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Consejos Papás y Mamás

Podrías destruir la autoestima de tus hijos de estas 5 formas, aunque no sea tu intención

Los niños construyen su autoestima dependiendo del ambiente que lo rodea, por ello la relación con nuestros hijos es importante para que crezca o se debilite. Estas son algunas acciones que los adultos hacemos sin querer y pueden influenciarlos negativamente.

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Publicado 29 Jul 2024 – 06:00 AM EDT | Actualizado 29 Jul 2024 – 12:54 PM EDT
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Dicen por ahí que todos los niños deberían tener una etiqueta que diga: ‘cuidado, contiene sueños’. Esto como una advertencia para los adultos, para que pongamos atención en la manera en que convivimos con ellos y ser incapaces de destruir la autoestima de nuestros hijos.

Aunque los padres hacen su mayor esfuerzo por educar a sus hijos con amor, disciplina y respeto, no podemos negar que somos seres humanos imperfectos. Nos guste o no, siempre hay la posibilidad de que cometamos algún error y muchas veces ni siquiera nos demos cuenta.

5 formas de destruir la autoestima de tus hijos

La manera en que un pequeño construye su autoestima depende en gran medida del ambiente que lo rodea. La relación con los padres será fundamental para que esta se fortalezca o se debilite, según el tipo de comunicación que tengan. Estas son algunas de las acciones que los adultos podemos hacer sin querer y que pueden dañar la autoestima de los niños.

#1 Sobreprotección

Por supuesto que ninguna mamá o papá quiere que le pase algo malo a su hijo. Alejarlo del peligro es una de las principales tareas como padres. Sin embargo, la protección puede resultar contraproducente para los pequeños, pues no les permite conocer sus fortalezas y debilidades.

Sara Hernández, psicóloga infantil explica:

"Muchas veces los padres sobreprotegen a los niños y hacen todo por ellos, les resuelven la vida. El niño puede percibir estas atenciones como algo negativo, como si él no tuviera la capacidad de hacer las cosas por sí mismo. Lo mejor es dejarlos que exploren el mundo y descubran de lo que son capaces".

#2 Falsas expectativas

Cuando alentamos a nuestros hijos a tomar parte en una actividad deportiva o artística, es importante que dejemos que ellos elijan lo que más les agrade y no lo que a nosotros nos gusta.

Además, es indispensable que no coloquemos nuestras propias expectativas sobre ellos. Si lo inscribes en un equipo deportivo, sólo con la intención de que satisfaga tus deseos de ser el campeón, estarás poniendo una gran presión sobre él y se sentirá muy mal si no lo logra. Los niños deben esforzarse y realizar una actividad porque les gusta, no para cumplir sueños o esperanzas de otras personas.

#3 Comparaciones y más comparaciones

Por supuesto que a todos nos sirve tener un modelo a seguir, pero de eso a que nos estén comparando todo el tiempo, hay una gran diferencia.

Al respecto, la psicóloga Hernández detalla:

"Comparar a los niños con sus compañeros, sus hermanos o incluso con los mismos padres puede afectar su autoestima. Si lo hacemos de manera constante, les estamos enviando el mensaje de que nada de lo que ellos hacen está bien, no importa cuánto se esfuercen, y que los demás son mejores que ellos".

#4 Definirlo por sus acciones

Cuando un niño tiene una conducta inapropiada, es muy recomendable que los adultos presten atención en las palabras que utilizan para decírselo. Es importante que los padres hagan una diferencia entre las acciones del niño y su personalidad, así como la manera en que califican ambas.

"Pongamos un ejemplo: si un niño tira un vaso de agua, debemos explicarle que debe tener cuidado cuando tome un vaso y que, en caso de derramar el contenido, deberá limpiarlo. Lo que debemos evitar es decirle que ‘es un niño torpe’ sólo porque el vaso cayó accidentalmente. De esta manera, el pequeño pondrá cuidado en lo que hace, pero sin sentirse inferior", explica la terapeuta.

#5 No escucharlos

Sabemos que tienes muchas actividades y preocupaciones durante el día, pero no prestar atención a lo que dicen tus hijos (de manera constante) tendrá repercusiones negativas en su autoestima.

Decirle a un niño que se calle, que no tienes tiempo para escucharlo o que “luego hablan” le dará la impresión de que su opinión, sus ideas o sus anécdotas no son importantes y no merecen ser atendidas. En palabras de la terapeuta Hernández:

"Piensa esto: Si a ti como adulto no te gusta que te ignoren y te afecta, ¿por qué hacerlo con los niños?".
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