Fiscalía venezolana abre una investigación por corrupción contra expresidente de la estatal petrolera Pdvsa

Hace justo una semana, Rafael Ramírez renunció a su puesto como representante de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Lo hizo por pedido del presidente Nicolás Maduro. Ahora, la Fiscalía iniciará una investigación en su contra en el marco de una cruzada anticorrupción en la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
"En el marco de la investigación por el caso de Andorra, el MP incautó varios documentos que han llevado a abrir una investigación contra Rafael Ramírez", escribe el Ministerio Público en su cuenta de Twitter al citar a Tarek William Saab, su representante designado por la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro y no reconocido por la oposición venezolana.
El caso de Andorra es el mismo por el que están presos un primo de Ramírez, Diego Salazar, y el empresario Diego Luongo. Ambos están acusados de lavar millones de dólares de Pdvsa en la banca de Andorra, un paraíso fiscal, y también de asociación para delinquir y corrupción.
Según Saab, Salazar, detenido el pasado 1 de diciembre, "lo incrimina como su socio directo en operaciones de intermediación de compra-venta de petróleo".
Saab ha negado que las detenciones de 67 exdirectivos y empleados de la estatal –muchos de ellos cercanos a Ramírez– sean parte de un ajuste de cuentas dentro del chavismo. Pero para la oposición venezolana, las actuaciones del fiscal general designado responden claramente a una batalla de poder entre Maduro y el expresidente de Pdvsa de cara a las elecciones de 2018, con las que el presidente busca la reelección en solitario, es decir, sin rivales en el chavismo y tampoco en la oposición.
Ramírez fue el hombre más poderoso de la industria petrolera durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013), en buena medida por su lealtad al líder revolucionario. Fue ministro de Petróleo durante 12 años y presidente de Pdvsa por una década.
Durante su gestión, revirtió la apertura petrolera –que permitió el desarrollo de la industria– y se enfrentó a las grandes corporaciones del mundo. Ramírez impuso pautas desfavorables de negocio que, finalmente, obligaron a muchas de las compañías a retirarse de Venezuela y a las que se quedaron a aceptar acuerdos como socios minoritarios y con condiciones poco ventajosas.
Muchos de los contratos petroleros fueron entonces reasignados sin licitación alguna a sus aliados rusos (Gazprom y Rosneft) y chinos (CNPC y sus subsidiarias en diversas áreas de explotación petrolera).
Con la muerte de Chávez en 2013, su poder comenzó a debilitarse, principalmente por sus diferencias de larga data con el círculo de poder que encabeza Maduro. De hecho, al ser elegido como presidente de Venezuela, lo retiró del negocio petrolero, lo designó canciller y luego lo envió hasta Nueva York como embajador en la ONU.
En la carta en la que anuncia su dimisión a la ONU, Ramírez advertía que el gobierno le había pedido su renuncia por haber expresado sus opiniones adversas sobre la crisis económica que atraviesa Venezuela y la caída radical de la producción petrolera. "No quisiera imaginar que ahora arreciaran los ataques y los vilipendios por expresar mis opiniones y fijar una posición de alerta en defensa de la Revolución y el país", dijo el expresidente de Pdvsa.