Así se está gentrificando Los Ángeles

Se supone que el transporte público, directamente, no debería causar gentrificación, es decir, la llegada de nuevas poblaciones de mayor poder adquisitivo a sectores de clase trabajadora. Pero, como indica Richard Florida, experto en geografía y crecimiento económico, este muy discutido fenómeno es el resultado de una compleja interacción de factores: densidad poblacional, educación, estado civil, segregación racial, antigüedad de los bienes raíces existentes y cercanía a un distrito principal de negocios.
Sin embargo, algunos estudios han mostrado una correlación entre el al transporte y la gentrificación. Dotar de este servicio a un barrio puede traer consigo cambios en el mercado inmobiliario local, el cual, de rebote, puede tornarse excluyente para los residentes con más bajos ingresos. Aun así, los pobres estadounidenses pudieran ganar tremendamente del hecho de vivir cerca de una parada de autobús o una estación de trenes. En otras palabras, no son ellos precisamente, sino los más ricos, quienes pueden, en últimas, pagar el alto precio de vivir en estas áreas.
Pareciera no haber un mejor lugar que Los Ángeles para evaluar el fenómeno de la gentrificación relativa al transporte, una ciudad que ha venido buscando expandir y fortalecer su sistema de transporte público desde los noventas. Y he ahí justamente lo que los investigadores de Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) han tratado de describir mediante un nuevo mapa, el cual ilustra dónde el cambio del barrio está teniendo lugar dentro de la ciudad, y cómo se relaciona este con el transporte.
“Los Ángeles ha sido históricamente la ciudad en expansión, la urbe gobernada por la cultura del automóvil, pero estamos viendo los inicios de un nuevo proceso de apreciación del barrio, que lo entiende como un espacio más denso y diferente”, dijo a CityLab Paul Ong, profesor de planificación urbana en UCLA. “Esos cambios traen muchas ventajas…Queremos asegurarnos de que ellos están ocurriendo de una forma que no perjudica a la población menos favorecida”.
Este es el segundo mapa, diseñado por el Proyecto de Desplazamiento Urbano, una iniciativa de la UCLA y la Universidad de California (Berkeley), en colaboración con la Junta de Recursos del Aire del Estado de California (ARB, por sus siglas en inglés). Este se basa en distintos conjuntos de datos y cuenta con una metodología ligeramente diferente de la del primero, el cual se enfocaba más bien en la gentrificación y el desplazamiento en el área de la Bahía de San Francisco.
El nuevo mapa de Los Ángeles visualiza dos tipos de análisis espaciales: el de ‘exclusividad’ y el de gentrificación. En el primero de ellos, los investigadores dan seguimiento a las transformaciones económicas y demográficas en todos los tramos censados a través de indicadores como los niveles de educación y de ingreso en los hogares. Por su parte, el análisis de la gentrificación, de modo similar al desarrollado por Governing magazine, se centra en los cambios en el mercado de arrendamientos, en la composición étnica y racial, y en la salud económica de las áreas de bajos ingresos.
El resultado de estos análisis es impactante. Entre 2000 y 2013, los barrios mejor dotados de transporte generalmente se tornaban más costosos comparados con otras áreas de limitado a este servicio, y, por supuesto, sus residentes solían ser más blancos, más ricos, y más educados. Durante este mismo período, dichos barrios perdieron por montones sus residentes de bajos ingresos y de clase obrera.
En los mapas de la izquierda, abajo (relativos al análisis de exclusividad), las zonas en rojo censadas corroboran un ascenso de la exclusividad entre 2000 y 2013. Esto significa mayores incrementos en niveles de ingreso y educación, entre otras cosas. Las zonas azules, por su parte, solo han cambiado moderadamente. Por otro lado, los mapas de la ventana derecha muestran áreas que se gentrificaron solo en los noventas (en verde); solo desde 2000 (en azul); o en todo ese gran período (en rojo). Y también aquellas áreas que pudieran exponerse a la gentrificación a futuro (en amarillo).
Estas transformaciones se localizan completamente en la zona del centro de la ciudad, Long Beach, y Pasadena, las cuales reciben ahora el servicio del Metrorail. Los investigadores explican por qué, en el sitio web:
“Los impactos de los cambios varían según las localidades, pero los mayores parecen darse alrededor del centro de la ciudad, donde el desarrollo orientado al transporte interactúa con otras intervenciones que buscan revitalizar el tejido urbano”.

El Downtown de Los Ángeles ha sido un foco de gentrificación en la ciudad durante las últimas dos décadas (UCLA/Urban Displacement Project).

El área cercana a Long Beach ha estado bajo un importante proceso de gentrificación, el que fue especialmente marcado en los 90 (UCLA/Urban Displacement Project).

Los vecindarios alrededor de Pasadena han aumentado en su valor financiero (UCLA/Urban Displacement Project).
Por supuesto, la conexión entre la gentrificación y el verdadero desplazamiento es difícil de medir. Datos como en los que se basa el Proyecto de Desplazamiento Urbano no nos dicen, de hecho, quién se está moviendo, hacia dónde, ni por qué motivos. Encima, estos mapas tienen un profundo carácter descriptivo: no predicen con total seguridad lo que sucederá en estos lugares. Sin embargo, estas visualizaciones ayudan a los legisladores, a las organizaciones sin fines de lucro y, en general, a todo ciudadano sensibilizado con el problema, a localizar dónde es que se requiere una atención especial para con las comunidades de bajos ingresos, de forma tal que puedan permanecer y beneficiarse de los cambios positivos relacionados con el transporte.
“Cuando el sector público invierte, debería hacerlo de una manera que asegure la justicia y la igualdad en la distribución de los beneficios”, sostiene Ong.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.