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Elecciones 2016

Un voto decisivo con sabor a mofongo: los boricuas de Florida llaman a las urnas como lo harían en la isla

Los puertorriqueños en Florida, que ya superan el millón, prometen ser decisivos en el mayor de los swing states. Para movilizar el voto, varias organizaciones han replicado el sabor de las campañas boricuas en el estado del sol. Y quieren convertirse en una fuerza equivalente a los cubanos de Miami o los mexicanos de California o Texas.
6 Nov 2016 – 08:10 AM EST
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KISSIMMEE, Florida.- Una caravana de una treintena de autos y tres motos con banderas puertorriqueñas avanza por el barrio de Buenaventura, en Kissimmee. Los conductores tocan el claxon y de los altavoces salen estrofas de salsa, reguetón o plena que animan a los boricuas a votar en las elecciones de este martes.

La comitiva va a paso lento para hacerse notar. De las casas de esta zona residencial del condado de Osceola con altos porcentajes de población puertorriqueña van surgiendo mujeres sonrientes que saludan con sus hijos, abuelos que hacen gestos de aprobación o grupos de adolescentes que corren a la caravana para retratarla con sus celulares.

“Somos la fuerza que decide”, dice uno de los carteles con los que los organizadores, el grupo independiente Boricua Vota, llama a las urnas a los vecinos del centro del conocido como corredor de la I4. Según los pronosticadores esta franja de la península, que va de la Bahía de Tampa a Daytona Beach pasando por Orlando, será clave en el mayor de los estados péndulo, Florida.

Precisamente hasta los alrededores de Orlando y atraídos en muchos casos por la posibilidad de trabajar en el sector servicios en los alrededores de Disney han llegado desde 2012 más de 200,000 puertorriqueños, según datos del gobierno insular. La profunda crisis económica que vive la isla llevó a muchos de ellos a hacer las maletas hasta Florida que, según el centro Pew, ya supera el millón de boricuas.

Y en un estado que suele definirse por un puñado de votos (en 2012, Barack Obama ganó a Mitt Romney por menos de 75,000 votos), ellos podrían ser decisivos para decantar la elección a favor de una u otro candidato.

Como ciudadanos estadounidenses, los boricuas pueden votar una vez que llegan a territorio de EEUU continental, pero más urgidos por resolver otras necesidades de quien acaba de mudarse a una nueva ciudad como encontrar trabajo, casa y colegio para los niños, y sin mucho interés por la política de su nuevo lugar de residencia que desconocen, su prioridad no suele ser inscribirse para votar.

Por eso, organizaciones como Organize Now, Hispanic Federation, Mi Familia Vota, Boricua Vota y Misión Boricua comenzaron hace meses a animar a los electores a inscribirse y después a ir a las urnas.

"En una elección local en 2013 yo me di cuenta la falta que hacía la pasión al trabajo político", dice Jimmy Torres, presidente de Boricua Vota. "La gente no entendía las razones para votar, no sentía ninguna emoción para movilizarse y eso se agrava cuando la crisis en Puerto Rico no solo vale la pena votar sino que es absolutamente fundamental".

Torres, un líder sindical que ha viajado a diferentes ciudades estadounideneses para organizar a los trabajadores puertorriqueños y que lleva tres años residiendo en Florida, tiene claro que su grupo puede convertirse en una fuerza de cambio y por eso decidió introducir en el centro de Florida el estilo de las campañas de la isla con "sabor a mofongo y a pernil".

"Hacemos las cosas que nosotros sabemos que funcionan: funciona la música, funcionan las banderas… Es algo cultural", sostiene Torres. "¿Tú viste la gente tocando bocina y saludándonos en la caravana? Cada vez que le preguntaba a alguien '¿Ya votaste?', decían que sí y que en su casa, todos", cuenta orgulloso.

El sondeo informal del presidente de Boricua Vota tiene un reflejo en las encuestas. Estrategas y encuestadores demócratas ven indicios de un aumento dramático en el número de votantes hispanos registrados que han acudido a votar de manera anticipada en Florida.

Y según un análisis de Daniel Smith, de la Universidad de Florida, de los 186,000 nuevos votantes hispanos registrados, el 42% son demócratas y sólo el 15% se registraron como republicanos. Otro 42% no registró una afiliación partidista.

