null: nullpx
CityLab Salud

Las grandes ciudades te harán vivir más años

Las urbes más pobladas, mejor educadas y más amigables con los inmigrantes tienen mayores tasas de longevidad, especialmente en el caso de las personas de bajos ingresos.
Patrocina:
24 Ene 2018 – 12:09 PM EST
Comparte
Default image alt
Las ciudades densas, como Nueva York, ayudarían a mantenerte más sano. En la foto, en Puente de Brooklyn. Crédito: JANIFEST/iStock

Una de las más provocadoras investigaciones sociales de la última década fue realizada por el Equality of Opportunity Project (Proyecto para la Igualdad de Oportunidades), liderado por Raj Chetty, economista de la Universidad de Stanford. Uno de sus estudios analiza los factores que contribuyen a la movilidad económica intergeneracional, es decir, cómo diferentes comunidades permiten el ‘sueño americano’ y que las personas de más bajos ingresos puedan ascender económicamente. En otro proyecto investigativo, Chetty y sus colegas han examinado cómo la esperanza de vida varía de una comunidad a otra.

La mayor parte del informe se reserva a la relación entre longevidad e ingresos, algo que ha sido bien documentado en otros sitios. Este resalta patrones que cualquiera, dados los problemas de desigualdad en Estados Unidos, habría sospechado durante mucho tiempo: que la esperanza de vida está fuertemente relacionada con el nivel de ingresos y que la brecha de esperanza de vida entre quienes ganan mucho y poco ha crecido. Con este reporte, esto ha quedado corroborado, en detalle, a partir de datos concretos.

Debido a que Chetty y los demás investigadores también analizaron los datos tomando en cuenta las zonas de transporte diario de la gente (análogos a un área metropolitana) y los condados, podemos sacar conclusiones importantes acerca del vínculo entre el lugar de residencia y la esperanza de vida, justo como lo hacía su anterior estudio, que hacía corresponder región y oportunidad económica. De acuerdo con sus resultados, ambientes urbanos desarrollados y diversos pueden impulsar la longevidad de sus habitantes, especialmente entre aquellos que ganan menos dinero.

Mira este mapa que muestra la esperanza de vida, por condados, en Estados Unidos, Mientras más claro, más se vive:

Esta amplia variación en la esperanza de vida por regiones permite observar algunas características propias de comunidades que están más estrechamente ligadas a la longevidad. A continuación, reproducimos un gráfico que aparece en el informe de Chetty, y que muestra la correlación entre una serie de rasgos regionales y la esperanza de vida de las personas en el cuartil inferior de ingresos.

¿Qué hábitos te estarían haciendo vivir más (o menos)?
En la siguiente tabla se explica la relación entre entre esperanza de vida y distintos indicadores. Cuando el número es positivo, la esperanza de vida aumenta si ese indicador local aumenta. Los valores negativos apuntan a que la esperanza de vida disminuye cuando aumenta el valor de esta característica local. Estos datos tienen un intervalo de confianza de un 95%.
Correlación (de -1 a 1)
COMPORTAMIENTOS DE SALUD
Fumadores actuales -0.69
Obesidad -0.47
Índice de ejercicios 0.32
A SALUD
Porcentaje de personas con seguro 0.1
Dólares de medicare por persona inscrita -0.09
Índice de mortalidad en hospital luego de 30 días -0.31
Índice de cuidados preventivos 0.05
FACTORES AMBIENTALES
Segregación por ingresos 0.26
DESIGUALDAD DE INGRESOS Y COHESIÓN SOCIAL
Índice Gini (desigualdad) 0.2
Índice por capital social -0.26
Porcentaje de personas religiosas 0.12
Porcentaje de adultos de raza negra -0.06
CONDICIONES DEL MERCADO LABORAL LOCAL
Desempleo en 2000 0.11
Porcentaje de cambio de población (1980-2000) 0.16
Porcentaje de cambio en la fuerza laboral (1980-2000) 0.09
OTROS FACTORES
Porcentaje de inmigrantes 0.72
Valor medio de vivienda 0.66
Gastos del gobierno local 0.57
Densidad poblacional 0.48
Porcentaje de graduados de la universidad (college) 0.42
FUENTE: Equality of Opportunity Project | UNIVISION

Estos números explican la correlación entre esperanza de vida y distintos indicadores. Cuando el número es positivo, la esperanza de vida aumenta cuando ese indicador local aumenta. Los valores negativos apuntan a que la esperanza de vida disminuye cuando aumenta el valor de esta característica local.

