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    "Ya no soporto mi cuerpo": la súplica de una joven chilena para que la dejen morir

    Paula Díaz ha conmocionado a Chile tras conocerse un video en el que, desesperada, le pide al gobierno que le apliquen la eutanasia, una práctica que no regula la ley de su país. La joven de 19 años que lleva cuatro años postrada en cama por una enfermedad degenerativa dice que ya no soporta los intensos dolores que siente.
    8 Feb 2018 – 05:17 PM EST
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    Paula Díaz dice que ya no sabe qué hacer, que presidenta chilena, Michelle Bachelet, para que la ayuden a morir con dignidad, algo que no está regulado en su país.

    "Solo pido descanso. Le suplico que me de la eutanasia porque ya no soporto mi cuerpo, no soporto no poder apoyarlo. Mi cuerpo está desgarrado. Ninguna parte puedo apoyar que no me duela o que no se rompa", se lamenta la joven en un video de más de dos minutos dirigido a la mandataria, que ha sido replicado por miles de personas en las redes sociales con la etiqueta #JusticiaParaPaula. "Cómo no pueden entender que ya no puedo más, que he hecho todo lo que me han dispuesto, he tomado de todo, pero nada me calma. Le suplico, le ruego que me de descanso por favor. Ya no puedo esperar otro día. Esto es una tortura", asegura.

    La solicitud de Díaz, en la que también invita a Bachelet a visitarla para que conozca el drama que vive de primera mano, ha impactado a Chile, que no dispone de una regulación sobre la eutanasia médica y el suicidio asistido. Además, reabre el debate sobre la muerte digna en el país que se vio impactado por un caso similar en 2014 cuando Valentina Maureira, una niña de 14 años que sufría de fibrosis quística y que le pidió a Bachelet que le diera autorización para quedarse "dormida para siempre".

    Paula Díaz era una niña sana y feliz, como demuestran los videos publicados por sus familiares, hasta que en agosto de 2013 fue vacunada en su colegio de Talca, la ciudad del centro de Chile en la que vive, y comenzó a presentar una serie de "efectos adversos a los cuales los médicos no han podido dar tratamiento y pronóstico certero", según explica su madre, Macarena Díaz Ahumada, en una carta firmada en diciembre del año pasado y dirigida al senador Alejandro Navarro Brain.

    "Mi hija pide una inyección que le duerma para siempre"

    Después, comenzó a tener síntomas no conectados entre sí que se han ido agravando con el tiempo. "Hoy Paula presenta un serio daño neurológico, movimientos involuntarios, pérdida de conciencia, parálisis del nervio craneal y extremidades, epilepsia, inflamación del cerebro, encefalitis, convulsiones, dolor crónico, pérdida de control de esfínter, entre otros síntomas", continúa la madre en su relato al senador.


    Por todo ello, la joven requiere cuidado permanente y hospitalizaciones frecuentes, lo que obligó a su madre a renunciar a su trabajo como profesora para atenderla. "Estoy inmensamente destruida, colapsando a cada segundo y no sé de dónde sacar fuerza para seguir avanzando", le dice Díaz Ahumada al senador en su texto en el que le explica que se ve impotente por sus limitaciones económicas y busca una forma de brindar alivio al dolor de su hija.

    "Mi hija exige descanso, pide una inyección que la duerma para siempre", concluye la madre. "¡Esto cansa, esto duele! Nunca pensé que duraría tanto tiempo y sería tan duro, al punto de arrebatarnos la esperanza de vida!".

    En su presentación de la carta al Senado el 6 de diciembre, Navarro Brain pidió que se le hiciera llegar el caso a la presidenta Bachelet, a la ministra de Salud y a otros altos funcionarios competentes "para que el gobierno brinde toda la ayuda posible". Sin embargo, más de dos meses después, la familia de Paula Díaz sigue con su particular viacrucis y tocando puertas para exigir que la joven tenga derecho a una muerte digna.

    El segundo caso para Bachelet

    "Nosotros sabemos que la presidenta no puede ella directamente aplicar o autorizar la eutanasia", reconoce la hermana mayor de Paula, Vanessa Díaz, en declaraciones a Univision Noticias. Pero su familia siente que ya ha agotado todas las alternativas: han visto a diversos médicos y neurólogos y han recorrido muchas clínicas y ninguno les ha dado solución. "También hemos tratado de buscar terapias alternativas, otros tipos de medicina, pero ninguna de ellas ha podido dar una luz de esperanza para que podamos saber qué es lo que pasa con mi hermana", explica.


    Y todo lo que ven es a su hermana sufrir día tras día: "Los días para mi hermana son eternos, son todos iguales. No duerme, los minutos que duerme son porque su cuerpo se desmaya a causa del dolor", afirma. "Lo que ella no tiene no es vida".

    Por eso, dice que agotará todas las instancias hasta que "el estado de Chile se haga responsable" de su hermana. Por el momento, la presidenta Bachelet no ha respondido al llamado de Díaz. No obstante, no es el primer caso de este tipo al que se tiene que enfrentar.

    En febrero de 2015, Valentina Maureira, una adolescente de 14 años que sufría de fibrosis quística pidió a la presidenta que le permitiera aplicar la eutanasia porque estaba "cansada de vivir" con la enfermedad. Bachelet la visitó en el Hospital Clínico de la Universidad Católica de Santiago.

    En aquella ocasión, el gobierno dijo que la eutanasia no estaba contemplada en la legislación chilena, pero le ofreció apoyo psicológico y tratamiento médico para mejorar sus condiciones de vida hasta que el 14 de mayo de ese mismo año falleció debido a su enfermedad.

    El caso de Díaz ha reabierto ahora el debate sobre qué hacer en este tipo de casos. Y si bien la presidenta aún no se ha pronunciado, sí que lo hizo el portavoz del gobierno, Omar Jara: "Nos parece un caso tremendamente conmovedor, pero no existe en nuestra legislación la eutanasia, por lo tanto es un tema de futuro", apuntó sin dar muchas esperanzas a la familia.

    No obstante, ya han surgido algunas voces en la arena política, como el diputado del Partido Liberal de Chile Vlado Mirosevic, que consideran que "debe respetarse" la voluntad de la joven debido a que es un paciente que tiene un diagnóstico terminal.

    "Sabe que su enfermedad es muy dolorosa y está sufriendo. Lo lógico es que la sociedad chilena, el Gobierno y el Estado en general respete la voluntad para que ponga fin a su vida", apuntó Mirosevic.

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