Décadas de abusos sexuales de curas a más de 160 niños en Colorado son reveladas en una investigación federal

Al menos 166 menores fueron abusados sexualmente por 43 sacerdotes católicos en el estado de Colorado desde 1950, según concluyó el informe de una investigación federal, publicado este miércoles.
En el informe, de 263 páginas, encargado por la oficina del fiscal general de Colorado, se detallan décadas de abusos, en muchos casos denunciados y silenciados por la iglesia: una de las diócesis del estado tardó casi 20 años en disciplinar a los sacerdotes señalados de abusar sexualmente de niños.
"Esta es una historia oscura y dolorosa", dijo a la prensa el fiscal general de Colorado, Phil Weiser, quien ha hecho un llamamiento a denunciar a posibles nuevas víctimas cuyos casos y testimonios no aparecen recogidos en la investigación.
El informe contiene descripciones perturbadoras de violencia sexual e incluye archivos de la iglesia que clasificaban eufemísticamente el abuso sexual como una serie de "problemas de niños" o "violaciones de límites" causados por "nerviosismo". Tales eufemismos no se dejaron de emplear hasta finales de la década de 1990 y principios de los 2000.
Las autoridades y los funcionarios ecesiásticos anunciaron un fondo de compensación para las víctimas. Tanto las que han denunciado previamente su abuso como las que realicen denuncias en las próximas semanas podrán presentar una solicitud de indemnización.
Solo un sacerdote abusó de al menos 63 niños
El informe recoge las acusaciones contra el sacerdote Harold Robert White, quien abusó de al menos 63 niños durante de 21 años.
White, a quien la investigación describe como el "cura abusador sexual de niños más prolífico conocido en la historia de Colorado", trabajó en seis parroquias desde 1960 hasta que fue destituido del ministerio en 1993.
"Cuando abusó sexualmente de tantos niños en una parroquia que el escándalo amenazaba con estallar, la Arquidiócesis de Denver lo trasladó a otra lo suficientemente distante geográficamente como para que White no fuera conocido allí", dice textualmente el informe.
White murió en 2006, sin haber sido sometido nunca a una investigación y ni siquiera haber sido puesto en un ministerio restringido ni enviado para una evaluación psiquiátrica.
“Una fuerte cultura de renuencia” o la complicidad de la iglesia
Según el informe, la mayoría de los actos fueron cometidos por solo cinco sacerdotes, que abusaron de 102 niños.
El informe revela que, desde 1950, al menos 100 veces los líderes de la iglesia recibieron información sobre abuso sexual infantil que solo en menos de 10 ocasiones denunciaron a la policía.
Esa conducta tenía su base en en "una fuerte cultura de renuencia" para denunciar acusaciones que podrían dañar la reputación de la iglesia o de un compañero sacerdote, y no hizo más que reforzarse hasta la década de 1980, por el castigo impuesto a quienes sí denunciaron el abuso sexual infantil a las autoridades, alega la investigación, dirigida por Bob Troyer, un antiguo abogado de Estados Unidos para el estado de Colorado.
Las acusaciones más recientes que se recogen en la investigación fueron hechas en 1998 contra un cura de Denver que abusó sexualmente de cuatro menores. Los casos alcanzaron su punto álgido en las décadas de 1960 y 1970, pero los investigadores declararon que debido a las deficiencias en el mantenimiento de registros de la iglesia y a las prácticas en la elaboración de informes, no podían dar por sentado que algunos abusos no continúan en la actualidad.
"Podría decirse que la pregunta más urgente que se hace sobre nuestro trabajo es esta: ¿Hay sacerdotes de Colorado actualmente en el ministerio que hayan sido acusados de manera creíble de abusar sexualmente de niños?", plantea el informe. "La respuesta directa es solo parcialmente satisfactoria: no sabemos de ninguno, pero también sabemos que no podemos garantizar que no haya ninguno".
Una investigación "inútil", reprochan las víctimas
Los distintos grupos de víctimas de abuso del estado de Colorado calificaron la investigación de “inútil” y criticaron su dependencia de la participación voluntaria de la Iglesia Católica, a la que el propio informe acusó de ocultar por décadas la actividad criminal de sus sacerdotes.
En otras investigaciones similares que han tenido lugar en diferentes estados del país, los investigadores han podido emplear órdenes de registro y citaciones a de la iglesia.
"¿Cómo garantizar que se están obteniendo todos los archivos?", dijo a The New York Times Zach Hiner, director ejecutivo de la Red de sobrevivientes de los maltratados por los sacerdotes, o SNAP. "Aprecio que el A.G (fiscal general) esté dejando la puerta abierta para una verdadera investigación del gran jurado, y espero que él presione por esa autoridad ahora".
A diferencia de otros estados, los investigadores en Colorado no remitieron ninguna acusación de abuso sexual infantil a la oficina del fiscal de distrito, pues la mayoría de los casos eran demasiado antiguos y muchos de los acusados de abuso están muertos. Ante la fiscalía ya existen cuatro denuncias no relacionadas con la investigación.
En un comunicado, SNAP instó a los legisladores de Colorado a cambiar esas leyes para que las víctimas de abuso puedan buscar justicia.
Según el propio informe, el acuerdo con la institución religiosa también limitó significativamente el alcance de la investigación.
"No narra el abuso cometido por sacerdotes de órdenes religiosas en Colorado o por sacerdotes diocesanos antes de que fueran ordenados", explica el informe. "No informa la mala conducta sexual del clero con adultos, incluido el personal adulto de la Iglesia, como hermanas religiosas o estudiantes adultos de seminario".
“No nos esconderemos del pasado”
Samuel J. Aquila, arzobispo de Denver, dijo en una declaración en video el miércoles que su arquidiócesis "no se escondería del pasado y enfrentará el histórico abuso sexual de menores por parte de sus sacerdotes diocesanos".
"Como resultado de los esfuerzos compartidos del fiscal general y la Iglesia para que se investigue este tema y se publique un informe, varios sobrevivientes se presentaron por primera vez y es probable que se presenten más en los próximos días", dijo el arzobispo. "Si algún sobreviviente desea reunirse personalmente conmigo, mi puerta siempre está abierta".
"Sin embargo, quiero dejar claro que, en nombre mío y de la Iglesia, pido disculpas por el dolor y la pena que ha causado este abuso. Lamento esta horrible historia, pero es mi promesa continuar haciendo todo lo que pueda para que algo así nunca más vuelva a ocurrir. Mi sincera esperanza es que este informe proporcione una pequeña dosis de justicia y curación", añadió.