“Mi hermano estaba llenando un bidón”: la desesperada búsqueda de desaparecidos tras la explosión de un ducto de gasolina en México
TLAHUELILPAN, México.- Martha Vaca tiene los ojos chiquitos de tanto llorar y la mirada perdida. Este sábado cumplió 60 años y lo que se suponía que sería un día para celebrar, se convirtió en horas de pesadilla y peregrinar entre hospitales y centros de atención. Uno de sus hijos estaba en el lugar de la explosión de un ducto de combustible en Tlahuelilpan, Hidalgo, y desapareció tras el estallido.
Vaca ya fue a los hospitales de la zona; al lugar de la explosión, que se encuentra resguardada por militares; a centros de información y a funerarias, pero nadie le da razón de su hijo Jaime, de 34 años de edad.
“Dos de mis hijos, Luis y Jaime, vinieron a Tlahuelilpan por unas cosas y en el camino vieron que de un ducto salía gasolina. Se les hizo fácil pararse a llenar el tanque. Se les hizo fácil y nunca pensamos lo que iba a suceder”, cuenta la madre.
Horas después supo que Luis había sido trasladado a un hospital. Se encuentra estable y ya pudo hablar con él. Pero de Jaime no sabe nada.
El pasado viernes, el ducto Tula-Tuxpan sufrió una perforación a pocos kilómetros de una de las principales refinerías del país. Alrededor de 800 personas se reunieron con contenedores para abastecerse de gasolina, según las autoridades, y horas después se produjo la explosión, cuando muchas personas aún se encontraban en el lugar.
Hasta el momento, las autoridades han contabilizado 85 fallecidos, alrededor de 66 heridos y un número indefinido de personas desaparecidas, que, de acuerdo con listas hechas por los propios familiares, supera los 70. Las autoridades temen que el número de víctimas aumente conforme pasen los días.
Como la señora Vaca, cientos de habitantes del poblado de Tlahuelilpan buscaban a sus familiares en el módulo de atención habilitado en el Centro de Cultura del pueblo. Allí las autoridades locales hicieron una lista de personas no localizadas.
El señor Juan Carlos Reyes Flores acudió al lugar para buscar información de cuatro de sus familiares que se encuentran desaparecidos. También tiene a otros dos hospitalizados y un fallecido. Según relata, él se encontraba trabajando como albañil en la ciudad de Tula, cuando sus familiares le avisaron que había un derrame de gasolina cerca de su casa.
“Familiares me empezaron a decir que estaban sacando gasolina, que fuera, pero yo no estaba en el pueblo. Llegué justo cuando se oyó la explosión. Me puse a preguntar por mis hermanos porque ya sabía que estaban ahí”.
Dulce María Vázquez, otra vecina del pueblo también se encontraba en el lugar, en espera de que alguien pudiera darle noticias de su hermano.
“La verdad que mi hermano sí estaba metido llenando un bidón de gasolina. Un amigo que estaba con él me dijo que cuando se encontraban en el lugar, comenzó a oler muy feo y le dijo que ya se salieran de ahí porque no se toleraba el aroma, pero mi hermano se quedó”.
Según relata Vázquez, el muchacho se había alejado apenas unos 15 metros cuando se escuchó la explosión. Ahora lo único que les queda, señala, es hacerse las pruebas correspondientes para encontrar el cuerpo de su hermano.
Sin embargo, según informó el procurador de Justicia del Estado de Hidalgo, Raúl Arroyo González, la identificación de cuerpos podría tardar "meses" debido al estado de calcificación en el que se encuentran los cuerpos recuperados.
Esperan noticias de sus familiares en el lugar de la explosión
En el lugar de la explosión, elementos del Ejército y de la Policía Federal aún trabajan removiendo tierra para encontrar cuerpos en una extensa zona de hierba por la que pasa una parte del ducto Tuxpan-Tula, uno de los más importantes de la región centro del país.
Afuera de la zona cercada, decenas de personas, que aún no tienen noticias de sus familiares, esperan que, entre los trabajos de remoción, aparezca el cuerpo de alguno de sus seres queridos.
Ángel Trejo, de 28 años, espera noticias de su primo desaparecido. Ambos se encontraban en el lugar durante la explosión, pero Ángel salió ileso.
Según relata, cuando llegó al lugar decidió acercarse, pero se detuvo por un intenso olor “que no soportaba”. Relata que incluso vio gente desmayándose por este olor a combustible.
“Ya estaba a media parcela cuando se salió de control la toma y de hecho se escuchó un estallido y fue ahí que arrasó la flama y vi varia gente corriendo y quemándose”, comenta Trejo sobre el momento en que el ducto explotó.
Un hermano de Trejo se encontraba en el lugar al momento del incendio y salvaron a unas cuatro o cinco personas.
Otra habitante, Fabiola Lucas Manzano, declaró que en las últimas semanas, los pobladores habían pasado momentos caóticos ante la falta de combustible, haciendo largas filas y preocupados porque algunos no podían transportarse a sus lugares de trabajo. Por esta razón, cuando supieron que había un ducto perforado del que podían tomar gasolina, llegaron cientos de personas con sus contenedores.
“Se amotinó la gente y aparte se sumaron más personas que pasaban porque estaba casi sobre la carretera”.
Su sobrino, José Luis De la Cruz, se encontraba en el lugar de la explosión y hasta está desaparecido. Él iba acompañado de dos personas, una de ellas está en la lista de fallecidos y el otro se encuentra herido, en estado de gravedad. De José Luis no se sabe nada.
“Me duele decirlo, pero mucha gente del poblado se dedica al robo de combustible, desde hace unos tres años. Por la colonia donde yo vivo, San Francisco, es de donde normalmente sacaban combustible que también era comprado más barato entre los propios pobladores”, señala.
A finales del mes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una ofensiva contra el robo de hidrocarburos, que según el gobierno significó pérdidas por unos 3,000 millones de dólares para la empresa estatal en 2017.
El plan, que consiste en el cierre de tuberías para evitar que sean "ordeñadas" por delincuentes, provocó una escasez generalizada de gasolina en el centro del país, incluido Hidalgo, al norte de Ciudad de México.
Desde hace al menos 10 años, las autoridades mexicanas catalogaron el robo de combustible como una de las actividades ilícitas que ocasionaba más pérdidas a la paraestatal Petróleos Mexicanos. Este problema generó pérdidas de 66,300 millones de pesos (3,400 millones de dólares) en 2018, que equivale al 20% de lo que se destinó en 2019 a toda la inversión en educación en el país.