El Ártico se está derritiendo: los efectos podrían ser devastadores para el mundo
El cambio climático es un asunto prioritario para la mayoría de los gobiernos de todo el mundo. Sin embargo, un fenómeno muy importante ligado a este problema por algún motivo está pasando desapercibido: el derretimiento del permafrost.
El permafrost es el suelo del Ártico (roca y otros materiales orgánicos) que permanece congelado por lo menos durante dos años consecutivos y cuya principal función es mantener atrapados los peligrosos gases de efecto invernadero.
Lamentablemente el permafrost ya no permanece congelado durante todo ese tiempo, gracias al incremento mundial de la temperatura que está derritiendo grandes zonas de los polos.
La degradación del hielo ártico es una amenaza no sólo para el ecosistema de la zona, sino para el equilibrio natural de todo el mundo porque contribuye al cambio climático.
El hielo cubre el 24% de la superficie del hemisferio norte y contiene poco más de la mitad del carbono orgánico almacenado en el suelo de nuestro planeta.
Mientras esta zona se mantenga congelada, los materiales orgánicos permanecerán atrapados. No obstante, si se derrite los microbios comenzarán a descomponerse y a liberar el peligroso dióxido de carbono y otros gases como el metano a la atmósfera.
De acuerdo con The Arctic Institute, las temperaturas del permafrost están cambiando a un ritmo alarmante debido a que en los últimos 30 años han aumentado entre 1.5 y 2.5 grados celsius.
Puede parecer una cifra menor, pero se estima que un aumento de tan sólo 3 grados podría derretir hasta el 85% de las capas superiores del hielo ártico.
¿En qué afecta al mundo el derretimiento del permafrost?
El deshielo del permafrost afecta en un primer nivel a todos los seres vivos del Ártico y sus ecosistemas, incluyendo a los seres humanos.
Al liberar grandes cantidades de metano el derretimiento del hielo del hemisferio norte contribuye al calentamiento de la Tierra, ya que este gas provoca un efecto invernadero más potente y duradero que el carbono.
Una de las consecuencias más visibles del derretimiento del permafrost es el retroceso de las costas polares, dado que el hielo funciona como un rompeolas que impedía el libre paso de las tormentas a la tierra.
Los expertos estiman que algunas islas árticas, como las que se encuentran al norte de Rusia, podrían desaparecer en los próximos años.
En Alaska y Canadá, decenas de personas han tenido que abandonar sus hogares al océano estar cada vez más cerca de sus pueblos.
Los científicos creen que el derretimiento del permafrost podría provocar el resurgimiento de bacterias y enfermedades peligrosas que han estado congeladas durante cientos de años y que podrían dañar los ecosistemas del mundo.
Un ejemplo de lo anterior sucedió en el 2016 cuando un brote de ántrax de un cadáver animal encontrado en el permafrost provocó la muerte de un niño, la hospitalización de más de 70 personas y la pérdida de más de 2300 renos en Rusia.
Se cree que sí la comunidad internacional no se une para remediar este problema, los daños ecológicos provocados por el derretimiento del permafrost serían inimaginables.
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