En los condados de mayoría puertorriqueña de Osceola y Orange, donde está Orlando, los nuevos votantes hispanos representaban el 58% y el 34% de los nuevos votantes registrados desde el 1 de enero, respectivamente, y tienden a hacerlo más como demócratas.

Por eso, se cree que los boricuas no solo podrían inclinar la balanza hacia Clinton en esta elección sino que podrían llegar a convertir Florida de un estado indeciso a demócrata.

"La comunidad puertorriqueña va a ser responsable de la victoria o de la derrota de uno de los candidatos", apunta Jimmy Torres al insistir que, pese a que su organización es independiente y no apoya a ningún partido, en las calles ve que los boricuas favorecen a Hillary Clinton, algo a lo que ha favorecido la "retórica antilatina".

Pero sus aspiraciones van más allá de estas elecciones. "Este proyecto está empezando así que vamos a estar en mejor posición en 2020 que vamos a elegir al gobernador del Estado. Queremos que hablen con nosotros y que parte de la papeleta estén proponiendo puertorriqueños en diferentes puestos. Lo vamos a hacer y sabemos que vamos a ganar".

Para Torres es fundamental que los nuevos electores boricuas aprendan de quienes llegaron antes a Estados Unidos. "Los puertorriqueños en Nueva York hicieron su trabajo y son una fuerza política, los mexicanos lo hicieron allá en California, Texas, Arizona, Nuevo México y los cubanos lo hicieron en Miami. ¿Y si ellos lo hicieron por qué nosotros no lo podemos hacer? Vamos a trabajar en impulsar políticas claras en relación al futuro de Puerto Rico, promover que los puertorriqueños voten por puertorriqueños", dice.

Pero antes de llegar a ese punto, agrega, es necesario despertar entre los boricuas la "pasión" electoral que bien conocen en la isla. "El futuro de Puerto Rico está en las manos del Congreso y de los políticos en Estados Unidos: si deciden aportar una cantidad de dinero o no a la crisis de Puerto Rico o, por ejemplo, para (combatir) el zika. Desde nuestro punto de vista eso va a cambiar cuando los puertorriqueños salgan a votar. Se va a prestar más atención a eso", explica Torres.

Y ellos no son los únicos en campaña. En el camino, la caravana de Boricua Vota se cruza con otra del partido demócrata, menos ruidosa. "Ellos llevaban cartelones pero no banderas", resalta Torres.


“El futuro de nuestros niños, el futuro de la isla de Puerto Rico, el futuro de los programas para ancianos están en nuestras manos y yo te diría si no ponemos el granito de arena que necesitamos en estas elecciones y no ponemos a personas en el Senado en Washington o aquí en Kissimmee o en Orlando, no vamos a tener esa mano para poder ayudar a resolver los problemas de Puerto Rico como de Florida”, afirma Sylvia Marcano, una jubilada que lleva casi 20 años viviendo en Orlando.

Originaria de Carolina, a las afueras de San Juan, Marcano trabajó más de 36 años y se trasladó a Orlando en 2009 junto con su marido por un tratamiento médico y finalmente se acabó quedando.

"De los que hemos encuestado, la mayor parte de los puertorriqueños van a votar por Hillary porque Hillary está prometiendo unas cosas para Puerto Rico. No está de acuerdo con la agenda actual (de Washington hacia la isla)", dice Marcano.

"A ver si ponemos a Hillary Clinton de presidenta. Hay que darle una oportunidad a las mujeres a ver si arregla este país o lo acaban de estropear”, bromea su marido Ney Rivera García.

Al final de la caravana, los voluntarios reponen fuerzas con un plato típico puertorriqueño -arroz con gandules y pernil- en un centro comercial donde se celebra el desfile puertorriqueño de Osceola. Mientras, en el escenario del evento, el cómico puertorriqueño “El Guitarreño” pregunta al público cuántos votarían por Donald Trump si las elecciones fueran hoy.

"¡¿Solo tres?!", dice el humorista sorprendido, antes de preguntar cuántos apoyarían a Clinton, a lo que le sigue una ovación del público. "Voten por quien voten, no dejen que las elecciones dividan la sangre boricua”.

Con la contribución de David Adams.

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