A Isabel II no le correspondía ser reina, pero un escándalo y una muerte la pusieron en el trono
La reina Isabel II es una de las monarcas más reconocidas a nivel mundial. Ha estado más de 60 años en el trono, mostrando la gran capacidad de liderazgo que posee.
Curiosamente, ella no estaba destinada a ser reina, pero dos sucesos la llevaron a heredar la corona.
La corona era su destino
Isabel de Windsor es la hija mayor de los duques de York, Alberto Jorge e Isabel, quienes posteriormente tuvieron a su segunda hija, Margarita.
Desde muy pequeña, la ahora reina mostró tener una disciplina e inteligencia sobresaliente que llamaría la atención de quienes la rodeaban.
A pesar de estar consciente de su posición noble, Isabel jamás imaginó que llegaría a convertirse en reina, pero un suceso inesperado la tomó por sorpresa.
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Cuando Jorge V fungía como monarca, el heredero al trono era Eduardo VIII, hermano mayor de Alberto Jorge y tío de Isabel II.
Esto hacía que ella fuera la tercera en la sucesión al trono, lugar que podía alejarse aún más si su tío decidía tener hijos. En ese caso, la princesa bajaría en la línea de sucesión y lo más probable es que nunca llegaría a portar la corona.
No obstante, el príncipe Eduardo jamás mostró una actitud comprometida ni responsable con su rol de heredero al trono, e incluso se dice que era todo un dolor de cabeza para su padre.
El sucesor al trono hizo a un lado sus responsabilidades y se enamoró de Wallis Simpson, una mujer estadounidense que aún estaba divorciándose cuando comenzó su relación con el príncipe.
Curiosamente, esta 'relación prohibida' marcó el destino de Isabel cuando aún era una niña.
Luego de que el abuelo de Isabel (el rey Jorge V) muriera, Eduardo VIII ascendió al trono, y fue en ese momento que su romance con Wallis se intensificó, pero su vínculo no estaba permitido.
Aún así, cuando ella se divorció el rey manifestó sus deseos de casarse con ella, lo que generó un gran escándalo.
Ante la presión de la Corona y luego de casi un año de reinado, Eduardo VIII abdicó al trono, dejándole el lugar a su hermano menor, Alberto, quien tomó como nombre oficial Jorge VI.
Fue así que, a los 11 años, Isabel se convirtió en la heredera inmediata al trono.
Lamentablemente, el rey Jorge VI se vio aquejado por una terrible enfermedad: cáncer de pulmón. Su padecimiento le arrebató la vida luego de permanecer sólo 15 años en el trono.
En consecuencia, Isabel II tuvo que tomar las riendas muy joven, a los 26 años, convirtiéndose desde entonces en la figura más importante de la monarquía británica.
A pesar de que no se planeaba que Isabel II llegara al trono, parece que su destino estaba marcado, ¿no crees?
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