El asesino serial que también es dibujante: hizo los retratos de sus propias víctimas al FBI

"Las únicas cosas para las que alguna vez fui bueno son pintar y pelear", le dijo intentan verificar 93 asesinatos de mujeres que dice haber cometido entre 1970 y 2005 en una veintena de estados.
Para eso queda un largo camino, pues hasta el momento han podido apenas verificar 36 casos y no cuentan con mucha más información que las confesiones de este hombre. Sin embargo, una valiosa herramienta en esta investigación proviene de la misma fuente: el asesino recuerda no solo los detalles de sus crímenes, también tiene memoria fotográfica de sus víctimas, a quienes ha dibujado durante años.
Little, quien cumplía tres cadenas perpetuas en una prisión de Los Ángeles cuando decidió destapar casi un centenar de crímenes más que había cometido en todo el país, no es solo un exboxeador asesino. Al parecer también tiene increíbles habilidades artísticas y ha sido él mismo quien ha retratado a muchas de las mujeres que estranguló y que siguen sin ser identificadas: la herramienta que ahora usa el FBI para solicitar ayuda del público en esa labor.
Cuando el reo le dijo a los investigadores que podía dibujar a sus víctimas de memoria, estos aceptaron su ofrecimiento y le entregaron tizas, lápices pastel y acuarelas. El resultado han sido hasta ahora 16 retratos donde resaltan labios rojos, ojos ovalados y expresiones tristes. De esos, tres ya han sido relacionados con viejos crímenes que permanecían sin resolver, pero aunque concuerdan con alguno de los asesinatos confesados por Little, sus nombres siguen sin saberse.
Entre la lista de incidentes detallados por este asesino serial hay cinco Jane Does, es decir, víctimas relacionadas con un crimen existente que no han sido identificadas. Pero también hay asesinatos confesados que no han podido ser corroborados por las autoridades, de los cuales solo hay fechas aproximadas y el posible lugar donde sucedieron. En esa lista, junto a esos datos hay una descripción de la mujer, acompañada en algunos casos con uno de los retratos que el propio atacante hizo.
La Jane Doe de Maryland
Little aprendió a dibujar la primera vez que estuvo en prisión –por robar en una tienda de muebles en Ohio cuando estaba en sus 20s– y desde entonces ha sido su pasatiempo favorito.
"Tiene una habilidad artística que no esperarías de alguien como él", le dijo Bernie Nelson, detective de casos antiguos de Prince George, en Maryland, al diario The Washington Post. Él entrevistó a Little después de que una de sus descripciones coincidiera con los detalles de un viejo crimen de 1972 sin resolver en ese condado.
El retrato de una mujer con ojos verdes, cabello oscuro y labios gruesos fue publicado en diciembre por la Policía de Prince George con la esperanza de que alguien les ayude a identificar a una víctima que los detectives han llamado Jane Doe desde que encontraron sus restos en el bosque hace 46 años. "Esperamos que este boceto produzca algunas llamadas", señaló Nelson.
Se trata de una de las 16 imágenes que el FBI ha sumado a su expediente público con la intención de que generen pistas que puedan llevar a las autoridades a ponerle nombre a esas víctimas y así poder cerrar esos antiguos casos sin resolver.
Little le contó a Nelson con lujo de detalle cómo estranguló a la mujer que abandonó en el bosque de Prince George, al igual que hizo cuando confesó sus otros asesinatos. Dijo que la conoció en la vieja estación de buses de Greyhound en New York Avenue, hablaron tres días y luego manejaron a un área boscosa de Maryland para tener sexo. Allí mató a quien describió como una prostituta –su objetivo eran generalmente mujeres vulnerables: prostitutas, alcohólicas o adictas a alguna sustancia, sin hogar o con alguna necesidad–.
El detective calificó de escalofriante su conversación con el reo, quien le aseguró que su víctima era "bonita" y "atractiva", pero a modo de justificación le explicó que sus presas, según él, no eran nunca gente que alguien fuera a extrañar.
Este mismo argumento se lo expresó sin tapujos en su entrevista con la escritora Jillian Lauren: "Yo nunca maté a nadie como mi bebé inteligente aquí (la entrevistadora). Si te mato a ti, estaría en las noticias al siguiente día".
Y así fue. Al ser la mayoría de sus víctimas personas que vivían bajo las sombras de la sociedad, muchas de estas muertes no recibieron mayor atención. Una de las razones por las que era tan difícil identificar a las víctimas de Little es por la forma cómo las mataba: por sus tácticas de boxeador, su patrón era neutralizarlas con llaves o noquearlas con un poderoso golpe y luego estrangularlas. Es decir, nunca había señales de un arma homicida en la escena del crimen, no había heridas de bala o de apuñalamiento.
Varios de estos asesinatos fueron reportados como sobredosis o accidentes y no como homicidios, pues la Policía recuperaba solo cadáveres descompuestos en zonas desiertas y no tenía evidencia clara de que hubiera sido un crimen.
Las autoridades sospechan que muchos de los cuerpos nunca fueron encontrados.
"Vivo en mis dibujos, con mis bebés"
Este asesino no ha tenido inconveniente alguno en contar, incluso entre risas, cómo acabó con la vida de cada una de sus víctimas. James Holland, el guardabosques de Texas al que narró en detalle cómo estranguló a decenas de mujeres advirtió a las autoridades que este hombre se excita sexualmente en ocasiones al recordar sus asesinatos. Su comportamiento psicópata ha salido a relucir en cada uno de sus duros testimonios.
"Uy, se sentía como el cielo. ¡Se sentía como acostarse con Marilyn Mon-roe!", le respondió a la escritora cuando ella le cuestionó que cómo se sentía matarlas. Little creía que estas mujeres estaban ahí esperando a que él "terminara el trabajo", pues se imaginaba a sí mismo como una especie de ángel que las libraba de la miseria de sus vidas. Y dice que las amaba.
Irónicamente este asesino serial se refugia y se satisface con las memorias de sus crímenes. Cuando Lauren le preguntó sobre su pasatiempo y sobre qué le gustaba dibujar, le contestó que "niñas, mujeres… damas", tratando de buscar una palabra que no fuera víctimas porque él asegura que nadie entiende cuánto amor hay en su corazón por la mujeres que asesinó, a las que llama "sus bebés".
La novelista, que pasó largas jornadas hablando con él, señala –en una crónica publicada en diciembre en The New York Magazine– que aunque Little dice sentirse mal por el dolor que le causó, pensar en ellas es la única cosa que lo hace sentir vivo en su fría cueva (celda). Por eso pasa los días recordando sus asesinatos, dibujando a "sus bebés" cada vez que tiene un lápiz en la mano.
"Yo vivo en mi mente ahora. Con mis bebés. En mis dibujos", ite.