“¡Me quiero ir con mi papáaa!”: cómo el llanto de una niña de 6 años aceleró la reunificación con su familia en Guatemala
Desde hace tres meses las conversaciones telefónicas entre Adayanci 'Yanci' Daniela Pérez Chávez, una niña guatemalteca de 6 años, y su familia acaban de la misma manera: con la pequeña llorando desconsoladamente y sus padres, Hugo Leonel Pérez Mazariegos y Alma Lucerito Chávez, desesperados e impotentes, sin saber qué hacer a más de 2,600 millas de distancia.
La niña fue separada de su padre el pasado 12 de mayo cuando, en el momento más crítico de la aplicación de la separados de sus padres en la frontera, mientras que las noches las pasa con una familia de acogida.
Pero ni los vestidos y juguetes que le han regalado, ni los amigos nuevos, ni las actividades que hace en la escuela, donde está comenzando a aprender inglés, consiguen calmar a la niña. Cada conversación con sus papás acaba con una súplica incansable para volver con ellos: "¡Mi papá, mi papá! ¡Me quiero ir con mi papáaaaaa!", repite insistentemente en medio del llanto.
Según la madre de la niña, desde la primera vez que una trabajadora social de BCS llamó a la familia, la pequeña se preguntaba por qué su padre la había abandonado. "Yanci decía llorando: 'Mi papá me dejó aquí. Me dicen que mi papá está trabajando y va a venir pronto por mí, pero pasan los días y mi papá no viene", cuenta Alma Lucerito en conversación telefónica con Univision Noticias desde el municipio de Malacatán, en el departamento guatemalteco de San Marcos.
El padre, Hugo Leonel Pérez Mazariegos, decidió partir hacia Estados Unidos escapando de la pobreza para trabajar un tiempo y juntar dinero para construirse una casa donde poder vivir con su mujer y sus dos hijos (Yanci, de 6 años, y DiMaria Leonel, de 3), ya que en la que viven ahora es de su suegra y no saben hasta cuando podrán estar. La decisión de viajar con la mayor de sus hijas se debió a un rumor: "Oímos que estaban pasando bien (la frontera) así con niños y que no había ningún impedimento", cuenta su esposa.
"Él vino temblando, vino llorando"
Lo que no se imaginaban es que, tras cruzar la frontera, los iban a detener y a separar, y que acabarían pasando casi cuatro meses sin ver a su hija. Según el relato de Pérez Mazariegos, él firmó una orden de deportación voluntaria porque le aseguraron que, si lo hacía, le dejarían irse con Yanci, pero finalmente le tocó abordar solo un vuelo de regreso a Guatemala, un par de semanas después, sin que nadie le diera razón del destino de la pequeña. "Yo les decía que quería que mi hija se venga lo antes posible. Me la quitaron. No me la dieron y ahora llora cuando habla conmigo", afirma.
Su esposa dice que, cuando lo vio llegar solo a Malacatán, se le cayó el mundo encima. "Él vino temblando, vino llorando. Decía: 'Mi hija allá y con engaños me sacaron y no me dieron a mi hija'", recuerda.
ICE no ha respondido por el momento la solicitud de información hecha por Univision Noticias sobre el caso de Pérez Mazariegos. Sin embargo, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ha reconocido en documentos judiciales que "hay evidencia sobrecogedora de que hay padres que han firmado documentos que no entendían" y que algunos de ellos pensaban que les llevarían a reunificarse con sus hijos de manera inmediata.
La primera llamada de la trabajadora social de BCS que les puso en o con Yanci calmó a la familia, pero después vieron cómo pasaban las semanas sin saber cuándo los reunificarían y les decían que el proceso podía durar meses. En ese tiempo, la pequeña se desesperaba cada día más.
"Cuando hablamos con ella, primero platica bien y después se pone a llorar", relata la madre, que además cuenta cómo sus compañeros de escuela en Michigan, que también eran niños separados de sus padres en la frontera, se han ido yendo poco a poco conforme el gobierno ha conseguido reunificarlos, y ella se siente cada vez más sola.
"Los otros niños se van y yo no. Creo que a mí me olvidaron", le dijo en una conversación reciente a su madre. Ella dice que trata de consolarla asegurándole que pronto regresará con ellos. Pero, "¿cuándo es pronto?", insiste la niña que en los últimos días también ha preguntado a sus padres si cuando regrese lo hará caminando o en avión.
