Casi un millón de niños están en riesgo de no ser contados en el Censo y esto pone en peligro fondos vitales para el bienestar infantil

El país ha visto una mejora en el bienestar infantil en los últimos años: más niños cuentan con un seguro de salud, más adolescentes se gradúan de la escuela secundaria y menos niños viven en la pobreza. Pero esos pequeños progresos se pueden perder si los niños no son contados debidamente en el próximo censo de 2020.
Según un estudio anual exhaustivo sobre el bienestar de los niños en EE.UU. publicado este miércoles por la Fundación Annie E. Casey, casi una cuarta parte de los niños más pequeños del país (casi un millón), corren el riesgo de no ser contados en el próximo censo. Esto pondría en peligro el futuro de unos 300 programas financiados por el gobierno federal que han impulsado el éxito infantil, como Medicaid, SNAP, CHIP y Head Start. Los datos del censo se utilizan para asignar más de 800 mil millones de dólares al año para programas federales como estos.
¿Qué podría significar una falta de fondos?
Según los autores del estudio, esto podría traducirse en un futuro de aulas superpobladas, programas de Head Start (de estimulación temprana para niños de bajos recursos) cerrados, salas de emergencia con poco personal y más niños sin atención médica.
Laura Speer, directora asociada para reforma de políticas y defensa de derechos en la Casey Foundation, explicó que obtener datos confiables en el censo es crítico para sustentar decisiones que mejoren las vidas de los niños en el país.
“Un censo impreciso amenaza con socavar recursos esenciales para comunidades y erosionar muchos de los avances logrados en los últimos años para nuestros niños -particularmente para los niños (latinos y de otras minorías) en los años que vienen”, dijo Speer.
Este Censo, además, las condiciones para los latinos son distintas.
“La inclusión de la pregunta de ciudadania tiene la capacidad de tener grandes consecuencias para los latinos y las comunidades donde viven”, le explicó Flor Gutierrez, asociada senior de la Fundación Casey, a Univision Noticias. Y, continuó Gutierrez, si juntamos eso con la desconfianza de que el gobierno pueda proteger sus datos, es probable que mucha gente decida no rellenar el censo en el 2020.
Gutierrez explicó que los latinos y los niños de familias pobres son los más probables de ser excluidos del censo. “Para el gobierno esos niños no existen, sus necesidades no existen”, dijo. “Los recursos que deberían llegar a sus comunidades, no llegan”.
Pero además, los niños de color y de familias inmigrantes son “los que tienen mas por perder”.
“La exclusion de estos niños y sus familias priva a los que ya son vulnerables de no recibir recursos para que prosperen. No solo recursos, también es una cuestión de representación”.
Tendencias nacionales en bienestar infantil
El estudio, titulado ‘Libro de Datos 2018 KIDS COUNT’, recoge información de varias fuentes (entre ellas el Departamento de Educación y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades) para enfocarse en tendencias claves en los años después de la recesión, a partir del 2008. Mide el bienestar infantil en cuatro aspectos: bienestar económico, educación, salud, y familia y comunidad.
Este año, el estudio muestra como una economía más sólida está rindiendo mejores resultados para los padres y para sus hijos. Vemos que, aunque en 2016 uno de cada cinco niños vivía en la pobreza y 13% de los niños vivía en un barrio altamente pobre, el número de niños que viven en la pobreza disminuyó en casi 1.6 millones comparado con las cifras de hace cinco años.
Además, el porcentaje de niños con seguro de médico subió levemente, gracias a una combinación de provisiones y expansiones claves de programas de salud pública, como Obamacare.
También hay más padres con empleo y son menos las familias que gastan un porcentaje desproporcionado de su ingreso en costos de vivienda.
Sin embargo, hay resultados mixtos o un progreso estancado en otras áreas. Persisten disparidades preocupantes entre niños latinos o negros y aquellos de familias de bajos ingresos e inmigrantes. Por esto, para estas poblaciones de niños más vulnerables, es vital que los números sean lo más exactos posibles.
¿Cómo lograr un censo más preciso?
La Fundación Casey ofrece estas recomendaciones:
- Maximizar la capacidad de la Oficina del Censo: Los legisladores federales deberían financiar iniciativas de divulgación del censo, y la istración debe designar un director permanente para que dirija la agencia.
- Financiar actividades de divulgación estatales y locales: Los gobiernos estatales y locales, así como organizaciones comunitarias, tienen que invertir en programas de divulgación en torno al censo para asegurar que las comunidades más vulnerables sean contadas.
- Expandir el círculo de mensajeros de confianza: Ampliar el círculo de personas (desde maestros, a proveedores de cuidado infantil y de las iglesias) y organizaciones (desde escuelas públicas a bibliotecas) que puedan divulgar y hablar del censo en sus comunidades a fin de llegar a familias difíciles de ar y fomentar la participación entre las personas con mayor probabilidad de quedar excluidas del conteo.
- Abordar la brecha digital: Ofrecer en línea para todas las familias para que participen en el censo, ya sea en bibliotecas o en escuelas locales.
- Tocar los problemas de privacidad y confidencialidad: Considerando la creciente desconfianza y el temor de la gente a que sus datos se filtren y sean públicos, es crítico que los oficiales del gobierno aseguren la protección de los datos de los encuestados. Hay protecciones legales fuertes que prohiben que los datos sean compartidos. El personal del censo jura de por vida no compartir esos datos. Y violar ese juramento se castiga con multas o prisión.