Orlando Godoy, empleado de una gasolinera en Caracas, recibe un paquete de harina de maíz como pago por el combustible el 8 de octubre de 2019. Los conductores en Venezuela disfrutan desde hace tiempo de la gasolina más barata del mundo, con unos subsidios tan fuertes al combustible que llenar el auto cuesta menos de un centavo de dólar. Sin embargo, la economía está tan hundida que los conductores han empezado a pagar en las gasolineras con comida, dulces o un cigarrillo. Crédito: Ariana Cubillos/AP
Un cigarrillo, lo que recibió de un cliente Leowaldo Sánchez, el empleado de una estación de gasolina en la capital venezolana. Los trueques en los surtidores se han extendido después de que la hiperinflación hizo que los billetes de la moneda venezolana, el bolívar, fueran difíciles de encontrar y su valor tan diminuto que a veces no son recibidos en los comercios. Crédito: Ariana Cubillos/AP
La gasolina es tan barata que a veces ni los mismos empleados saben el precio. La otrora potencia petrolera, de unos 30 millones de personas, está sumida en una profunda crisis política y económica donde la gente vive con la sensación de que una protesta violenta o un gran apagón podría sumarse al caos en cualquier momento. Crédito: Ariana Cubillos/AP
El Fondo Monetario Internacional estima que la inflación alcanzará este año un descontrolado 200,000%. Venezuela quitó cinco ceros de su moneda el año pasado en un intento fallido de seguir el ritmo a la inflación. Pero los precios disparados no tardaron en dejar sin valor a los nuevos billetes. Crédito: Matias Delacroix/Getty Images
El billete más pequeño en circulación, 50 bolívares, equivale aproximadamente a un cuarto de centavo estadounidense. Ni los autobuses urbanos, ni siquiera los bancos, los aceptan, alegando que haría falta un fajo tan grueso de esos billetes para pagar incluso cosas muy baratas que no merece la pena manejarlos. El billete más grande, 50,000 bolívares, equivale a 2,50 dólares. Crédito: Ariana Cubillos/AP
Varias filas para cargar gasolina en Valencia en mayo de 2019, a unas 80 millas al oeste de Caracas. Las gasolineras en la capital no se han librado de la escasez de combustible, donde que los conductores en filas pueden tardar días para llegar al surtidor. Las autoridades atribuyen el desabastecimiento a las sanciones de Estados Unidos. Crédito: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images
Un hombre sale de una estación de gasolina con una bolsa de combustible extra en Cabimas,en el oeste de Venezuela, donde la crisis de combustible se incrementó a mediados de año. Nicolás Maduro se ve desafiado por el opositor Juan Guaidó, que fue respaldado por más de 50 países. Crédito: Rodrigo Abd/AP
Sánchez muestra los alimentos que recibió por la gasolina: una botella de aceite para cocinar, un kilo de arroz y un paquete de harina de maíz. Los precios del combustible son un asunto muy serio en Venezuela. Unas 300 personas murieron en 1989 en disturbios que estallaron cuando se decretó un leve aumento en los precios. Maduro ha reconocido que la petrolera estatal, PDVSA, pierde miles de millones de dólares al año por la discrepancia entre el precio de la gasolina y los costes de producción. Crédito: Ariana Cubillos/AP