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Alcoholismo

En la pantalla el alcoholismo no son solo borracheras

El cine ha contribuido a legitimar el alcoholismo, pero también ha intentado representarlo en sus distintas facetas: no solo desde el fondo oscuro y enorme, sino también desde lo cotidiano. Recordamos algunas este abril, mes para crear conciencia sobre la enfermedad.
10 Abr 2016 – 12:01 PM EDT
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Mary Elizabeth Winstead interpretó en Smashed a una maestra alcohólica que, tras una noche de excesos, intenta curarse. Crédito: Larry Busacca / Getty Images

Si hay algo que la ficción audiovisual atesora son los momentos dramáticos, los grandes discursos, el clip perfecto para enseñar durante la ceremonia del Oscar. Entonces no es de extrañar que en el cine el alcoholismo siempre se muestre desde los mayores excesos. Nicolas Cage en Leaving Las Vegas, por ejemplo.

Pero el alcoholismo no es solo tocar un fondo oscuro y enorme, no es solo esas escenas de borracheras épicas y fiestas alocadas, no es solo la pareja de Días de vino y rosas y su desdichado final o resacas que incluyen tigres en una habitación de hotel, es también una cotidianidad, un impulso no controlado que en muchos casos puede disimularse a los demás, puede existir en medio de una vida al parecer completamente normal, puede ser parte de un comportamiento ya aceptado por otros, lo que no lo hace menos dañino.

Cada año, al menos 88,000 muertes en Estados Unidos se le atribuyen al consumo excesivo de alcohol (ingerir más de cinco bebidas en una sola ocasión, para los hombres, y 4 para las mujeres). El consumo habitual de alcohol también puede causar serias complicaciones de salud y afectar todos los órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro. Además, puede dañar la estabilidad emocional, finanzas y carrera profesional de los individuos, así como sus relaciones personales. Adicionalmente, 100,000 personas mueren cada año por causas relacionadas con el alcohol, como accidentes automovilísticos, caídas, incendios, homicidios y suicidios.

No hay muchas películas que miren el alcoholismo en su forma más cotidiana, pero existen. La televisión ha hecho un mejor trabajo con respecto a la representación del consumo excesivo de alcohol -un ejemplo son los ambientes permisivos en los que existen los personajes de Mad Men o Cheers, en los que el consumo de alcohol tiene que llegar a extremos impensables para que alguien se cuestione lo que sucede- pero el cine tiene alguna joya, en su mayoría indies, que muestra el lado más cotidiano del consumo de alcohol y sus consecuencias.

Smashed (2012)

Mary Elizabeth Winstead es de esas actrices que si no es más conocida es porque se ha dedicado a aceptar buenos roles en películas pequeñas. Hace unos meses se estrenó exitosamente 10 Cloverfield Lane con ella a la cabeza, esperemos que eso signifique verla más en pantalla. En Smashed la actriz interpreta a una maestra alcohólica con una relación tóxica con su pareja –son felices, pero su forma de conectar se basa exclusivamente en la bebida– que decide, tras una noche de excesos, intentar curarse. Sigue un honesto retrato de un proceso complejo, duro y emocional. Winstead se ganó rumores de Oscar del algunos críticos, pero en Smashed hay poco discurso y muchos momentos íntimos e intensos.

“No sé si soy alcohólica. Bebo, bebo mucho. Y siempre he bebido mucho, toda la gente que conozco bebe mucho. Así que nunca pensé que fuese un problema, pero últimamente he comenzado a pensar que lo es”.

The Spectacular Now (2013)

En esta comedia romántica dos adolescentes se encuentran justo antes de graduarse. Ella (Shailene Woodley) es responsable, tímida y estudiosa. Él (Milles Teller) es un chico fiestero y sin idea clara de su futuro. Digamos que es una historia de crecimiento mutuo, de autoconocimiento, de comunión. Es también un retrato del abuso de alcohol de un adolescente sin supervisión. El personaje de Teller bebe, siempre, y hace un buen trabajo fingiendo –ante los demás e incluso con él mismo– que no es un problema, que lo hace para disfrutar. Su proceso de recuperación pasa por comenzar a conocerse y a enfrentar su enfermedad.

“Comparado con otros chicos no he tenido problemas, no realmente. Mierda, pasan cosas, sí, pero siempre pasan cosas ¿no? El verdadero reto de mi vida, el verdadero problema he sido yo. Siempre he sido yo”.

When a Man Loves a Woman (1994)

Esta es un poco más antigua, pero un buen retrato tanto de la adicción como de la co-dependencia que puede generar. Meg Ryan es la mujer a la que Andy García ama. Al principio no quiere verlo, pero el personaje de Ryan comienza a abusar con cada vez más regularidad del alcohol. La película no solo muestra la caída, sino la recuperación. Y también observa lo que sucede en la pareja durante todo el proceso.

“Bebo un cuarto de galón al día. Es vodka, por eso no puedes olerlo”.

28 days (2000)


Esta película es, de todas, la más mainstream. En la época Sandra Bullock era la chica del momento, el reparto contaba con otros nombres llamativos: Viggo Mortensen, Steve Buscemi, Elizabeth Perkins... y era un claro intento de conseguirle a Bullock una nominación al Oscar. La historia es la siguiente: Sandra Bullock choca completamente borracha y es sentenciada a 28 días de rehabilitación obligatoria o tiempo de cárcel. Bullock está convencida de no tener ningún problema, ella es divertida y los demás son aburridos. Durante el proceso de recuperación Bullock se enfrenta con sus verdades y su adicción.

“Dios adoro las tardes como esta. ¿Sabes lo que le falta a esta tarde? Que no tengo un martini seco con dos aceitunas en un vaso helado. Dios, extraño eso”.

The World's End (2013)

Es la única comedia del montón pero no por ello trata con menos seriedad el problema. Esta película inglesa comienza siendo la historia de un grupo de viejos amigos que se reúnen, hostigados por Simon Pegg -alcohólico solitario-, a repetir su hazaña de juventud: recorrer todos los pubs de la Milla Dorada, una de las calles de su ciudad natal que tiene 12 bares. Al principio la noche parece tratarse de la relación alejada de estos amigos y del problema con el alcohol del personaje de Pegg. Y luego todo cambia. Los personajes se dan cuenta de que algo ha sucedido, el pueblo ha sido invadido por robots alienígenas que que se hacen pasar por humanos y ellos tienen que buscar una forma de salvarse.

“Recuerdo estar sentado allí, con sangre en los nudillos, cerveza en la camisa, vómito en los zapatos y viendo el brillo naranja del amanecer y saber en mi corazón que nunca me volvería a sentir así de bien. ¿Y sabes qué? Nunca más lo he sentido”.

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