El Rey Arturo no es el dueño de la espada en la piedra: la historia real es más interesante
Walt Disney Pictures se ha encargado de mostrarnos algunas historias inspiradas en cuentos, narraciones o leyendas; por ejemplo, ‘La espada en la Piedra’ (1963), una cinta que tiene una de las tramas más interesantes y curiosas.
Cuenta la vida de un niño llamado Arturo, quien estaba destinado a sacar la espada de la piedra para convertirse en el rey de Inglaterra. Sin embargo, existe otra versión de la historia en donde nadie ha logrado extraerla.
El verdadero dueño de la espada en la piedra era un santo italiano
En Italia hay una espada que está incrustada en una roca, la cual está ubicada en la Capilla de Montesiepi en la Toscana, y se dice que fue dejada ahí por el santo Galgano Guidotti.
Guidotti nació en 1148 y pasó gran parte de su juventud viviendo como un caballero adinerado, pero en el año 1180 decidió dedicarse a la religión debido a que tenía visiones y un espíritu bienaventurado.
La leyenda cuenta que vio a un arcángel llamado Miguel, quien le dijo que renunciara a sus posesiones, deseos y placeres mundanos, pero éste se opuso argumentando que cumplir esa orden “sería tan fácil como partir una roca con su espada”.
Acto seguido y para probar lo que decía, el caballero desenvainó su espada y la lanzó contra una piedra. De manera inexplicable el arma se hundío en la roca con gran facilidad, quedándose clavada por siempre y formando una cruz.
Fue así como Galgano dedicó el resto de sus días a rezar y construir una iglesia, pero no la terminó porque murió el 30 de noviembre de 1181.
De acuerdo al medio italiano ‘Interrist’, ante el hallazgo y su muerte muchos comenzaron a venerarlo como santo. En 1185 una comisión pontificia buscó información sobre la vida del ermitaño, la cual quedó recogida en un texto que representa el documento de canonización más antiguo. Además, ese mismo año el papa Lucius III lo proclamó santo y mandó terminar la iglesia en el Montesiepi.
Aunque nadie ha podido demostrar con certeza el origen de la espada, se puede comprobar su antigüedad: data de entre el año 1000 y el 1200 de nuestra era.
La espada que nunca se ha logrado quitar de la roca todavía puede ser irada en las ruinas de la Abadía de San Galgano, a pocos kilómetros de la ciudad de Siena, de donde los visitantes pueden apreciar la empuñadura y unos pocos centímetros de la hoja.
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