De los siete chakras principales, lo ideal es que estén abiertos para que la energía fluya y vivamos en un perfecto equilibrio físico y espiritual. No obstante, nuestro día a día, lleno de problemas, estrés o sobrecargas, provocan que nuestros puntos vitales se ensucien o bloqueen, provocando diversos malestares tanto físicos como emocionales. Crédito: Shutterstock
El cuarto chakra se llama Anahata, o chakra del corazón. Está en el pecho, en el centro de los otros siete. Cuando este chakra está mal, sientes un desequilibrio, un malestar similar a un corazón roto. Lo que queremos aquí es enseñarte a limpiarlo, para que esa energía fluya, te conectes con otros, aprendas a perdonar, sanar y mantener relaciones más sanas no sólo con los demás, sino contigo mismo. Crédito: Shutterstock
Es un chakra sumamente vital porque activa la sexualidad en cada persona, y por ende, la reproducción. A partir del chakra Muladhara asciende por la columna vertebral la llamada “energía Kundalini” considerada desde civilizaciones antiguas como la fuente de la vida. Crédito: Shutterstock
Pero ahora hablaremos en particular del chakra del amor, Anahata. A medida que somos capaces de amar sin condiciones no solo a nosotros mismos, sino a los demás, se abre este chakra y facilitamos el flujo de energía nutritiva hacia los órganos que dependen del corazón. Crédito: Shutterstock
Cuando el chakra del amor está completamente abierto e interactúa armónicamente con los otros chakras, la persona se convierte en un canal del amor divino. La energía del corazón ayuda a transformar su mundo, a irradiar cordialidad, confianza, alegría y así, unirse con las personas a su alrededor. Crédito: Shutterstock
Una vez que armonices tus chakras, no solamente el del amor, la corona o el de raíz, notarás cómo te sientes energizado y activo. Dispondrás de más fuerza interior para lanzarte a nuevas aventuras dentro de tu vida amorosa que te enriquezcan - o, si ya tienes pareja sentimental, consolidar tu amor. Crédito: Shutterstock