Edwins, el restaurante que reintegra a ex convictos como cocineros

En uno de los mejores restaurantes de Cleveland, el Edwins, ex convictos aprenden lo básico de la industria culinaria en una capacitación gratuita de 40-50 horas, en el marco de un programa que se extiende por 6 meses. Bajo la consigna de la segunda oportunidad que merecemos todos, en Edwins les enseñan desde cómo maniobrar un cuchillo, hasta preparar salsas madre y cómo diferenciar un vino de otro, pasando por las nociones elementales para ofrecer un buen servicio.
“Cuando alguien sale de la cárcel a menudo tiene dificultades para encontrar empleo. Nadie niega que cometió delitos, pero nos preocupa que tras cumplir su sentencia no tenga una transición saludable,” explicó Brandon Chrostowski, dueño del restaurante, a Univision Trends.
El chef, que asegura que para sus comensales Edwins es una experiencia maravillosa, echó a andar este proyecto luego de pasar varios días en prisión y conocer de cerca el sistema judicial de su país: “A los 18 años, fui detenido por huir de las autoridades en medio de una reunión relacionada con drogas en los suburbios de Detroit. El juez, en vez de condenarme hasta a 10 años de prisión, me concedió la libertad condicional si encontraba empleo”.
Chrostowski considera que esa posibilidad le fue concedida debido al color de su piel, “pero no todo el mundo tiene esa suerte. Por eso decidí ofrecer a los demás la misma segunda oportunidad”.
Sin embargo, pasaron cinco años antes de que naciera la idea de Edwins. Inicialmente, Brandon no recibió ayuda alguna: “Todo salió de mis finanzas personales. Pero cuando la idea creció, también crecieron los socios”, relata el chef.
En Edwins se cocina mucho más que comida
En Edwins se sirven más de 100 cenas al día. Exquisitos platillos que van desde un filete mignon con crema de espinaca y salsa de cangrejo, hasta rillettes de salmón ahumado y pastel de conejo con parmesano. Además de lograr una apetecible carta, el otro éxito del restaurante se debe a la libertad que se les brinda a sus cocineros.
En el espacio no hay cámaras de seguridad. Según lo ve Brandon Chrostowski, para estos ex convictos la vigilancia podría significar que no están siendo aceptados por lo que son, sino por lo que fueron en prisión y hacerlos sentir eternos perseguidos. Sin embargo, si alguno de ellos es violento o va a trabajar bajo los efectos de drogas, Edwins tiene una política de tolerancia cero. De cualquier forma, cuando esa persona esté lista para reinsertarse a la sociedad, seguirá existiendo un espacio libre para ella en su cocina.
“La mejor lección que aprendí en este negocio es que no soy diferente a mis estudiantes. Sólo estoy tratando de otorgarles la segunda oportunidad que yo he recibido”, reafirma el chef. “Aquí en Edwins no nos preguntamos por qué ofensa fueron acusados, nos da lo mismo. Lo único que nos importa es su voluntad de aprender y querer rectificar el camino en el que estaban”.
Otra política del restaurante es la creación de Edwins Second Chance Life Skills Center, un campus para que los estudiantes que necesiten de una vivienda puedan dejar el asiento trasero de su auto. “El plantel está conformado por tres edificios. Hay un dormitorio con capacidad máxima de 21 alumnos, una cocina y gimnasio. Será una opción de vivienda para muchos que se enfrentan a las barreras que se levantan ante ellos a la hora de alquilar un lugar para vivir”.
A futuro se planea ampliar el campus con una carnicería, una pescadería, una pastelería y una tienda de especias, vino y más insumos alimenticios, con la intención de mejorar la comunidad y la educación de los estudiantes. Sobre la política carcelaria en EEUU, Brandon sigue crítico: “Tenemos un largo camino por recorrer en lo que respecta a este asunto. Hay una gran brecha entre el tiempo servido y el reingreso en la sociedad. En algún lugar del camino, el sistema dejó de hacer de la rehabilitación una prioridad”.
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