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    Nicaragua asiste a otras elecciones sin credibilidad, en las que Ortega consolidará su poder

    Los nicaragüenses eligen nuevas autoridades en 153 municipios, entre una mayoría de partidos afines al presidente Ortega.
    4 Nov 2017 – 10:52 AM EDT
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    Soldados del ejército nicaragüense transportan material electoral en un centro de distribución de la Corte Suprema Electoral. Crédito: Oswaldo Rivas / Reuters

    Managua, Nicaragua-. En Nicaragua se realizarán este domingo 5 de noviembre elecciones municipales en medio de la apatía ciudadana, denuncias de un sistema electoral “viciado”, la cuestionada presencia de una misión de “acompañamiento electoral” de la Organización de Estados Americanos (OEA), y propuestas estrafalarias de algunos candidatos, como congelar el Lago Xolotlán para que “los niños patinen”.

    Ha sido una campaña electoral sin bríos. El poder que el Frente Sandinista —el partido de gobierno— ejerce en las 134 de las 153 municipalidades del país ha anulado la competitividad electoral. En las elecciones municipales de 2012, el partido del presidente Daniel Ortega obtuvo la mayoría de las sillas edilicias, y la oposición apenas logró 19 en medio de denuncias de fraude electoral.

    En esas municipalidades opositoras es donde este domingo se prevé algún tipo de competencia electoral. Son zonas históricamente anti sandinistas: en la década de los ochenta fue corredor de la Contra, la guerrilla financiada por Ronald Reagan que se opuso al gobierno revolucionario. En la actualidad hay que sumarle el descontento que genera en el campesinado la construcción de un Canal Interoceánico, un mega proyecto que les confiscaría sus tierras.

    “La lucha de los campesinos por sus tierras es apolítica, pero en la zona canalera —Puerto Príncipe, La Fonseca y la Unión— nos están apoyando moral y económicamente”, relató a Univisión Noticias Flor Báez, candidata por el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) en Nueva Guinea, un municipio ubicado a más de 280 kilómetros de Managua.


    El control de partido de gobierno se ha caracterizado por la centralización del poder. Si bien a los 153 municipios del país los cobija la ley de Autonomía Municipal, en los istrados por el Frente Sandinista ha sido impuesto el modelo de gobierno sandinista nacional, que aúpa la figura de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por encima de los liderazgos locales. Desconocer las órdenes superiores implica la destitución como edil. Desde que llegó al poder en 2006, el mandatario sandinista ha descabezado a 34 alcaldes y vice alcaldes, todos de su propio partido.

    Silvio Prado, experto en municipalismo, sostuvo que Nicaragua también ha recorrido el camino de otros regímenes autoritarios electorales. Los candidatos de la oposición real han competido en desigualdad de derechos respecto a los oficialistas, amén de ser sometidos a agresiones y amenazas.

    “El, en teoría, árbitro electoral se ha especializado en excluir a los competidores más peligrosos y en cometer manipulaciones y fraudes antes, durante o después de las elecciones”, precisó Prado.

    De los más de seis partidos que asisten a estos comicios, todos son partidos comparsas del Frente Sandinista. Ortega decidió otorgarle la personería jurídica al partido Ciudadanos por la Libertad, que antes fue Partido Liberal Independiente. Los fueros legales los ostentaba Eduardo Montealegre, excandidato presidencial, pero por una decisión política del Ejecutivo le fueron retirados. Tras meses de negociaciones, nació Ciudadanos por la Libertad (CxL), el partido con mayor tendido electoral en el país y que decidió acudir a esta cita electoral, ignorando las advertencia de la otra mitad de la oposición, que argumenta que no hay “condiciones” para “elecciones, libres, transparentes y competitivas”.

    Oscar Gadea Tinoco, alcalde de Santa María de Pantasma y candidato por CxL, describió “euforia por las elecciones”. Es un sentimiento que contrasta en el Pacifico y algunas regiones del centro de Nicaragua, donde “se da por descontado” que los candidatos del Frente Sandinista perpetúen el poder.

    El Frente Amplio por la Democracia (FAD) --un movimiento que reúne a organismos de la Sociedad Civil y partidos políticos ilegalizados por el gobierno sandinista-- sostiene que la apatía ciudadana responde a que “asistimos a otra farsa electoral”.

    “El orteguismo viola la Ley Electoral con el uso masivo de los recursos del Estado para su campaña y la movilización de sus candidatos y caravanas. Se viola la dignidad de los trabajadores del sector público, cuando son sometidos mediante métodos pandilleriles a los designios del régimen”, dijo a Univisión Noticias Ana Margarita Vijil, coordinadora nacional del FAD.

    El factor OEA

    La última edición de la encuesta de Latinobarómetro reveló que solo un 30% de los nicaragüenses creen “algo” en el Consejo Supremo Electoral. Prueba de ello, según el FAD, fue la abstención de casi 70% registrada en los comicios nacionales de 2016, cuando Ortega asumió su tercer periodo consecutivo, con su esposa como fórmula presidencial. El gobierno del comandante Ortega ha vendido la presencia de la misión de la OEA como una garantía de credibilidad. De la misma forma lo han hecho los partidos políticos que participan.

    Sin embargo, la misión ha sido criticada ampliamente. En principio porque su jefe, el uruguayo Wilfredo Penco, ha avalado fraudes electorales anteriores en Nicaragua. Las irregularidades incluso fueron documentadas en 2011 por un informe del organismo que ahora representa.

    “La misión de la OEA llega tarde al país, apenas con tres semanas de anticipación y eso no es garantía”, criticó el ex legislador José Pallais.

    Penco defendió ante Univisión Noticias su misión. Señaló que la conforman 60 , “un número mayor al que se destina para elecciones nacionales”.

    “Toda la información diversa que nos llega la recogemos, la procesamos, la analizamos… en el caso correspondiente también la trasladamos a la autoridad competente a efecto de buscar soluciones posibles en el inmediato plazo”, argumentó Penco, cuando se le preguntó sobre los cuestionamientos al “colapsado” sistema electoral. “Esta misión es de corto plazo y se inscribe en el acuerdo que suscribieron el gobierno y la secretaria general”, agregó.

    “El poder no está en juego”

    Violeta Granera, ex candidata a la vice presidencia, dijo “que el poder no está en juego en estas elecciones”. “El régimen nos coloca en una situación de tensión al quitarnos el derecho a decidir”, argumentó Granera. El pasado miércoles fue registrado el primer brote de violencia electoral en San Dionisio, Matagalpa. Simpatizantes del Partido Liberal Constitucionalista invadieron la sede local del Poder Electoral. Destruyeron parte del inmueble y golpearon a los funcionarios en protesta por el control del Frente Sandinista sobre la estructura.

    La Conferencia Episcopal de Nicaragua emitió un mensaje en el que advirtieron que las “problemáticas electorales siguen siendo las mismas de 2012.

    El Partido Liberal Constitucionalista es el partido controlado por el expresidente Arnoldo Alemán, socio político de Ortega. Analistas consultados creen que a ellos les serán asignadas más alcaldías que a CxL.


    En tanto esto sucede, hay un candidato a alcalde por Managua llamado Ariel Montoya, un tipo dicharachero y regordete. Su propuesta electoral ha causado estupor y sorna: No solo promete “congelar” el lago de Managua (mide mil kilómetros cuadrados) “para que los niños patinen”, sino que pretende hacer “desfilar” en Managua a “400 elefantes” para “cumplir el sueño” del poeta Rubén Darío. Su última escena cómica fue firmar un “código de ética” con su propia sangre.

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