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Elecciones 2016

En la Tierra del Amor, Trump mantiene su mensaje de división

Ante casi 8,000 personas en Loveland, Colorado, el magnate reiteró sus promesas más sonoras contra inmigrantes ilegales, a favor de la posesión de armas y de la idea de por qué es inteligente no pagar impuestos. Sus seguidores hicieron eco de su mensaje durante las largas horas de espera.
4 Oct 2016 – 05:10 AM EDT
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El candidato republicano Donald Trump se dirige a sus cerca de 8,000 seguidores en el Centro de Eventos Budweiser en Loveland, Colorado, el 3 de Octubre de 2016. Crédito: JASON CONNOLLY/AFP/Getty Images

Loveland, COLORADO - Una muñeca de trapo de Hillary Clinton con traje de presa y esposas en sus manos y cuello, fue una de las grandes atracciones de la mercadería que vendedores ambulantes instalaron en el mitin de Donald Trump aquí en Loveland, Colorado, a 56 millas de Denver.

Los seguidores del magnate, algunos de los cuales se levantaron desde tempranas horas para asistir a su mitín de las 6:00 de la tarde este lunes en el Centro de Eventos de Budweiser, fueron acompañados en su larga espera en las filas por puestos de comida, música, y sobre todo ventas de la marca “Make America Great Again, MAGA”.

“Las gorras valen 20 dólares y las camisetas también. No hay nadie que no quiera tener algo de Trump, pero lo que más se vende ahora es la marca ‘deplorables’”, dice Beatrice Thomson al enseñar una camiseta en la que se lee: Orgullosa de ser una deplorable de Trump, ese famoso mote que los trumpistas hicieron propio después de que Clinton se refirió así a ellos en unas desafortunadas declaraciones durante un fundraising en Nueva York.

Hillary “presa” pero también con cara de diablo o en anuncios de recompensa. Hillary corrupta en botones y pegatinas. Hillary la que no merece el voto. Hillary la que los está obligando a votar por Trump con tal de no verla más en la Casa Blanca.

“Yo le voy a dar una oportunidad al señor Trump a ver qué puede pasar, los demócratas no han hecho nada por parar las muertes de negros a manos de la policía”, agrega Thomson quien se vino desde Carolina del Sur para vender la mercancía, sobre la que según me cuenta, “solo le tengo que pagar a la campaña la tercera parte de las ventas”. Es la segunda vez que viene a un rally de Trump en Colorado y sus ventas son apabullantes: de unas 300 camisetas al final de la noche no le queda ni una.


En este pueblo de 75 mil habitantes, en el que según el censo 84% son blancos, 11% son latinos y menos del 1% es afroamericano, más del 10% fue a ver a Trump. A las afueras del Centro Budweiser, era la hora de su discurso y las filas no terminaban. La arena donde se celebran conciertos, eventos deportivos y hasta rodeos, ya estaba repleta con casi 8000 personas, así que unas 1000 se tuvieron que quedar afuera batallando el intenso viento, alrededor de una pantalla gigante que en la tarde sirvió para emitir comerciales, como no, en contra de Clinton.

“No me gusta una persona corrupta que trate de volverse presidente de Estados Unidos. Ella ha estado aquí por 30 años y si usted googlea su nombre se puede dar cuenta de todos los escándalos en que está envuelta”, afirma Ray Kuchler, un hombre de unos 60 años que orgulloso lleva su camiseta con la frase estampada: Las vidas de los americanos deplorables cuentan.

Dillon Sperry, de 30 años, intenta por su parte enumerar las virtudes de Trump, pero al final reconoce que lo que más le gusta es que él no es Clinton. “Creo en todas las ideas que él tiene, específicamente sobre los acuerdos comerciales pero para serle honesto soy anti Hillary, muy muy anti Hillary”.

Protestantes: afuera

Una gruesa voz desde uno de los parlantes se atraviesa de cuando en vez en las conversaciones, casi que para reforzar el mensaje. “Este es un evento privado pagado por el Señor Trump y es su campaña la que provee la seguridad aquí”, se escucha. “Este es un mitin pacífico. Somos defensores de la primera enmienda, por eso las protestas se pueden hacer afuera, así que si alguno ve un manifestante llame inmediatamente a la policía”.

Unas rejas dividen a los partidarios de Clinton del vasto complejo que circunda el centro de eventos: un terreno árido de 374,000 pies cuadrados llamado El Rancho, propiedad del condado de Larimer, donde hoy los seguidores de Trump se apilaban uno tras otro, ansiosos por verlo por primera vez.

Afuera, en cambio, una treintena de manifestantes sentaba su voz sobre lo dañino de su presencia. “ Las horribles y corrosivas opiniones de Donald Trump no son bienvenidas en Colorado. Donald Trump es anti- inmigrante, es anti-mujeres, es anti-islam, él ha hecho odiosas y vitriólicas declaraciones contra absolutamente cada minoría que puedas pensar, incluso los discapacitados. No es bienvenido en Colorado y no representa nuestros valores”, declara Gena Ozols, vocera de la organización NARAL a favor del aborto, quien animosa improvisaba un parlante con una cartulina para agitar a la gente bajo la consigna: “Trump paga tus impuestos”.

