¿Qué desencadenó la escalada de la política estadounidense hacia Venezuela?
Dos días después de asumir el cargo en enero de 2017, el presidente Donald Trump sorprendió al personal de la Casa Blanca al solicitar una reunión informativa sobre Venezuela. En ese momento, Fernando Cutz era miembro del personal del Consejo de Seguridad Nacional como Director del Presidente para América del Sur.
"Sea cual fuere la razón, y honestamente no sé cuál fue, el Presidente Trump comenzó el Día Uno, literalmente el Día Uno, preguntando sobre Venezuela. Así que fue una prioridad suya desde el principio", dijo Cutz en un foro en el Wilson Center, un grupo de expertos de Washington, después de que dejó el gobierno el año pasado.
Cutz no lo sabía, pero la semilla se había sembrado unos días antes de la toma de posesión de Trump durante una reunión informal en la Trump Tower en Nueva York. Trump había invitado a algunos amigos del sur de la Florida a visitarlo, entre ellos Freddy Balsera, un demócrata cubano-estadounidense que representa al magnate inmobiliario en varios proyectos de golf en el sur de la Florida.
Durante la reunión, Trump le pidió a Balsera algunos consejos sobre lo que a los residentes de sur de Florida les gustaría que él hiciera como presidente, según testigos. Balsera mencionó que les gustaría que adoptara una postura más dura contra el régimen de Maduro en Venezuela, y agregó que tendría apoyo bipartidista y podría lograr una buena victoria en materia de política exterior.
El yerno del presidente y consejero cercano, Jared Kushner, estaba en la sala y estuvo atento a lo anterior, dijeron las fuentes. Balsera les contó a Trump y Kushner sobre el prisionero político más famoso de Venezuela: Leopoldo López Y tenía una sugerencia: "Deberías reunirte con su esposa, Lilian Tintori", dijo.
Eso fue precisamente lo que sucedió unas semanas después, cortesía de otro cubano-estadounidense, esta vez un republicano, el senador Marco Rubio.
Tintori fue a la Casa Blanca a reunirse con el vicepresidente Mike Pence y presionar a la istración para que tomara más medidas por las violaciones de los derechos humanos en su país de origen. Tintori expuso sus argumentos durante la reunión de 40 minutos. La primera dama Melania Trump, que también estaba en la sala, expresó su solidaridad.
En medio de la reunión, Trump tuiteó: "Venezuela debería permitir que Leopoldo López ... salga de prisión inmediatamente".
Entonces, ¿por qué fue tan importante la reunión de Trump con Lilian Tintori?
Avanzando con cautela
Durante los ocho años del mandato del presidente Barack Obama, Estados Unidos decidió tratar con cautela al apasionado presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien contaba con un fuerte apoyo entre los pobres. Los funcionarios estadounidenses temían que las acciones punitivas, como las sanciones petroleras, pudieran provocar una reacción violenta con las familiares acusaciones de injerencia extranjera por parte de los "gringos imperialistas".
En su lugar, apostaron a que los socialistas fracasarían debido a su propia mala istración. Pero durante años ocurrió lo contrario, especialmente cuando se dispararon los precios del petróleo, alcanzando los 120 dólares por barril en 2008.
En 2013 los socialistas sufrieron un golpe enorme. Su líder carismático, fue víctima del cáncer. Chávez fue reemplazado por su aliado político Nicolás Maduro, un acólito leal, pero que carece del mismo atractivo popular.
Cuando Trump ocupó la Casa Blanca, las cosas realmente habían comenzado a colapsar en Venezuela. La corrupción era generalizada, la mala gestión de la empresa petrolera estatal había provocado una dramáticamente disminución de la producción. Los precios del petróleo también se habían desplomado. Y para colmo, Maduro y sus aliados estaban usando PDVSA como su alcancía personal, y se embolsaban miles de millones de dólares en el proceso.
El régimen de Maduro estaba perdiendo rápidamente legitimidad a nivel doméstico — mientras que una oleada de refugiados estaba creando grandes problemas para sus vecinos de la región. La istración Trump vio una oportunidad. Las estrellas se estaban alineando en la región cuando los gobiernos de izquierda de Brasil y Colombia se inclinaron hacia la derecha.
"Buena parte de esto fue una continuación de la visión que tuvieron varias personas del gabinete del presidente Obama, pero se nos dio luz verde para actuar", dijo Cutz.
Obama había comenzado a imponer sanciones a algunos de los principales funcionarios venezolanos. La istración Obama incluso analizó la imposición de sanciones petroleras, pero decidió que el momento no era el adecuado.
Eso cambió poco después de que el gobierno de Trump asumiera el cargo mientras aumentaba la violencia en las calles de Caracas, y se acumulaban pruebas de corrupción.
Una 'escalada planificada'
"El plan que diseñamos era un enfoque paso a paso que se fue fortaleciendo a medida que la situación en el terreno lo requería. Fue un programa de escalada diseñado, una 'escalada planificada' como lo llamamos", dijo Cutz.
