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Relaciones Personales

La influencia de las fases lunares en nuestro estado de ánimo

Desde que el hombre es hombre, se ha sentido atraído e influenciado por la luna y sus misterios. ¿Por qué negarnos ahora?
12 Ago 2016 – 02:41 PM EDT
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La influencia de la luna sobre nuestro planeta tal vez va más allá de lo que creemos. Crédito: iStock

La influencia de la luna en diversos procesos, como la regulación de las mareas, las cosechas, los ciclos de ovulación y otros, es tan cotidiana que lo “damos por hecho” y convivimos con ello naturalmente. En general, no nos detenemos a observarlo.

Desde tiempos antiguos el ser humano ha sentido una atracción especial por este satélite que nos rige de una forma especial y al cual le hemos atribuido poderes de astrología, misticismo, embrujos y hasta de lograr seducir a los corazones más duros.

Actualmente se habla sobre las conexiones entre la luna y nuestro cerebro. ¿Magia, horóscopo de revista, personas lunáticas? ¡Nada más alejado que esto! La relación entre la luna, el tiempo y nuestros procesos cerebrales no es un asunto nuevo; sin embargo, gracias a los avances tecnológicos hoy podemos hablar de ellos sin “parecer curanderos”.

La cronobiología y nosotros

Durante muchos siglos el pensamiento racional logró imponerse sobre el pensamiento intuitivo, metafórico, incluso el creativo, pretendiendo denostarlo para hacer prevalecer la idea de que “la ley y el orden” están por encima de cualquier cosa, negando -casi irracionalmente- la naturaleza humana.

Sin embargo, desde hace unos años, cada vez más científicos han ido transformando este paradigma y observando con mayor apertura, lo cual demostró que mantener un pensamiento multidisciplinario, abierto, elástico y con capacidad de adaptación provoca mayores ventajas. Es así como varias disciplinas van saliendo a la luz, como es el caso de la cronobiología, cuyo objetivo de estudio son los procesos biológicos que siguen secuencias temporales previsibles, en los ritmos y relojes biológicos. Posee especial interés para la medicina, endocrinología y neurociencia.

Los seres humanos somos integrales. Desde esta perspectiva, el tiempo, nuestro antiguo Titán griego, mejor conocido como Cronos -el que se devoraba a sus hijos- ha regido nuestra vida. Existen día y noche, horas, meses, años, procesos biológicos, físicos, emocionales, que están íntima y totalmente ligados al paso del tiempo, ese sutil e inevitable viento que a todos nos mece y del cual nadie puede quedar exento.

¿Y entonces?

De alguna manera, la relación entre el mundo exterior –la luna– y el mundo interior –el cerebro–, ha impactado en nuestra percepción de tiempo y espacio: cuatro son las estaciones del año, las fases lunares, los cuartos de hora, los elementos básicos del planeta, las fases de la respiración, etc. En este caso, las cuatro fases lunares, según Mark Filippi, doctor y autor del Método somático, se relacionan directamente con cuatro neurotransmisores (responsables de llevar información de una neurona otra), ya que cada uno interviene e influye en nuestros procesos de sinapsis y cambios en los estados anímicos.

Explicamos ahora cada faceta y en qué alimentos podemos encontrar estos beneficios, con el afán de que aprendamos a medir nuestros propios procesos y aprovechar los tiempos lunares para su mejor provecho:

-Luna Nueva/Cuarto Creciente. Acetilcolina.

El Dr. Filippi dice: “Cuando estamos surcando en acetilcolina, nos volvemos más sensibles, más aptos a actividades grupales y más receptivos emocionalmente”, ya que este neurotransmisor tiene como función básica la memoria y velocidad en el pensamiento; a su vez que juega un importante rol en la coordinación muscular.

Este neurotransmisor como tal no se obtiene en los alimentos, sino que se adquiere a través de la colina, misma que está presente en huevos, germen de trigo, col, coliflor, bacalao y salmón.

- Cuarto Creciente/Luna Llena. Serotonina

La función de este neurotransmisor es la del balance emocional: sensación de bienestar y recompensa vs. depresión y agresividad.

En esta fase lunar, lo esencial es “guardarnos”: concentrarnos en hacer lo que nos hemos propuesto, sin excedernos de más. Si bien existirá el deseo de salir y complementar los días con actividades sociales, es importante concentrarnos y cumplir nuestros objetivos.

Algunos alimentos que proporcionan serotonina y fortalecen la sensación de bienestar: cúrcuma, leche, plátano, yogurt, queso, levadura de cerveza, espárragos, arroz, avena, nueces, aguacate, salmón.

- Luna Llena/Cuarto Menguante. Dopamina

La dopamina está asociada con las experiencias y emociones que producen los placeres, la recompensa y la excitación. Es como tener “mariposas revoloteando”, esa sonrisa de cuando estamos enamorados.

Función: energía mental, atención, control de impulsos, motivación.

Alimentos “dopamínicos”: pescado, pollo, huevo, betabel, alcachofas, aguacate, algas marinas, espinaca, sandía, plátano, fresas, papaya.

- Cuarto menguante/Luna nueva. Noradrenalina

Este neurotransmisor afecta a partes del cerebro donde se controla la atención y las acciones de respuesta inmediata. Junto con la adrenalina, este interviene en la respuesta automática que emite el cerebro de "luchar o huir" ante una circunstancia. Es un estado defensivo, en el que instintivamente nos protegemos, esta sensación de “alerta” nos hará tomar las decisiones menos racionales; por ello es cardinal estar concientices de cómo estamos siendo influenciados, y de esta forma medir nuestras reacciones a la hora de comunicarnos, expresar o manifestar un deseo.

Función: alerta, memoria, velocidad de pensamiento mental, alteración del estado de ánimo. Propensión a la disociación.

Alimentos que ayudan a concentrarnos y evitar “reacciones sin pensar”: manzana, plátano, aguacate, almendras, tofu, pollo, leguminosas, semillas de girasol y verduras de hojas verdes.

Somos parte de un todo

Ahora que lo sabemos, podemos guiarnos por un calendario lunar y anotar nuestras propias observaciones; al fin y al cabo, desde que el hombre es hombre, se ha sentido atraído e influenciado por la luna y sus misterios. ¿Por qué negarnos ahora?

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