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América Latina

    En este cementerio de México entierran a sus muertos con las propias manos a pesar de la pandemia

    A pesar del sombrío saldo de casi 60,000 muertes a causa del covid-19, en la alcaldía de Tláhuac, en el sureste de la Ciudad de México, las costumbres siguien siendo más fuertes que las disposiciones oficiales establecidas por la crisis sanitaria. Muchos aún velan los cuerpos en casa, pasean los féretros por los pueblos y entierran a sus seres queridos con sus propias manos. Sigue aquí todo sobre la crisis del coronavirus.
    18 Ago 2020 – 10:40 AM EDT
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    Familiares del señor Juan Pueblita dan el último adiós el 10 de agosto del 2020 en el panteón de Tláhuac en la Ciudad de México. Hay un covid-19 y sus familiares lo despidieron como siempre han hecho: velaron el cuerpo en casa, pasearon el féretro por el pueblo y lo enterraron con sus propias manos. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    La Alcaldía de Tláhuac, en el sureste de Ciudad de México, abarca seis antiguos pueblos donde las costumbres siguen marcando el día a día de sus habitantes y las disposiciones oficiales establecidas por la crisis sanitaria al parecer poco pueden hacer para alterarlas. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Hasta el pasado lunes, México ha registrado 57,023 decesos y 525,733 casos de covid-19 desde que comenzó la pandemia. Tan solo en las últimas 24 horas se reportaron 266 defunciones y 3,571 contagios. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Aunque el cementerio San Pedro de Tláhuac lleva meses cerrado al público, en su interior se siguen haciendo fastuosos sepelios. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    "Todos los panteones de la alcaldía son panteones vecinales (...) La mayoría de servicios son realizados por los mismos familiares. Si alguien fallece, se ponen de acuerdo para raspar la tumba donde será sepultado el cadáver", contó este lunes a la agencia Efe Daniel de la Cruz, jefe de panteones de Tláhuac, donde se han triplicado los entierros por la pandemia. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    A media mañana, Demetrio llegó a este panteón repleto de lápidas trazadas de forma irregular. Su hermano Juan había fallecido esa madrugada. Horas después fueron llegando todos los hombres de la familia, la mayoría sobrinos del difunto, para dejar lista la fosa familiar donde enterrarían horas más tarde a Juan, quien falleció a los 52 años. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Una decena de sobrinos rasparon la tumba de la abuela, un arduo trabajo de unas cuatro horas que consiste en levantar la lápida, desenterrar el féretro, meter los restos de huesos y ropa en una bolsa de plástico y dejar espacio para Juan, el difunto.


    Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    "Cuando hay solvencia pagas para que lo haga un trabajador del panteón, pero aquí lo sabemos hacer y todos los trabajos los hacemos nosotros", contó Javier, uno de los primos que se detuvo un momento de cavar para servir cerveza a todos sus parientes.

    Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Las autoridades mexicanas han pedido no velar a los fallecidos por coronavirus, una enfermedad que ha situado a México como el tercer país con más fallecidos del mundo, pero saltarse las exequias es algo impensable para muchas familias de Tláhuac. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Por eso, las puertas de la casa estaban abiertas de par en par a fin de que vecinos y amigos pasaran unos últimos instantes con Juan, cuyo féretro yacía encima de un altar en el patio del domicilio. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    La crisis sanitaria solo se dejaba entrever por un detalle, además de los cubrebocas: el ataúd había sido recubierto de plástico en el hospital como dicta el protocolo sanitario por la pandemia para evitar que los allegados lo abran. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Junto a una banda musical de estridentes trompetas y tambores colocaron el ataúd en una carroza fúnebre con la parte trasera abierta.
    Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    Decenas de personas siguieron el recorrido del ataúd por alrededor de una hora por las calles del pueblo. Se detuvieron un momento en la iglesia y luego procedieron hasta el cementerio.
    Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    De acuerdo al protocolo tendrían que entrar 20 personas, todos con cubrebocas, sin arreglos flores ni acompañamiento musical. Tendría que haber ingresado la carroza y directamente depositar el féretro dentro de la tumba. EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    "Desafortunadamente la gente no acata esta instrucción", indicó el responsable de cementerios. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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    En plena pandemia han llegado cortejos fúnebres de hasta 200 personas, contra lo que nada pueden hacer De la Cruz y el joven que vigila el del panteón de San Pedro. Crédito: EFE/Sáshenka Gutiérrez
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