Trump intensificó el régimen de sanciones y en el verano de 2017, Venezuela se vio sacudida por protestas callejeras.
En agosto de 2017, Trump llegó a anunciar que se estaba considerando la "opción militar". La istración Trump también comenzó a aumentar la retórica, y llamó a Maduro un dictador y un 'loco'.
Pero no fue hasta 2018 que Trump formó un nuevo equipo de política exterior más agresivo. Salieron el Secretario de Estado Rex Tillerson y el Asesor General del Consejo de Seguridad Nacional, HR McMaster. Entraron los conservadores Mike Pompeo y John Bolton.
'El Pequeño Marco' gana influencia
La influencia de Rubio también ha crecido desde la visita de Lilian Tintori a la Casa Blanca. A pesar de llamarlo 'El Pequeño Marco' durante la campaña presidencial de 2016, al presidente Donald Trump últimamente le ha dado por deshacerse en elogios para con su ex rival presidencial.
"Le presto mucha atención al senador Rubio en cuanto a Venezuela, es algo muy personal para él", le dijo Trump a un pequeño grupo de reporteros que representaron a los medios de comunicación regionales el mes pasado.
Rubio también fue determinante en la llegada al gobierno de algunos cubano-estadounidenses importantes, como Mauricio Claver-Carone en el Consejo de Seguridad Nacional. Otro, John Barsa, está esperando confirmación para dirigir las operaciones de USAID en América Latina. Claver-Carone es un veterano activista de la política hacia Cuba y un firme partidario del embargo económico contra el gobierno comunista de La Habana.
Barsa, ex soldado de reserva de las fuerzas especiales de Estados Unidos, trabajó anteriormente para otro congresista cubano-estadounidense en Miami, Lincoln Díaz-Balart.
En una entrevista exclusiva con Univision, Claver-Carone dijo que a Estados Unidos no le interesaba negociar con Maduro, a menos que fuera para discutir su salida. "Lo que no estamos dispuestos a tener es una conversación sobre cómo puede gastar tiempo, y cómo puede usurpar poder", dijo.
Cuba en la mira
Otto Reich, otro conservador cubano-estadounidense y ex embajador de Estados Unidos en Venezuela, dice que la istración Trump claramente tiene a Cuba en la mira.
"Yo creo que lo que están preparando en el gobierno de Estados Unidos es utilizar primero la caída de la dictadura de Venezuela que ha financiado tanta violencia y tanta subversión en el hemisferio, para después causar cambios, transiciones en Cuba y Nicaragua", dijo en el show de Jaime Bayly el mes pasado.
Mientras tanto, el cambio de política estadounidense coincidió con un nuevo propósito unificado entre los líderes de la oposición venezolana, que comenzaron a elaborar un plan nacional de reconstrucción 'Hecho en Venezuela', denominado 'Plan País, para el día después'.
La situación sobre el terreno dio un giro importante en mayo de 2018, cuando Maduro intentó reelegirse por otros seis años. Dado que los principales líderes de la oposición fueron descalificados o estaban encarcelados, la elección se declaró un fraude. Cuando Maduro juró su cargo el 10 de enero de este año, la oposición denunció que su presidencia era ilegítima, lo que generó una nueva crisis constitucional.
Guaidó entra en escena
La crisis escaló el 23 de enero, cuando Juan Guaidó, el presidente, prácticamente desconocido, de la Asamblea Nacional, juró como presidente interino.
Los funcionarios de la istración Trump dicen que habían estado esperando este momento. Por primera vez en 20 años, los funcionarios estadounidenses pudieron alegar que había un presidente legítimo al que podían respaldar.
A mediados de diciembre, Guaidó había viajado discretamente a Washington, Colombia y Brasil para informar a los funcionarios de estos países sobre la estrategia de la oposición de renovar las protestas para que coincidiera con la toma de posesión de Maduro. En un viaje durante las vacaciones de Año Nuevo, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, se reunió con sus colegas brasileños y colombianos.
Con el apoyo de una coalición internacional que respalda a Guaidó, Estados Unidos ahora está empeñado en trazar un plan para expulsar a Maduro y celebrar nuevas elecciones. Parte de la estrategia es utilizar un enorme esfuerzo de ayuda humanitaria para probar la lealtad de los militares venezolanos.
Pero es una estrategia de alto riesgo.
"Y el pueblo de Venezuela, ¿lo vamos a hacer sufrir más de lo que ya está sufriendo? Y si la respuesta es sí, entonces realmente hay que tener cuidado", advierte Cutz.
"¿Será Estados Unidos el único responsable de arreglar la situación en Venezuela si hacemos eso? Sí, absolutamente, porque entonces todos en la región, todos en Venezuela, señalarán a Estados Unidos y dirán: 'Este desastre es tuyo'", agrega.