Como película de terror: así fue el despiadado asesinato de la cantante Zayda Peña
Fue como en una película de terror: un ataque relámpago y a sangre fría. Nadie lo esperaba y el horror que provocó no solo destruyó a una familia, sino que tiñó de rojo violento los anales del Regional Mexicano. Las circunstancias en torno a la brutal muerte de la cantante Zayda Peña Arjona, conforman un relato que puede ponerle la sangre fría a cualquiera.
Poco antes de las 6 de la mañana del sábado 1 de diciembre de 2007, mientras la joven de 26 años de edad yacía en una cama de la sala de terapia intensiva del Hospital General Alfredo Pumarejo de Matamoros, Tamaulipas, -donde la joven había sido llevada de emergencia- un misterioso homicida, parte de un escuadrón que se introdujo de incógnito en las instalaciones de salud, se internó por los corredores sigilosamente armado con una pistola tipo escuadra y se acercó hasta el cubículo donde se restablecía la cantante que apenas había sobrevivido a una masacre registrada horas antes en el Motel Mónaco de la misma ciudad fronteriza. Sin hacer ruido, se acercó a la cama, le apuntó y la remató disparándole en varias ocasiones en el cuerpo y rostro, ante la mirada aterrada de doctores y enfermeras que atendían a otros pacientes, provocando una verdadera pesadilla que sigue sin ser aclarada.
"Mamá. Quiero ser cantante".
Cuando Zayda nació, el 5 de marzo de 1981, su madre, Blanca Aidée Arjona, abogada y ministerio público en Matamoros -ciudad fronteriza colindante con Brownsville, Texas- no imaginaba que su hija iba a ser cantante. Más bien, recordó para el diario 'El Mañana' de esa ciudad, era una niña sensible e inteligente, muy precoz. "Le encantaba la música, eso sí. Desde muy pequeña."
A los 16 años, cuando estaba estudiando el bachillerato, Zayda muy formalmente y de manera directa, le anunció a su madre que quería ser cantante y, mientras estudiaba porque esa fue la condición que le puso esta para que se dedicara a la profesión que prefería, se incorporó a una agrupación amateur conocida como la Rondalla Femenina de Matamoros, donde destacó por su voz prístina, su carisma deslumbrante, sus llamativos ojazos verdes y su cabellera rubia. Así fue como aprendió a cantar en público y a perder el miedo. Su madre acabó por aceptar que esta era su vocación y dejó que estudiara canto y siguiera trabajando para llegar a ser intérprete.
Fue así que conoció a Lupe Esparza, el vocalista del grupo Bronco, quien la apadrinó. En 1997 apareció su primer disco, llamado 'Enamorada' y grabado de manera independiente, cantando balada romántica, en un estilo más apegado a Yuri o Pandora. Después, y siguiendo el consejo de Esparza, se unió a otros talentosos músicos del regional mexicano para crear la agrupación Zayda y los Culpables.
Pronto, esta variante musical, que mezcla instrumentos como el bajo, batería, acordeón, sintetizadores y guitarras eléctricas con letras acerca de amores posibles e imposibles, ganó muchos adeptos entre los cárteles de la droga, por lo que sus temas comenzaron a tocar terrenos más escabrosos, como narco, contrabando y la muerte, dando origen al narcocorrido, que tan popular hicieran intérpretes como 'Chalino' Sánchez y Valentín Elizalde, 'El gallo de oro'.
Sin embargo, Zayda se mantuvo al margen de estos y prefirió que sus composiciones de amor y pérdida, como 'Lo amo a morir', 'La pena que yo siento', y 'Amor ilegal', le fueron abriendo puertas en plazas de México y el sur de los Estados Unidos, donde vio que se iba consolidando el sueño con el que se había acercado a su madre; lo estaba logrando, era una cantante.
'La dama del sentimiento'
Ser mujer en la arena del Regional Mexicano no es fácil y en aquellos años en que Zayda se lanzó a cantar, aún menos. Jenni Rivera, pero en ese momento, Zayda batallaba para colocarse, haciendo numerosas presentaciones personales.
Entre 1998 y 2006, Zayda y los Culpables grabaron nueve producciones discográficas, y siguieron buscando el gusto del público, sin embargo, en su vida personal, Zayda se sentía muy sola y en sus entrevistas hablaba al respecto de un modo indirecto: la razón, se rumoraba, era que en realidad a la joven le atraían las mujeres, aunque algunos familiares y amigos cercanos lo negarían incluso después de su muerte, otros aseguran que la razón por la que Zayda no encontraba una relación sentimental que perdurara y la hiciera sentir plena, era porque no se sentía cómoda con los hombres que la pretendían, ni tampoco explotaba su sensualidad como otras intérpretes más femeninas.
