El legado del plomo en los vecindarios de minorías: más abortos espontáneos y menos fecundidad

Cuando la ciudad de Flint, Michigan, cambió temporalmente su fuente de agua al río Flint en 2014, no purificó el agua adecuadamente. El agua del río no tratada corroyó las tuberías, lo que permitió que el plomo se filtrara al agua. Las pruebas revelaron que los niveles de plomo en el agua de la región eran más altos que los de desechos peligrosos, pero la ciudad no les advirtió a los residentes del peligro durante meses. Los funcionarios estatales ahora enfrentan cargos criminales por su papel en el asunto.
Las devastadoras consecuencias para la salud de este fallo ahora son claras. Un nuevo documento reveló que l a crisis de plomo en la ciudad puede haber provocado una caída en las tasas de natalidad y un aumento vertiginoso de los abortos no deseados o espontáneos. Para eeste documento de trabajo, Daniel Grossman de la Universidad de West Virginia y David Slusky de la Universidad de Kansas compararon las tasas de fertilidad en Flint con las de otras ciudades de Michigan antes y después de que Flint cambiara su fuente de agua en 2014.
Encontraron que la fertilidad, o la tasa de natalidad, disminuyó en un 12% entre las mujeres de Flint. Por su parte, la tasa de mortalidad fetal aumentó en un 58%. Los autores describen la diferencia como "horriblemente grande", pero dicen que aún se queda por debajo de la cifra real, porque no incluye los abortos espontáneos que ocurrieron antes de la 20ª semana de gestación, que es cuando la mayoría de los hospitales comienzan llevar las estadísticas. No es que a las mujeres no les preocupara el plomo y optaran por no tener hijos: lamentablemente, lo más probable es que no estuvieran al tanto de esta amenaza.
Comparación de tasas de fertilidad en Flint y otras ciudades
En la línea roja se puede ver cómo descendió brutalmente la fertilidad en Flint luego de que el agua contaminada comenzara a ser consumida por la población (Grossman y Slusky).
Estudios anteriores han revelado de manera similar que el plomo en el agua potable en Washington DC a principios de la década de 2000 provocó una disminución de un 12% en la tasa de fertilidad y un aumento de un 32% a un 63% en la tasa de mortalidad fetal.
"En general, encontramos que aproximadamente nacieron 275 niños menos en Flint de lo que hubiéramos esperado si la ciudad no hubiese cambiado su fuente de agua", dijo Grossman en un comunicado .
Los bebés nacidos en Flint también fueron levemente, aunque no mucho, menos saludables que en otros lugares. Pero los autores advierten que esos niños aún deben enfrentar la mayor parte de los impactos negativos del plomo en la salud, los que verían en el futuro de su vida. La exposición al plomo puede causar "un menor rendimiento educativo, un aumento de los problemas de conducta y el comportamiento delictivo, y peores resultados en el mercado laboral", escriben los autores. La toxina puede disminuir el cociente intelectual, potencialmente de por vida. La cantidad de niños de Flint con sangre envenenada con plomo casi se duplicó después de que la ciudad cambiara las fuentes de agua.
Flint es otro ejemplo más de cómo el medioambiente y las decisiones políticas de alto nivel, pueden dañar la salud de las comunidades de color de bajos ingresos. Los residentes de Flint son en su mayoría de raza negra, según el Washington Post, y es la ciudad más pobre del país. Pero este caso dista mucho de ser el único momento en que las personas de bajos ingresos y las personas de color se han visto desproporcionadamente afectadas por el plomo. Los estudios han demostrado que los vecindarios de minorías tienen, en promedio, más probabilidades de verse afectados por la toxicidad del plomo que las áreas predominantemente blancas.
El problema a menudo comienza con la segregación de la vivienda, que crea zonas de viviendas sin inspecciones o renovaciones. Como informó mi colega Vann Newkirk, en Nueva Orleans, "la discriminación en la vivienda en la ciudad había forzado a generaciones de residentes de raza negra hacia distritos y vecindarios segregados, a menudo ubicados en las zonas con mayor riesgo de envenenamiento por plomo e inundaciones". La autoridad de vivienda de la ciudad, HANO, escribió mi colega, "simplemente no respondió a miles de quejas ni hizo que las viviendas cumplieran los requisitos mínimos de habitabilidad". En 1994, 15 años después de que HANO fuera catalogada como una entidad "problemática", los inspectores del HUD visitaron 150 unidades en el vecindario y descubrieron que ninguna de las 150 unidades cumplía con los estándares —tenían problemas como pintura de plomo descascarada, exposición al asbesto y enormes plagas de cucarachas— y que ninguna de las unidades se había modernizado en lo absoluto en 10 años.
En Baltimore, se descubrió que más de 65,000 niños tenían niveles altos de plomo en sangre entre 1993 y 2013, según FiveThirtyEight, o tres veces la tasa nacional. Freddie Gray, quien murió bajo custodia policial después de crecer en uno de los vecindarios más pobres de Baltimore, recibió una indemnización por envenenamiento con plomo. Según The Baltimore Sun, "los expertos sugieren que la discapacidad mental de Grey a causa del envenenamiento con plomo podría haber influido en sus dificultades en la escuela y su participación en el tráfico de drogas".
Aunque Baltimore ha hecho grandes avances en la reducción de plomo, la ciudad también ha reconocido la relación entre sus hogares contaminados con plomo y sus tasas históricamente altas de mortalidad fetal e infantil.
Las consecuencias del plomo para la salud se conocen desde hace décadas. Pero incluso después de que se conocieran con certeza, los líderes de la industria y los legisladores a veces culpaban a las personas afectadas por sus propias dolencias.
Como Laura Bliss reportó para CityLab , una reunión en 1957 de la Asociación de Salud y Seguridad para las Industrias de Plomo incluyó la isión del director Manfred Bowditch de que "la principal fuente de problemas es el descascaramiento de la pintura con plomo en las antiguas viviendas en los asentamientos informales de nuestras ciudades más antiguas". "Fue necesario", escribió Bliss, "educar a los padres sobre el riesgo de la pintura con plomo", se quejó Bowditch a un colega en 1956. "Pero la mayoría de los casos ocurren en familias negras y puertorriqueñas, y ¿cómo se puede hacer ese trabajo?".
Este artículo apareció originalmente en The Atlantic y en CityLab.com.