¿Tu mamá no habla inglés? Estos consejos te ayudarán a encontrar el mejor hogar de cuidado para ella

Encontrar un hogar de cuidados a largo plazo para un padre nunca es fácil y la situación se complica aún más cuando la persona no domina el inglés porque nunca llegó a hablarlo totalmente o porque el envejecimiento se lo dificulta aún más.
“Los pacientes con demencia a menudo vuelven a su lengua materna”, explica Ivan Merkelj, director médico de Palm Beach PACE en MorseLife Health Systems. “La parte del cerebro que almacena un lenguaje aprendido es diferente a la que se encarga del lenguaje materno, y normalmente las personas se sienten más cómodas con este último”.
De acuerdo con la organización Justice in Aging, aproximadamente 5 millones de estadounidenses mayores tienen un dominio limitado del inglés (LEP, por sus siglas en inglés), lo que significa que no lo hablan como su idioma principal o que tienen una capacidad limitada para leerlo, hablarlo, escribirlo o entenderlo en general.
Muchos han vivido de forma independiente durante décadas, confiando en la proximidad de familiares o amigos o residiendo en una comunidad culturalmente dominante. Pero cuando se trasladan a un centro de atención, el a otras personas que entiendan su idioma puede convertirse en un desafío.
Comprenda sus derechos
Familiares y cuidadores deben conocer los derechos otorgados a todas las personas que no hablan inglés. La protección contra la discriminación por raza, color u origen nacional fue establecida en 1964 por el Título VI de la Ley de Derechos Civiles, y se adoptó en 2000, cuando el presidente Bill Clinton firmó una orden ejecutiva para mejorar el a los servicios para los residentes con dominio limitado del inglés.
“Se requiere que cualquier receptor de fondos federales tome medidas razonables para garantizar el significativo a los programas por parte de las personas LEP”, aclara la organización Justice in Aging, que defiende a los adultos de bajos ingresos.
Denny Chan, abogado del personal de Justice in Aging en Los Angeles, explica que esto incluye a los beneficiarios de Medicare o Medicaid, incluidos los hogares para adultos mayores.
“Además, las leyes estatales pueden hacer aún más. La ley federal establece el mínimo, pero los estados pueden agregar derechos que pueden proporcionar protección adicional”, agrega.
Chan alienta a los de la familia y a los cuidadores a investigar (una agencia local de defensa de adultos mayores puede ser el punto de partida) y a estar preparados para aprovechar estos derechos cuando surja la necesidad.
“Cuando se les pregunta si comprenden la información, los cuidadores familiares tienden a decir que sí aunque no sea cierto. Están tan acostumbrados a ayudar y hacer cosas para sus seres queridos, que estarán de acuerdo con todo, aunque no entiendan completamente”, dice. “Pero estas discusiones deberían dejarse en manos de alguien que tenga dominio en ambos idiomas. Un miembro de la familia puede carecer de un vocabulario profesional o desconocer los nombres de las condiciones médicas”.
Su solicitud no tiene que ser motivo de confrontación. “Una respuesta amistosa puede ayudar, por ejemplo: ‘No me siento completamente cómodo traduciendo, ¿cómo pueden asistirnos?’”, dice. “Las instalaciones no le negarán el derecho, pero pueden presentar obstáculos. Es posible que deba esperar o iniciar un nuevo proceso. Pero los servicios profesionales son los mejores”.
Repensar la ubicación de un adulto mayor
Estados Unidos es una nación culturalmente diversa. Considere esto al momento de elegir el lugar de cuidado para su ser querido: ¿Preferiría él o ella estar cerca de su familia o en un lugar más compatible en términos culturales?
Chan recuerda cuando, después de sufrir una caída, su abuela tuvo que ser trasladada de su casa en el barrio chino de Chicago a un centro de enfermería especializada en Michigan, cerca de sus familiares. La mudanza fue desafiante para ella —desde el punto de vista cultural— a sus 90 años y hablando principalmente cantonés.
El personal del centro trató de hacer arreglos en el día a día. “Pusieron una pizarra donde trataron de 'romanizar' sus expresiones más comunes: escribieron algunas de sus frases frecuentes fonéticamente. Esto ayudó en algo, pero en una sola dirección”, cuenta Chan.
La comida era otra limitante: el menú era diferente de lo que su abuela había estado comiendo toda su vida, por lo que los de la familia hicieron todo lo posible para traer comidas hechas en casa.
Las adaptaciones al idioma son en realidad apenas un elemento. El menú, la posibilidad de participar en actividades o simplemente tener a alguien con quien conversar son factores que se combinan para ayudar a que sus seres queridos se adapten a una nueva comunidad.
Por ejemplo, en su instalación en el sur de Florida, el Dr. Merkelj dice que un gran porcentaje de los residentes son hispanos o criollos.
“En nuestro proceso de contratación tratamos de equilibrar a los del personal que son bilingües. También tratamos de integrar la cultura en las actividades, no solo con la conversación, sino también con actividades como el cine, la música y el baile”, dice, añadiendo que ven una respuesta favorable.
Pequeños esfuerzos pueden ayudar
Las adaptaciones a idiomas formales deben ser facilitadas, pero es poco probable que estos servicios estén accesibles durante todo el día. Los familiares pueden tomar algunas medidas simples para ayudar a sus seres queridos a diario.
Merkelj aconseja usar un tablero de comunicación: una forma visual simple para ayudar al paciente a comunicar las necesidades básicas, como el dolor, el hambre o el deseo de hacer una llamada telefónica.
“Puedes hacerlo con una computadora. Las familias pueden ayudar, lo cual es valioso porque muchos idiomas tienen diferentes dialectos o expresiones coloquiales”, dice.
Una estrategia similar es un sistema de tarjetas de memoria, también algo que las familias pueden crear usando una imagen visual y el equivalente escrito en ambos idiomas.
Si es apropiado, ayudar a su familiar a aprender a usar un traductor digital puede ser otra forma de asistencia. En un estudio realizado en un entorno hospitalario, los pacientes que no hablan inglés recibieron tabletas equipadas con una herramienta de asistencia multilingüe durante seis semana; los trabajadores del hospital concluyeron que fue de gran ayuda en las comunicaciones.
Encontrar un área común
Finalmente, la familia debe tratar de ayudar a que su ser querido sea visto —por el personal y otros residentes— como un individuo, buscando maneras de compartir sus intereses, antecedentes y su verdadera personalidad. Encontrar un terreno común puede crear una conexión que rompa los desafíos del lenguaje.
“La comunicación no es solo verbal; hay lenguaje corporal y la forma en que se expresan las cosas”, agrega Merkelj.
No es fácil dejar el hogar propio, y para un adulto mayor con un nivel mínimo o nulo de inglés puede ser especialmente desafiante. Pero planificar de antemano, investigar sus derechos y dar un paso al frente para asistir foemntará el mejor resultado.
*Debbie Swanson es una escritora independiente centrada en temas como cuidado de mascotas, vida para personas mayores y temas familiares.