El destructor estadounidense USS Mason sufre un segundo ataque con misiles desde Yemen en menos de cuatro días
El destructor estadounidense USS Mason sufrió este miércoles un nuevo ataque con misiles lanzados desde Yemen, el segundo desde que el pasado domingo dos misiles fueran también disparados contra la embarcación de la Marina, según informaron oficiales estadounidenses.
El destructor, que no fue alcanzado, respondió con disparos defensivos, informó la agencia Reuters.
Este nuevo ataque lanzado desde el territorio controlado por los rebeldes hutíes pone más presión sobre Washington para buscar una respuesta a estas provocaciones.
Estados Unidos estaba ya estudiando qué acciones militares podía llevar a cabo tras el primer ataque.
Este martes, un portavoz del Pentágono afirmó que están reuniendo todas las informaciones y pruebas de lo ocurrido para determinar quién realizo el ataque aparentemente contra el destructor USS Mason, que se encontraba a unas 12 millas náuticas de la costa. Pese a que el capitán Jeff Davis no confirmó que esté prevista ninguna acción concreta sí especificó que "vamos a encontrar a quien lo hizo y actuaremos en consecuencia".
Davis además advirtió que "cualquiera que pone en peligro las embarcaciones de la Marina estadounidense lo hace bajo su propio riesgo".
Por ahora, se desconoce realmente quién lanzó el ataque. "Los misiles fueron lanzados desde el territorio controlado por los hutíes en Yemen", confirmó el pasado domingo el capitán Jeff Davis. Fueron lanzados con una diferencia de tan solo 60 minutos.
En la actualidad Yemen se encuentra en una guerra civil que se ha cobrado hasta el pasado 30 de agosto unas 10,000 vidas, según las Naciones Unidas.
En marzo de 2015, una coalición de países árabes -liderada por Arabia Saudita- iniciaron una campaña contra los rebeldes chiitas (conocidos como hutíes), que controlan la capital Sana con ayuda de Irán.
Los rebeldes hutíes han presuntamente amenazado y atacado naves que apoyaban a sus enemigos sunitas.
El ataque de misiles del domingo se produjo un día después de que un bombardeo en la capital, atribuido a la coalición liderada por Arabia Saudita, dejara 140 muertos y más de 530 heridos. Las Naciones Unidas, por su parte, reclamaron una investigación internacional por posibles crímenes de guerra.