Mi hija o mi hijo es gay: ¿cómo puedo apoyarlo?

Desde junio del año pasado la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos aprobó legalmente el matrimonio homosexual en los 50 estados del país y Puerto Rico, territorio regido por las leyes estadounidenses. Sin embargo, muchas madres y padres aún se preocupan por la posible discriminación que sus hijos puedan sufrir y por la forma en que desarrollarán.
Para muchos jóvenes revelar a sus familias su orientación sexual es un problema. “Tenía mucho miedo, porque sentía que no iba a tener su apoyo al confesarles que yo podía ser homosexual. Y como no tenía el apoyo de ellos no me atrevía a decirlo abiertamente”, relata Ángel Cruz, periodista mexicano.
“Yo creo que lo asumí a mediados de la universidad, pero hasta que tuve mi independencia, y vi que estuviera o no mi familia dentro de mi vida no pasaría nada, entonces me acepté ante ellos. Al ver lo bien que lo tomaron, pensé que de haber sabido cómo iban a reaccionar tal vez yo mismo lo hubiera aceptado desde mucho tiempo antes”, concluye Cruz.
“Cuando estamos jóvenes hay muchas situaciones que nos lastiman por la poca experiencia y el ambiente hostil”, explica Astrid Montaño, estudiante de doctorado originaria de Sonora, México, que actualmente vive en Nueva York con su esposa. El sistema “devora cualquier forma alterna, la castiga”.
“Creo que los papás y mamás temen por nosotras” cuando nos asumimos, “pero ellos deben saber que nosotras tenemos el doble de miedo”. Por ello “la confianza es primordial. Recordemos que en una edad temprana estamos desarmadas para lo que viene. Escuchar y acompañarlos fortalecerá los pasos de sus hijos o hijas”, afirma la investigadora.
Estos son algunos consejos que servirte como guía si tu hija o hijo son homosexuales.
1. Evita los juicios cerrados
Muchas veces la homosexualidad es vista desde una única interpretación negativa. Las actitudes homofóbicas pueden ser más comunes entre los hombres que se identifican con un rol tradicional, y pueden complicar la relación entre padre e hijo gay.
Si este es tu caso o el de tu pareja, debes cuestionar profundamente el sustento de esas ideas y comprender que, aunque existan concepciones negativas acerca de la homosexualidad, tu hija o tu hijo siguen siendo parte de tu familia y necesitan de tu apoyo incondicional.
“En el caso de mi padre no hay conversación sobre ningún aspecto de mi vida. Es demasiado religioso y estamos alejados. En realidad, no me importa lo que piense”, relata Montaño. “Para mí, no es amor puro si al momento de aceptarte ellos te abandonan, te condicionan o te callan porque ponen en primer lugar conceptos y sentimientos enajenados socialmente antes que el amor por un hijo o hija”.
2. Tu primera preocupación debe ser su bienestar
La ruptura de los vínculos familiares puede hacer que adolescentes y jóvenes se involucren en prácticas riesgosas, según un estudio de la Rutgers School of Social Work, donde participaron 38 jóvenes gay y bisexuales de entre 14 y 21 años de edad en Nueva York, Washington DC y Philadelphia.
Algunos de los chicos cuyas familias reaccionaron negativamente ante su identidad sexual, se contagiaron del virus de VIH tras tener sexo sin protección en varias ocasiones. “El día que hablé con mi mamá fue porque ya no podía más, sentía que todo era una mentira y yo necesitaba gritarlo”, relata Astrid, quien habló con su madre cuando estaba en la universidad. “Un día con cualquier pretexto le dije: ‘¿quieres saber si soy gay? Sí, lo soy’. Mi mamá no tenía idea de lo que hablaba y lloró desconsoladamente. Me asusté, me desmentí”.
“Uno o dos meses después, ella me llevó a caminar y me dijo: ‘Necesito que me des tiempo para asimilar, tengo miedo de lo que pueda hacerte la gente y necesito apoyarte’”. Su familia estaba a punto de mudarse, y ella se fue a vivir con la que era su novia en aquel momento.
“Cuando (mi mamá) volvió a la ciudad me llamó por teléfono: ‘Estoy en la central, pueden venir tu novia y tú por mí. Traigo a tus hermanos para que hables con ellos’. Desde ese momento, jamás he sentido rechazo en mi casa”. Para ella, esa actitud ha sido crucial. “Mi madre me enseñó a respetarme y defenderme por lo que soy, me enseñó mucho con eso”.
3. Mantén la comunicación y desarrolla su autoestima
Algunas familias evaden el tema y jamás preguntan sobre “tus relaciones, tus decisiones; todos las áreas de tu vida que se relacionen con tus preferencias”, explica Montaño, fundadora de La Casa de Viena, un proyecto de difusión cultural en México. En cambio, “mi madre y yo, hablamos de todo. Me siento afortunada. Me ha dado amor y respeto, no necesito más. Eso me dio la fuerza para casarme con una mujer y ahora vivo ese derecho que tengo”.
Los estudios demuestran que el apoyo familiar es crucial. Los jóvenes se involucraron menos en prácticas de riesgo cuando sus familias estaban dispuestas a escucharlos y tener con ellos discusiones abiertas. “ Las conexiones familiares cercanas parecen proporcionar un contexto para la seguridad”, afirma Michael LaSala, profesor que dirigió la investigación en Rutgers.
“Desde mi experiencia, creo que los padres les deber dar espacio a los hijos y respetarlos; hacerles ver que se deben valorar para poder enfrentarse al mundo”, afirma Ángel Cruz, quien ha trabajado en televisión y como social media manager.
“Lo que los padres pueden hacer es darles la completa seguridad a sus hijos de que son importantes y valen lo suficiente para que nadie los haga menos con una palabra ofensiva. Eso es lo más importante para cualquier persona, gay o no, que te enseñen a valorarte, a tener una autoestima alta”.
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