Campamentos migrantes en México crecen por incertidumbre en políticas de asilo de EEUU
TIJUANA, México.- Unos 250 agentes de policía y empleados municipales de la ciudad de Tijuana entraron el pasado 28 de octubre a un campamento de personas que esperaban solicitar asilo en Estados Unidos.
Caía la noche y los migrantes que se quedaron ahí dentro fueron rodeados por una cerca de tela metálica. Aquel espacio tan solo es uno de los asentamientos que se han ido formando por la incertidumbre de las políticas de asilo de Washington.
El campamento, que ahora bloquea un paso peatonal a EEUU, llegó a albergar a unas 1,700 personas. Sin embargo, solo unas semanas después ha sido reconstruido, igual que otros que han surgido a través de toda la frontera norte de México.
El 29 de octubre, un día después del operativo, las autoridades identificaron a 769 migrantes en el mismo sitio, de los cuales más del 40% eran menores. La mitad eran mexicanos —muchos de los estados de Guerrero y Michoacán— un tercio procedían de Honduras y el resto de El Salvador y Guatemala.
El laberíntico campamento continúa ocupando una enorme plaza de Tijuana que en el día queda vacía. En algunos de sus pasillos apenas caben dos personas caminando a la vez en direcciones opuestas. La gente descansa dentro de sus tiendas o en sillas plegables afuera.
En el sitio hay 12 baños portátiles, 10 duchas y un grifo comunitario para lavar la ropa. Las organizaciones benéficas donan alimentos a los migrantes, que preparan chocolate caliente, huevos fritos, hot dogs y espaguetis para todos. Hace poco, una empresa estatal de servicios públicos impidió que el campo robara la electricidad, dejándolo a oscuras por la noche y obligando a la improvisada cocina a depender de comida enlatada.
El futuro es más incierto en campamentos similares ubicados del otro lado de la geografía mexicana, en Reynosa, en la frontera con McAllen, Texas. Ahí, unas 2,000 personas viven en una plaza cerca del principal cruce fronterizo de la ciudad, señaló Felicia Rangel-Samponaro, directora de The Sidewalk School, una asociación que brinda educación a los menores en ese lugar.
Migrantes ahora son visibles
Normalmente, los migrantes no suelen estar a la vista en esas ciudades. Sin embargo, en Tijuana el campamento está a la vista. Sus carpas cubiertas con lonas azules y bolsas de plástico negras bloquean la entrada a un cruce fronterizo por el que una media de 12,000 personas pasaban a diario a EEUU antes de la pandemia. La garita es uno de los tres pasos peatonales a San Diego.
Los campamentos, llenos de niños pequeños, son producto de las políticas que obligan a los migrantes a esperar en México sus audiencias en cortes de inmigración estadounidenses o les prohíben solicitar asilo en virtud de medidas de salud pública relacionadas con la pandemia del coronavirus.
La incertidumbre sobre las políticas de asilo de EEUU también ha contribuido al crecimiento de las poblaciones migrantes en ciudades fronterizas mexicanas, lo que creó las condiciones para el nacimiento de más asentamientos.
El gobierno de Joe Biden ha empleado el Título 42, llamado así por una ley de salud pública, desde marzo de 2020 para expulsar a adultos y familias sin oportunidad de asilo. La excepción son los menores no acompañados. Pero EEUU ha ejercido esa autoridad sobre apenas una de cada cuatro familias debido en gran medida a la falta de recursos y a la reticencia de México a recibir de nuevo a familias centroamericanas.
El motivo por el que EEUU deja libres a muchas familias que piden asilo y deporta a otras a México no está claro, lo que lleva a los expulsados a quedarse cerca de la frontera hasta lograr su objetivo.
Por orden judicial, el gobierno de Biden tiene previsto restablecer pronto una política de su predecesor, Donald Trump, para que los solicitantes de asilo esperen en México a la celebración de sus vistas en EEUU. La medida depende de la aprobación de las autoridades mexicanas, que ya han dicho a Washington que necesitan más camas en albergues y mostraron su preocupación por la violencia en el estado de Tamaulipas, donde está Reynosa.
Se espera que el programa “Quédate en México" se reanude en “las próximas semanas” luego de que las autoridades de ambos países resuelvan “una serie de asuntos pendientes”, dijo Blas Núñez-Nieto, secretario adjunto del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU para política fronteriza y migratoria, en un documento judicial el lunes. No ofreció más detalles.
Siguen varados a pesar de la apertura de la frontera
El 8 de noviembre pasado, EEUU reabrió por completo sus fronteras terrestres con México y Canadá para viajeros totalmente vacunadas. Sin embargo, los migrantes siguen varados en Tijuana.
Montserrat Caballero, la primera alcaldesa de esa ciudad, dijo que los funcionarios no hicieron “casi nada” para controlar los asentamientos antes de que ella llegase al cargo el 1 de octubre. Y cuando pidió a los gobiernos estatal y federal de México que se uniesen a ella para levantar una cerca e imponer un registro, se negaron.
“Por ser un caso tan público, las autoridades de todos los niveles tuvieron miedo de equivocarse, miedo de hacer algo mal y que su carrera política se hubiera afectada", afirmó durante una entrevista con la agencia The Associated Press. "Nadie quiere tocar los temas”.
Caballero señaló que actuó para proteger a los migrantes. No sabe de homicidios ni secuestros en el campo, pero halló que las agresiones, el consumo de drogas y las amenazas han sido habituales.
“No puedo cerrar los ojos a un foco rojo que yo veía", agregó. "Cerrando los ojos solo crece mas”.
En el campamento, el único punto de está controlado las 24 horas del día por la policía de Tijuana. Los migrantes con identificación pueden entrar y salir libremente.
La alcaldesa Caballero dijo que Tijuana no sacará a ningún migrante por la fuerza. Miles de personas que llegaron en una caravana en 2018 se empaparon durmiendo al aire libre durante los gélidos aguaceros de noviembre.
La alcaldesa tiene previsto pedir ayuda a la Guardia Nacional mexicana para evitar la aparición de nuevos asentamientos en Tijuana.
“La realidad es los campamentos van a suceder si no estamos preparados”, concluyó.
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