La veterana senadora Susan Collins le complica a Donald Trump el trabajo de unificar a los republicanos
Susan Collins, senadora republicana por el estado de Maine, se sumó a la cada vez más numerosa lista de republicanos que han anunciado que no votarán por el que su partido nominó como candidato presidencial, el magnate Donald Trump.
Collins, quien lleva en el Senado desde 1997, escribió la noche del lunes una carta en el diario The Washington Post en la que explicó por qué no apoyará a Donald Trump.
"No votaré por Donald Trump para presidente. Esta no es una decisión tomada a la ligera por mí, una republicana desde siempre -explica-.Pero Donald Trump no refleja los valores del Partido Republicano ni el enfoque inclusivo para gobernar que es necesario para borrar las divisiones en nuestro país".
La senadora, de 63 años, reprocha al ya nominado republicano que optara por una campaña en las primarias protagonizada por un "continuo flujo de comentarios denigrantes, entre los que estuvo la humillación al senador John McCain (republicano de Arizona), un héroe militar, y los repetitivos insultos contra la presentadora de Fox News Megyn Kelly".
La misiva de Collins vuelve a poner de manifiesto la cada vez más difícil tarea del candidato republicano para unificar el partido. La senadora está considerada como una de las pocas moderadas republicanas de la Cámara Alta y una de las dos de Nueva Inglaterra (la otra es Kelly Ayotte, de New Mapshire, a quien en un principio Trump le negó su apoyo).
Estos hechos, y sus "ataques directos a gente que no tenía las mismas posibilidades para responderle", revelaron a la senadora que "Trump no es merecedor de ser nuestro presidente". Tres fueron los casos que le bastaron a la republicana para decidir negar su apoyo al empresario ahora metido a político: la burla a un periodista con discapacidad del New York Times; los ataques al juez Gonzalo Curiel, quien investiga la Universidad Trump y al que descalificó por su origen mexicano; y la reciente embestida contra los padres del soldado musulmán muerto en Irak que lo criticaron en la Convención Nacional Demócrata.
La republicana aclara en su escrito que el rechazo a Trump no supone el apoyo a la demócrata Hillary Clinton. Además, se adelanta a las posibles críticas que pueda recibir reprochándole que como republicana no apoye al candidato seleccionado por su partido. "Yo venero la historia de mi partido", sostiene Collins, quien promete que "seguirá trabajando en todo el país por los candidatos republicanos". Sin embargo, concluye que "es por la incapacidad y la poca disposición del señor Trump de honrar ese legado que no me es posible apoyar su candidatura".
Posteriormente, la senadora declaró a la televisora CNN que una posible presidencia de Donald Trump haría "más peligroso" el mundo. "Me preocupa que su tendencia a arremeter y sus desinformados comentarios pudieran generar acontecimientos peligrosos y que se vayan fuera de control en un momento en el que nuestro mundo está lleno de conflictos. Eso es un verdadero problema", apuntó.
Mala semana
Las palabras de Collins llega en un momento en el que Trump, después de pasar la que muchos han considerado su peor semana, trata de centrarse en el tema económico y dejar atrás los enfrentamientos que ha tenido con el Partido.
Su decisión se suma justamente a la de 50 republicanos expertos en seguridad nacional que este lunes advirtieron de que el empresario, en caso de llegar a la Casa Blanca, se convertiría "en el presidente más imprudente de la historia".
En otras elecciones presidenciales, no ha sido raro que algún congresista o senador se muestre crítico con el candidato presentado por su partido. Sin embargo, en el caso de Trump las desafecciones no dejan de aumentar.
Además de Collins, los senadores Ben Sasse, de Nebraska, Lindsay Graham, de Carolina del Sur, y Mark Kirk, de Illinois, han rechazado públicamente a Trump. Y el descontento también ha saltado a la Cámara de Representante, donde varios ya han anunciado su oposición a Trump: Scott Rigell, de Virginia, Carlos Curbello, de Florida, y Mark Hanna, de Nueva York.
Esta desafección dentro del Partido Republicano se ha puesto de manifiesto con movimientos que pretenden cerrarle la entrada al Despacho Oval a Trump. Entre los más organizados están Better for America y Conservatives Against Trump.
Además, este lunes se lanzó como candidato independiente Evan McMullin, un espía de Utah que se presenta como una opción para los republicanos díscolos que no desean votar ni por Trump ni Clinton.
Estos nombres se han ido sumando a la de históricos del Partido Republicano que, durante las primarias del partido, mostraron su disconformidad con el empresario. Entre los principales, destacan la mayoría de de la familia Bush, el excandidato presidencial Mitt Romney o el gobernador de Ohio, John Kasich, quien también luchó por hacerse con la nominación republicana.