Se vistió de novia a sus 94 años porque el racismo se lo impidió antes: conoce a Martha Tucker
Aún en la actualidad, es frecuente que se desestimen los esfuerzos históricos en materia de derechos humanos. Lo cierto es que, incluso con las deficiencias claras en el sistema occidental actual, antes todo era mucho peor.
Basta recordar la controversial y muy cuestionable Ley Jim Crow, un marco sistemático que separó por mucho tiempo a la sociedad estadounidense entre “blancos” y “negros”.
Mientras se aludía a la supremacía blanca en todo momento, los ciudadanos negros no poseían muchos derechos básicos, incluyendo a aquellos que eran meramente recreativos.
Aquello lo vivió en carne propia la ciudadana Martha Tucker, quien siempre soñó con usar un clásico vestido de novia blanco el día de su boda. No obstante, la Ley Jim Crow, le impidió portar uno cuando se casó en 1952.
La explicación tras ello, era que las mujeres negras ni siquiera podían entrar a las tiendas de novias. La propia Tucker, recuerda con tristeza cómo su ilusión se perdió desde el inicio, y se conformaba con observar los aparadores:
Ahora bien, aunque Martha no fue capaz de casarse de blanco como soñaba en sus veintitantos; hoy día, a sus 94 años ya hizo su sueño realidad.
La idea en sí, vino de la nieta de Martha: Angela Stroizer. Cuando estaban juntas viendo la película Un príncipe en Nueva York y pasó la escena de la boda, Martha no pudo evitar emitir un largo suspiro.
Allí, volvió a contar a su nieta que siempre se quedó con las ganas de ponerse un vestido de novia, pero que en su momento, sólo se pudo casar con un traje sastre sencillo.
Angela se conmovió a tal grado, que decidió llevar a su abuela a una tienda de la famosa firma David’s Bridal en Hoover (Alabama). Aunque sabía que Martha no aceptaría que comprasen un vestido de novia, cuanto menos quiso que tuviera una sesión de fotos con uno.
De esta forma, Angela llevó a Martha a maquillar y a peinar; y cuando se dio cuenta de para qué había ido a la famosa tienda, la mujer de 94 años se emocionó en demasía.
Aunque se probó muchos vestidos, hubo uno que le llamó la atención desde que llegó, y dijo: «Ese vestido tiene mi nombre, mi sueño se cumplió.» Ve tú mismo el resultado final de su prueba:
Martha no sólo luce adorable en las fotos que pasarán a la historia de su familia, de hecho, su anécdota y las palabras de su nieta, ya recorrieron todos los rincones del mundo. Ángela incluso lloró conmovida ante la plenitud de su abuela:
¿Qué te parece esta tierna historia? ¡Dinos en los comentarios!
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