En parte, estas estadísticas afirman lo que ya sabíamos : los lugares en que las personas fuman más y la obesidad prevalece exhiben una menor esperanza de vida. Mientras tanto, donde se realiza más ejercicio físico, la gente vive más. Las variaciones regionales en materia de comportamientos clave de salud son reflejadas directamente en la esperanza de vida de los pobres. Ahora bien, el informe levanta algunas dudas sobre otros factores que tienden a verse como influyentes en la salud y la mortalidad. Chetty y compañía se enfrascaron en el análisis de la función de un grupo de medidas de atención médica, la presencia de capital social, y el papel de la desigualdad y el desempleo. De este modo hallaron que las variaciones regionales asociadas a estas características suponían correlaciones débiles –si es que algún tipo de correlación- con respecto a las variaciones regionales en términos de esperanza de vida.

La inesperada importancia del lugar donde vives

El resultado más interesante de este informe es la fuerte y consistente contribución positiva a la esperanza de vida de numerosas variables comunitarias. En otras palabras, la gente pobre tiende a vivir más en lugares con más inmigrantes, viviendas más caras, mayor gasto público local, más densidad y con una población más educada. Analice cada una de las cinco características en la categoría ‘Otros factores’ en la tabla anterior.


Estos datos vienen a evidenciar una cadena de fuertes correlaciones positivas. Los lugares con más inmigrantes, como dijimos antes, cuentan con una mayor esperanza de vida para los más pobres. Lo mismo pasa con las zonas en que son menos asequibles las viviendas. Pero, por si fuera poco, el pobre también vive más tiempo en los sitios con mayores niveles de gasto público, de mayor densidad y con una población mejor educada. Tomadas en conjunto, estas correlaciones sugieren la importancia de efectos secundarios positivos de los enclaves urbanos saludables. Las grandes ciudades tienden a tener las mayores densidades. Las megalópolis suelen seducir a más inmigrantes, a gastar más en obras y proyectos públicos y cuentan con mejores niveles educativos. Dicho de otro modo: mientras más próspera es una ciudad, mayor será la esperanza de vida de su población pobre.

A continuación, los autores explican esta impensada relación:

"El patrón más fuerte en los datos fue que los individuos de más bajos ingresos tienden a vivir más tiempo (y a tener hábitos más saludables) en ciudades con residentes mejor educados, mayores ingresos, y mayores niveles de gasto público, tales como Nueva York (Nueva York) y San Francisco (California). En estas urbes, la esperanza de vida de quienes ocupan el 5% inferior en la escala de ingresos era, aproximadamente, de 80 años. En cambio, en ciudades como Gary (Indiana) y Detroit (Michigan), era de 75 años. Las personas de bajos ingresos que habitan ciudades mejor educadas y con mayores ingresos también experimentaron, durante la década de 2000, mejores resultados en lo que a esperanza de vida se refería".


Como se ha señalado, estas correlaciones no implican causalidad. Algunos de los efectos pueden tener algo que ver con aquellos que eligen por sí mismos mudarse a las ciudades, como los inmigrantes. Pero la fortaleza de estas correlaciones (y la ausencia de otras variables como el a la atención médica) señala la necesidad de mayores análisis. Como siempre, frente a este tipo de estudios estadísticos hay que hacer algunas salvedades: el informe representa solo un primer paso en el examen de las correlaciones entre variables geográficas y la esperanza de vida. Este pone de manifiesto el vínculo simple y directo entre cada variable analizada y la esperanza de vida, pero no mide ninguna interacción entre variables. De ahí que no está de más recordar que correlación no implica causalidad. Es decir, porque observamos que mientras una variable cambia también cambia la otra, eso no quiere decir que una tiene efecto sobre la otra. Sin embargo, valorando la correlación entre las características locales seleccionadas y la esperanza de vida, podemos empezar a responder algunas de las preguntas en torno a qué aspectos del ambiente físico afectan la calidad de vida.

Las conclusiones de esta pesquisa no son del todo novedosas (aunque sí lo son estadísticamente), pues hace algún tiempo existe un cuerpo de evidencias que avala la afirmación de que las ciudades son más saludables. Sabemos que los residentes urbanos tienden a caminar más, factor primordial que coadyuva a la longevidad. A su vez, conducen menos sus autos, por lo que no sufren tantos accidentes de tránsito ni llevan el estilo sedentario de una vida dependiente de los autos. También es sabido que las metrópolis con altos índices de innovación, productividad y económicamente exitosas suelen contar con una educada base poblacional; en este contexto, los datos encontrados dejan entrever que puede haber importantes beneficios colaterales en términos de esperanza de vida, incluso para aquellos de relativamente bajos ingresos.

“Larga vida y prosperidad” era la famosa exhortación que hacía Spock en Star Trek. Junto al estudio previo sobre las conexiones entre el lugar y la movilidad intergeneracional, este nuevo trabajo, que subraya el papel de las características comunitarias en la esperanza de vida, desvela que las grandes y boyantes ciudades tienen una importancia fundamental en el cumplimiento de ese doble objetivo.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en City Observatory y en CityLab.com.

Loading
Cargando galería
Comparte
RELACIONADOS:Salud