Una "salida voluntaria" agilizada por los llantos
Han pasado más de dos meses desde que la grabación de audio en la que se escuchaba llorar a niños separados en la frontera conmocionó a muchos estadounidenses, pero todavía hay más de 500 que no han conseguido volver a reunirse con sus padres.
Con su política de 'tolerancia cero', el gobierno generó un caos por el que separó a padres y niños a los que después tenía que identificar para poder establecer los vínculos familiares antes de reunificar, un proceso que le está siendo complicado. Y casos como el de Yanci demuestran que los niños siguen llorando por una separación que puede dejar traumas y daños psicológicos a los pequeños que han sido definidos por ACLU como "irreparables".
Como Yanci, buena parte de esos niños que no han sido reunificados son hijos de padres ya deportados a los que el gobierno no consiguió reunificar antes de que venciera el plazo dado por un juez federal. Pero ella, que a sus 6 años no entiende de fronteras ni de procesos legales, con sus llantos y su persistencia ha dejado claro que necesita regresar con su familia. Y eso ha ayudado a acelerar su regreso a Guatemala.
"Emocionalmente la situación estaba más difícil para ella o lo estaba tomando más fuerte que los otros niños. Para todos es un trauma, pero en ella vimos que estaba exhibiendo más señales de que el trauma le estaba afectando", explica Ana Raquel Devereaux, del Michigan Immigrant Rights Center (MIRC), el grupo que se ha encargado de representar a los cerca de 50 niños separados en la frontera que llegaron al área de Michigan, incluida Yanci.
"Llora todos los días, cada conversación con los papás es extremadamente emocional y se queda llorando. Los otros niños se acostumbran a estar aquí y no están todos los días en una situación muy difícil emocional", cuenta Devereaux. Además, la trabajadora social de BCS le contó a los papás de Yanci que, en un ataque de impotencia, la niña tomó unas tijeras y se cortó el pelo.
"Se quitó un buen pedazo de pelo en su frente y yo le digo a ella (la trabajadora social): ¿Cómo es posible que dejaran la tijera ahí? ¿Qué tal si la niña hubiera hecho otra cosa?'", lamenta la madre de Yanci. "Ella ya no quiere estar ahí y yo la verdad ya me desesperé porque no la quiero ver llorando y no quiero que la niña se enferme", explica Chávez, quien dice que llegó a plantearse pedir dinero prestado para viajar a Estados Unidos y buscar ella misma a su hija.
En Michigan, la corte de inmigración estaba dando citas para atender los casos de los niños en octubre. Preocupados por cómo le estaba afectando psicológicamente la separación a la niña, los abogados de MIRC decidieron piorizar el caso de Yanci frente a los otros cuatro niños a los que representan que aún no han sido devueltos con sus familias. En una petición conjunta con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), solicitaron a la juez de inmigración que les otorgara la "salida voluntaria" de la niña sin necesidad de hacer una cita en la corte.
El viernes 10 de agosto, Alma Lucerito Chávez recibió una llamada en su casa de Malacatán en la que le informaban que a su hija le habían aprobado la "salida voluntaria". Pero la familia aún debe esperar algunos trámites para estar juntos de nuevo. En las próximas semanas, Yanci viajará de regreso a Guatemala acompañada por al menos una agente de ICE, según le confirmó a Univision Noticias el consulado de ese país en Chicago, que se encargó de emitir el pasaporte y el permiso de viaje a la menor.
En Guatemala, su familia está tratando de conseguir dinero para comprar los boletos de autobús y completar las más de siete horas que hay entre su casa en el departamento de San Marcos y la capital, a donde llegará la niña. Una vez que regresen a su casa planean hacerle a Yanci una comida con toda la familia y sus compañeros de escuela que recuerdan a la pequeña como una buena estudiante, amante del baile.
Según su madre, sus amigos no paran de preguntar por ella: "Me están preguntando e igual su maestra y me dice: 'Pídale a Diosito y si ella viene en estos días, usted me la manda a la escuela y yo le voy a poner al día a la niña. Nosotros estamos esperando a la Yanci'".