Trump sugirió tres cosas durante la segunda parte del foro sobre inmigración que emitió este miércoles el canal conservador Fox News, último episodio de su reciente estrategia de cambio de posición sobre un tema.

  1. Que no concederá la ciudadanía a los indocumentados.
  2. Que está dispuesto a que quienes no hayan cometido delitos se queden a cambio de pagar impuestos atrasados.
  3. Que muchos le han dicho que es muy duro deportar a una persona que lleva aquí 15 o 20 años.

El tuit que incluyo a continuación refleja las frases exactas de Trump.

Aquí debajo traduzco esas frases al español de forma casi literal:

“No tendrán la ciudadanía. Déjeme ir un poco más lejos. Tendrán que pagar impuestos atrasados. No habrá amnistía como tal. No habrá amnistía pero trabajaremos con ellos. Todo el mundo está de acuerdo en sacar a los malos. Pero cuando me reúno con miles de personas y hablo sobre este asunto y me he reunido con gente muy importante, me han dicho: ‘Señor Trump, yo le aprecio pero agarrar a una persona que ha estado aquí durante 15 o 20 años y sacar a esa persona y a su familia es tan duro… Me lo dicen sin parar y es algo muy duro”.

Trump no es un candidato al uso. Estuvo a favor del aborto antes de estar en contra y se pronunció a favor de la intervención militar en Irak aunque ahora diga que no. Es capaz de cambiar de opinión e incluso de defender varias opiniones a la vez como demuestra este otro intercambio del foro en el que pregunta a una audiencia de incondicionales si estaría a favor o en contra de regularizar a los indocumentados que no tengan antecedentes criminales.

Sin plan real

Por ahora son sólo palabras vacías. El candidato sigue sin presentar una propuesta detallada sobre inmigración.

Su idea inicial era presentarla este jueves en Colorado, donde había elegido un recinto y había invitado a varios líderes hispanos. Pero la campaña canceló el evento y optó por organizar una reunión con hispanos y afroamericanos del partido en la Torre Trump.

Según el diario Arizona Republic, Trump pronunciará su discurso sobre inmigración en un hotel de Phoenix el próximo miércoles 31 de agosto. No será un evento abierto a sus seguidores y lo acompañarán unas 500 personas, que accederán al evento por invitación.

Por ahora sólo sabemos lo que Trump avanzó a los líderes hispanos que se reunieron con él en Nueva York el sábado pasado y lo que el candidato y su jefa de campaña han ido diciendo en varios programas de televisión.

Ningún anuncio oficial contradice lo que ha dicho Trump durante la campaña: que construirá un muro en la frontera, creará una fuerza de deportación, prohibirá la entrada a los musulmanes, aplicará un “escrutinio extremo” a cualquier solicitud de asilo y deportará a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que residen aquí.

Trump ha presentado a los inmigrantes mexicanos como delincuentes, asesinos y violadores. También como personas que abusan de los servicios públicos o son una amenaza para la sociedad.

Son propuestas y opiniones que ayudaron a Trump a distinguirse de sus rivales durante las primarias republicanas y que están en el centro de su campaña desde junio del año pasado. El candidato no habría llegado hasta aquí sin esas palabras, que lo ayudaron a presentarse como un outsider capaz de decir aquello que los políticos de siempre no se atrevían a decir.

Trump se llevó por delante a candidatos como Jeb Bush o Marco Rubio, que habían abogado por una reforma migratoria. Pero también al senador Ted Cruz, que siempre se había opuesto a ella y se había ganado el respaldo de halcones como el congresista Steve King. Sus propuestas eran similares pero Trump tenía una ventaja: no era un político y muchos le creyeron cuando dijo que no sería como los demás.

Este tuit de diciembre de 2015 define muy bien el discurso del candidato republicano sobre inmigración. Ninguna propuesta concreta y sí en cambio una mentira sobre el presidente Barack Obama, al que acusa de empezar a deportar a indocumentados sólo después de escuchar a Trump.

Está por ver hasta dónde llega el viraje del candidato republicano. Si al final se pronuncia a favor de regularizar la situación de una parte de los indocumentados, será un giro difícil de aceptar para sus seguidores más recalcitrantes como sugieren estos dos tuits. El primero refleja lo que ha sucedido durante el programa del locutor conservador Glenn Beck: un tipo ha amenazado con matar a Trump si cambia su política sobre inmigración. El segundo contiene la reacción de Ann Coulter, una de las voces más agresivas contra los hispanos y más a favor de las duras propuestas de Trump sobre inmigración.

Y sin embargo Trump sigue sin anunciar una propuesta migratoria detallada. Entre otras cosas porque se siente cómodo en una indefinición que ha apartado el foco de alguno de los problemas de su campaña y que le permite decir a cada uno lo que quiere oír.

No es una indefinición permanente: Trump deberá resolverla en una u otra dirección. Algunos republicanos se han mofado del cambio de opinión de Trump. Entre ellos el jefe de campaña de John Kasich y el portavoz de Jeb Bush, cuyos tuits incluyo a continuación.

El entorno de Ted Cruz dice ahora que el senador ya advirtió que esto ocurriría en un guiño a sus seguidores con la vista puesta en su reelección en 2018 y en una segunda carrera presidencial.

Son cosas que por ahora quedan muy lejos y que no importan a los indocumentados y a sus familias, que quieren saber cuál será su futuro después de noviembre: si el próximo presidente los deportará, los dejará en el limbo o impulsará una reforma migratoria que les ayude a regularizar su situación.

El viraje a cámara lenta de Trump no debería hacernos ignorar detalles importantes que el candidato ha dejado en los últimos días: el anuncio en el que su campaña miente al decir que los indocumentados cobran pensiones públicas o el uso espurio del dolor de tres madres cuyos hijos fueron asesinados por inmigrantes sin papeles en el mismo programa en el que sugirió su cambio de opinión sobre las deportaciones. Eso también ha ocurrido en las últimas horas. Eso también es responsabilidad de Trump.

Habrá que esperar al discurso del candidato en Phoenix, Arizona, para saber hasta qué punto ha cambiado de opinión. En Phoenix habló el 11 de julio de 2015 acompañado de Joe Arpaio y de miles de seguidores que abuchearon al senador republicano John McCain.

“Respeto a México pero los mexicanos nos están robando los empleos, la industria y el dinero. Nos están robando todo y nos están matando en la frontera”, dijo el candidato entre aplausos.

Cualquier cambio ahora será irrelevante para millones de votantes hispanos y puede enfadar a quienes lo jalearon entonces. ¿Le ayudará a ganar? Se antoja muy difícil. Pero hoy por hoy tiene las elecciones perdidas. Es Trump quien no tiene nada que perder.

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