Los seguidores de Trump que pasaban por allí les ignoraban o les cuestionaban por su número. “Loveland triunfa sobre el odio", fue la consigna más presente en las pancartas del grupo convocado por Progress Now Colorado. Allí había estudiantes de secundaria, comunidad LGTB y hasta líderes religiosos, que aprovecharon para criticar también la misoginia y el odio a los inmigrantes que se promueven desde la campaña del republicano.

“Mi hijo de ocho años me dijo el otro día, ¿por qué la gente está inclinada a votar por tanto odio? Él tiene 8 años y aunque no puede votar, quiere que su voz sea escuchada y este es un gran lugar para hacerlo”, cuenta Kristen Padilla, una latina de segunda generación de parientes mexicanos y españoles. “Él quiere que otros adultos noten que él se está dando cuenta de lo que pasa”, dice sobre el pequeño Sean que está a su lado.

No somos ciudadanos de segunda clase por venir de un diferente su país. Su familia (de Trump) tampoco es de aquí, todos somos inmigrantes”, agrega mientras sostiene un cartel con la leyenda “Latinos hispanos, nosotros servimos, nosotros votamos”.

Libreto conocido

Si la temperatura actual de Colorado se pudiera medir en Loveland, que es la segunda ciudad del condado de Larimer, los números serían semejantes. Aquí según las estadísticas de la ciudad, el 54% está registrado como demócrata, el 44% como republicano y el restante 2% como independiente. De acuerdo a una encuesta publicada este mismo lunes por Mormouth University, Clinton aventaja a Trump con un 49% frente a un 38% en todo Colorado, uno de los estados oscilantes con apetecidos nueve votos electorales.

Desde 2004 cada candidato presidencial hace una parada en el Norte del estado, aunque la preferencia por Loveland es de los republicanos mientras los demócratas van a Fort Collins, apenas a 14 millas de distancia de aquí. En este mismo escenario en el que Trump está a punto de entrar, la candidata a la vicepresidencia Sarah Palin realizó una concentración en 2008 con el estadio lleno.

"Vamos a ganar Colorado por Donald Trump", dijo el general retirado del Ejército, Mike Flynn, como antesala a la presencia del magnate. La multitud gritaba “enciérrenla”, con referencia otra vez a Clinton.

El republicano apareció triunfante entre las banderas de Estados Unidos y Colorado en un estadio en el que se había parado 11 años atrás, pero esa vez en el marco de una exposición de negocios en 2005.

Hoy como candidato, comenzó hablando con la certeza de que ganará el estado. Invitó a todos a votar incluso en la jornada temprana."No podemos tener cuatro años más de Obama: la torcida Hillary va a ser peor".

En una hora de discurso repitió su promesas más polémicas como construir el muro y deportar “inmediatamente” a “2 millones de inmigrantes ilegales”. En una acusación en la que no se explayó también dijo que la semana pasada “800 inmigrantes estaban listos para ser deportados y en cambio se hicieron ciudadanos”.

Ante un público predominantemente blanco aseguró que quería un país donde también quepan “los hispanos y afroamericanos” quienes “son los que más pierden trabajos por culpa de la inmigración ilegal”.

Así repasó su libreto más conocido sin dejar de abuchear a la prensa y de presumir por la robusta audiencia. Criticó todos los cargos públicos que ha tenido su contendora Hillary Clinton y dijo que el escándalo de los "33,000 emails borrados” por ella “es peor que el Watergate”.

"He usado el sistema de impuestos para beneficiarme"

Pero tal y como lo hizo tres horas antes en Pueblo, la mayor parte de su tiempo la dedicó a defender orgulloso por qué no paga impuestos y a menospreciar, sin nombrarlos, los hallazgos del New York Times. La publicación encontró que según su declaración de 1995, Trump perdió casi 1,000 millones de dólares que le permitieron eludir impuestos en las últimas dos décadas.

“Como persona de negocios he usado el sistema de impuestos para beneficiarme a mí, a mis empleados y a mi familia", dijo orgulloso. “He venido hablando por mucho tiempo de cuán injusto es nuestro código de impuestos. Es una desgracia".

“Yo entiendo las leyes fiscales mejor que nadie”, continuó. ”Por eso vamos a enderezarlas para que sean justas”. Trump habló de la crisis inmobiliaria y de cómo pudo salir de la depresión mientras “muchos de mis competidores perdieron todo lo que tenían porque no fueron tan hábiles como yo con el sistema de impuestos".

Así, proclamándose inteligente como ningún otro ciudadano, Trump terminó su discurso y salió del escenario con el telón de fondo de una canción que muchos corearon sin entender por qué la escogió para irse. “You can't always get what you want". Así fue que Trump se despidió de la Tierra del Amor.

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