Daniel Ortega habla de paz pero la violencia arrecia en Nicaragua: un periodista es la última víctima
MANAGUA, Nicaragua. - La última víctima de la violencia política que consume a Nicaragua desde mediados de la semana grabó su propia muerte en directo: se trata de un periodista que fue alcanzado por una bala en la cabeza cuando cubría choques entre la policía y manifestantes en Bluefields, localidad ubicada en el sureste del país sobre la costa Caribe.
En una jornada en la que el presidente Daniel Ortega rompió su silencio para hablar de paz y cuestionar la legitimidad de las manifestaciones en contra de reformas al sistema de la seguridad social , las protestas se mantuvieron en todo el país y la violencia arreció a última hora del día.
Según el recuento oficial, esta ola de protestas y la correspondiente represión de policía y grupos civiles armados ha dejado ya once muertos. Sin embargo, según la Iniciativa Nicaragüense de Defensores de Derechos Humanos y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), los fallecidos a primera hora de la tarde eran 24. Las organizaciones independientes publicaron una lista con los nombres de las víctimas que, dijeron, remitirán a organismos internacionales de derechos humanos.
Univision Noticias se comunicó con la oficina de la vicepresidencia para tratar de conocer si había variado el conteo oficial o tener una explicación sobre disparidad entre las cifras ofrecidas, pero hasta primeras horas de la mañana del domingo no había recibido respuesta.
La última muerte de la que se tuvo conocimiento este sábado fue la de Ángel Eduardo Gahona, director del noticiero El Meridiano en Bluefields y corresponsal de Canal 6 de Managua, controlado por el oficialismo, quien murió producto de un disparo en la cabeza mientras cubría la protesta contra las reformas de la Seguridad Social en las inmediaciones del parque central de esa ciudad caribeña del sur del país.
No se ha determinado aún de dónde provino el disparo que se produjo mientras Gahona transmitía en Facebook Live. Poco antes de morir, el periodista había entrevistado a uno de los jóvenes manifestantes, quien le explica que estaba protestando en solidaridad con “los otros jóvenes asesinados en el departamento de Managua”.
Entonces, el periodista dice que va a buscar refugio porque llega la policía, cruza la calle y muestra en cámara un cajero automático destrozado. Inmediatamente después se oye una detonación de armas y Gahona se desploma. La pantalla se vuelve negra y se oye el grito de una colega que se lamenta: “¡Noooo, Ángel cayó!”.
Otro video, de una persona que iba unos pasos detrás del periodista, muestran con crudeza el momento en el que recibe el disparo y su cuerpo cae inerte, con el rostro ensangrentado, a la calzada, mientras laas personas gritan y corren hacia él para intentar ayudarlo,
Suyén Sánchez, una periodista de esa región del Caribe que estaba cubriendo los mismos disturbios en los que murió Garahona, aseguró que estaba a unos metros de donde fue asesinado el periodista pero no pudo confirmar de dónde salió la bala. “El disparo vino del parque, pero no sabría decirte quién ejecutó el disparo”, sostuvo.
Según Sánchez, lo que empezó como una protesta pacífica se acabó volviendo violenta en Bluefields. “Algunos jóvenes comenzaron a apedrear la alcaldía, cuando los antimotines comenzaron a atacarlos. Yo solo te puedo decir que que esos jóvenes solo andaban (con) piedras, pero no sé si otro grupo de ellos andaba armado. No lo sé”, dijo la periodista en conversación con Univision Noticias.
Gahona se sumó este sábado a la lista de muertos en los cuatro días que lleva la protesta contra la reforma a la Seguridad y Social, que ahora ha desembocado de forma directa contra el gobierno de Daniel Ortega, quien está atravesando la peor crisis desde que regresó al poder en 2007.
Ortega no se refiere a las víctimas
Este sábado además, el presidente se pronunció por primera vez desde que empezaron las protestas que han sido duramente reprimidas por su gobierno. En un discurso de casi una hora, el presidente nicaragüense no se refirió a las víctimas de la represión, ni siquiera al oficial de policía caído en medio de la violencia, y se limitó a ofrecer una repaso histórico de cómo el país ha superado otras coyunturas difíciles.
Aunque en sus palabras Ortega llamó a la paz, tampoco se refirió a los excesos represivos que se han producido para controlar las protestas y que han incluido el despliegue de tropas del ejército en algunas localidades para “proteger edificios públicos” de acuerdo con la versión oficial.
Si el viernes se confirmó la presencia de militares en la ciudad norteña de Estelí para controlar las protestas, hoy llegaron a diversos lugares como al Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) a Matagalpa y Ticuantepe.
En su discurso, Ortega habló acompañado de su esposa, la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo, de la directora de la Policía Nacional, Aminta Granera, y del general Julio César Áviles, jefe del Ejército de Nicaragua.
Según dijo, “existen sectores políticos” que atentan contra la estabilidad del país promoviendo “estos hechos que no tienen nombre”. “Es cierto que hay jóvenes que llegan a protestar por lo que piensan es justo, pero también hay mucha manipulación en las redes sociales”, afirmó.
Ortega calificó a los manifestantes de “minorías” y los acusó de estar siendo manipulados por quienes buscan desestabilizar, reproduciendo la retórica que Murillo ha venido ofreciendo desde que estalló la crisis.
Y aunque el presidente ratificó que el gobierno acepta la propuesta que hizo este viernes el sector privado de renegociar la reforma a la Seguridad Social, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) supeditó el diálogo a tres requisitos: el cese inmediato de la represión por parte de la policía y grupos civiles afines al gobierno, la liberación de los detenidos por protestar y que se garantice la libertad de prensa y expresión.
Siguen las movilizaciones
Poco después de la alocución presidencial, los manifestantes sigueron expresándose en las calles de Managua y otras ciudades. En la capital, un grupo de jóvenes descontentos con el gobierno decidieron tumbar dos "Árboles de la Vida", las figuras de metal que el gobierno instaló en toda la capital a petición de la vicepresidenta Rosario Murillo.
Después de tratar de quemar y serrar durante casi una hora sus raíces metálicas, el equipo de Univision Noticias registró la caída de uno de los que estaba colocado en la rotonda Jean Paul Genie en la carretera Masaya en la capital nicaraguense.
Aunque la jornada del sábado transcurrió con aparente mayor calma que los días anteriores, por la noche se conoció que en diversas ciudadess hubo enfrentamientos con la policía y con grupos de choque del sandinismo que han estado actuando contra los manifestantes.
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