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Día de la Mujer

Martha Ortiz: A fuego lento

En la cocina, la mujer lleva una voz de mando, opina Martha Ortiz del restaurante Dulce Patria en la Ciudad de México.
7 Mar 2016 – 04:24 PM EST
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Martha Ortiz, Dulce Patria México Crédito: Cortesía

Por: Martha Ortiz* | @DulcePatriaMx

Ser mujer en México no es platillo fácil. Cocineras, estudiantes, politólogas, empresarias, abogadas, artistas, escritoras, videntes, hechiceras, ingenieras, bordadoras, maestras, artesanas, no importa la profesión o el oficio, pero sí la valentía de habernos cocinado a fuego lento. Despacio y con cadencia, como si fuera música, con la flama azul que nos acaricia pero que por los tiempos tan prolongados nos hace esponjaditas, jugosas y valientes. Es decir, vale la pena el tiempo de cocción.

Por si fuera poco, las diosas mexicanas, las que tienen serpientes en las faldas, nos eligieron por género para hacernos de maíz, grano sagrado que se convierte en harina fuerte y consistente. De mil colores y sabores, como el reflejo de un ciclo solar, nocturno o diurno. Blancas, rojas y negras, y también jaspeadas, como los suspiros prolongados que mezclan la ternura y la fuerza.

Hoy, un día importante que nos celebra, me hace reflexionar desde el fondo de la cazuela, y pienso en todos los ingredientes que nos hacen falta. El por qué de tantas mujeres solas en el mundo, que todavía no encuentran eco en sus lágrimas sazonadas de esperanza y amargura, y también de desesperación. Ellas, con sus manos, ya rompieron el techo “de caramelo” —algunos dicen “de cristal”— y todavía están solas con consciencia de hermanarse unas con las otras, de compartir el delantal.

Cuántas cocineras de vida y sueños aún tienen miedo de ser valientes, de cambiar comodidades e ingredientes por ayudar a otras… o ayudarse a sí mismas. Cuántas preparaciones se necesitan para saber que nuestra misión de vida es crear un espacio de libertad femenina, como la cocina, donde los artefactos e ingredientes están listos para seguir el llamado a tener un carácter libre que incluya fuerzas e ingredientes.

En una cocina, entre la lumbre y el humo, los abanicos de palma y los sonidos embriagados, las mujeres somos creadoras y libres, y cocinamos nuestra propia vida a la par que los platillos. Gracia, sexualidad y erotismo, el golpe rítmico del molcajete y del metate en la molienda. Esta rebeldía sensual de sabor y vida tiene un propósito, una misión: estar en el mundo con sabiduría pero más allá de la propia frontera, crecer al límite y degustar para tocar lo inmediato, acariciarlo, acomodarlo, hornearlo y darle un sabor sensual y poderoso.

Mujeres, cocineras y un poco hechiceras, en estas paredes de aromas exquisitos tenemos la voz del mando. Es natural, apaciguar la llamarada, mirar cómo el agua apaga la amenaza, cómo el viento arrasa y la tierra nos regala, en este país de masa, mil ingredientes y mil historias y un solo sueño: mayor justicia. Fuera de estas paredes se necesita el reconocimiento de espíritus libres que no imitan; mujeres que se sostienen livianas y con gracia aunque sean de peso completo, en su propia cocina: la matriz de la imaginación y la fantasía.

No hay timidez posible en estas empresas, no hay cuchillo pequeño, hay mucho que picar para después amalgamar, con sonrisas y lágrimas en los ojos. Mis cocineras, las emprendedoras, no le temen a nada, traen las enaguas bien puestas y los delantales inmaculados. Regalan sabores inimaginables, no hay distancia con su propia pasión, brindan alegría esperando hermanarse con otras cocineras que cuelan líquidos espesos con una manta de cielo, pensando que éste sí existe aquí en la Tierra y que tiene el sabor del prestigio que antecede al éxito.

Así es como en mi país aún tenemos un instante para sazonar con ceniza —de maíz y de flores—, la cual nos recuerda anticipadamente que esta vida es una sola oportunidad y que polvo nacimos y eso seremos. Y reitero que así, esponjadas, sabrosas, delicadas, y unidas por este polvo liviano de color oscuro, podemos pedir desde cada cocina la igualdad.

(*) Martha Ortiz dirige en la Ciudad de México el restaurante Dulce Patria, considerado uno de los 50 mejores de América Latina. Es anfitriona del programa de televisión Top Chef México, colaboradora de proyectos culinarios y culturales.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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