El implante que busca combatir la adicción a las medicinas contra el dolor

La oficina de istración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) aprobó este jueves un tratamiento innovador para prevenir la adicción a la heroína y los analgésicos. Se trata de un implante que istra una pequeña dosis de un fármaco al organismo para reducir la ansiedad y los síntomas de abstinencia a los opiáceos.
Una vez colocado el implante de Buprenorphine –el compuesto médico utilizado– bajo la piel en la parte superior del brazo, actúa durante seis meses. Según las imágenes que han sido difundidas por el laboratorio que lo istrará, se trata de una pequeña barra de color blanco.
"El abuso y la adicción a los opiáceos ha generado un daño devastador a las familias estadounidenses. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para crear nuevos e innovadores tratamientos que puedan ayudar a los pacientes a recuperar el control de sus vidas", dijo en un comunicado el comisionado de la FDA, Robert M. Califf.
Entre 1999 y 2014, más de 165,000 personas han muerto en Estados Unidos por sobredosis de opiáceos, según cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Incluso superan a los fallecidos por accidentes de tráfico.
Solo en 2014, los CDC calculan que dos millones de estadounidenses abusaron o generaron dependencia a estas medicinas. Los Centros incluso han identificado que entre 1999 y 2014 las tasas más altas de dependencia se registraron en personas entre 25 y 54 años.
La adicción a los opiáceos y a la heroína ya ha sido calificada por el gobierno de Estados Unidos como una "epidemia". El presidente Barack Obama reclamó en marzo mayor atención al problema, cuyos efectos consideró "devastadores".
Hasta el momento, solo había dos tratamientos basados en la Buprenorphine y aprobados para combatir esta adicción: una pastilla o una película delgada que se coloca debajo de la lengua o en la mejilla hasta que se disolviera. Cualquiera de las alternativas debe ser aplicada a diario.
Entre los efectos secundarios del nuevo implante se encuentran dolor, hinchazón y coloración rojiza en la zona en la que fue insertado; dolor de cabeza, depresión, naúseas y vómitos, dolor de espalda o en los dientes.
Por esos efectos adversos, la FDA aclara en su comunicado que el implante es solo parte de un programa completo que debe incluir terapias y apoyo psicosocial. Solo puede ser colocado por personas entrenadas y certificadas, pues amerita una pequeña cirugía.
"Hay evidencia científica que sugiere que mantener el tratamiento con estas medicinas junto con el apoyo psicológico es más efectivo para la recuperación", aseguró Nora Volkow, directora del National Institute on Drug Abuse del National Institutes of Health.
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