La letra de una de sus canciones siempre eran sutiles y ambiguas al respecto del amor no correspondido y al rechazo social. Esto llevó a especular a los medios al respecto de su sexualidad; según lo dicho por su madre a Laura Suárez, productora del programa 'La historia detrás del mito', Zayda nunca le habló al respecto, y ella no lo creía, mientras que algunos promotores sí afirmaron que llevaba una vida muy discreta y que su relación sentimental más seria era con Ana Bertha González, una joven con la que siempre se hacía acompañar en eventos, fiestas y reuniones. Esta relación sería una de las claves que la conduciría a una espiral de tragedia.
Una noche de horror.
Nadie sabe cómo sucedieron las cosas la noche del viernes 30 de noviembre de 2007. Esa noche hacía frío en Matamoros, una ciudad fronteriza, cuyas luces se reflejan sobre el Río Grande.
En el motel Mónaco, ubicado sobre la avenida Rigo Tovar y colindante con la zona industrial de la ciudad, las habitaciones son modestas, pero decoradas con sobriedad: camas matrimoniales, lámparas sencillas, cuadros de paisajes en las paredes. Son habitaciones modestas y discretas; lugares donde los amantes se encuentran lejos de los mirones del mundo, como en tantos moteles que hay puntuando carreteras de todo el mundo.
El Mónaco aún existe en Matamoros. Y seguramente seguirá existiendo. Pero esa noche la habitación número 11 fue el escenario de un crimen dantesco. De acuerdo a los primeros informes dados a conocer por el Agente Tercero del Ministerio Público, Abel Infante Lara , los hechos, que bastan para helarle la sangre a cualquiera, ocurrieron cerca de la media noche de ese viernes.
“A las 23:55 horas, recibí una llamada donde se informaba que se encontraban dos personas al parecer ya sin signos vitales, por lo que me constituí en el Motel Mónaco”. Las autoridades encontraron a Ana Bertha González, la íntima amiga de Zayda Peña, que presentaba un impacto de bala en el cuello y a Leonardo Sánchez, un empleado del motel, con un balazo de bala en el cráneo. En el interior de la misma habitación los paramédicos auxiliaron a una mujer herida de gravedad que fue identificada como Zayda Peña Arjona, que presentaba un impacto que le entró por la espalda y le salió por la barbilla.
El motel no tenía cámaras de seguridad, pero otros testigos señalaron que alrededor de las 11 de la noche, un vehículo Chevrolet Safira, modelo 2006, en color cereza, hizo su llegada al lugar y tras pagar por el uso de la habitación, se estacionó frente a la cabaña 11. Este era propiedad de Zanya, y la persona que pagó 350 pesos (en ese entonces unos 30 dólares) en efectivo por el uso de las instalaciones fue identificada como Ana Bertha. De la habitación, media hora más tarde, llamaron a la recepción y pidieron unas botellas de agua mineral. Eso fue lo que llevó a Leonardo Sánchez, un joven que trabajaba por horas en el establecimiento, a encontrar la muerte.
Fue después de oír seis detonaciones de arma de fuego, que el gerente en turno llamó a la policía de Matamoros, descubriéndose la escena del crimen y a la cantante apenas aferrándose a la vida, pero incapacitada para relatar qué era lo que había ocurrido en esos breves minutos entre la llamada a recepción y el macabro hallazgo.
Atendida por paramédicos de urgencia, la joven fue llevada de emergencia al Hospital General Alfredo Pumarejo, donde se le atendió en el área de urgencias. Según declaró al diario tamaulipeco 'El Mañana' la enfermera de guardia Rosario García, la joven había perdido mucha sangre y tenía fragmentado el mentón, por donde había atravesado la bala. "Tuvo suerte de que no hubiera tocado ninguna de las arterias principales, pero la hemorragia era muy fuerte y perdió parte de su dentadura". Una cirugía de emergencia le salvó la vida y usando un respirador artificial, fue trasladada a un cubículo en el área de terapia intensiva, donde su pronóstico era reservado.
Las autoridades buscaron a Blanca Aidée Arjona en su domicilio, despertándola. Siendo ella desde 15 años atrás ministerio público de la procuraduría de justicia estatal, estaba acostumbrada a esta clase de situaciones, pero nada la había preparado para lo pesadillezco, lo atroz, lo espeluznante. El comandante de la policía ministerial Arturo Cortés Solis, colega de Blanca Aidée, fue el encargado de notificarla. "Ella (Arjona) salió a la puerta en bata. Estaba descansando. Pasaba ya de la una. Sabía que algo había ocurrido, porque solo en un caso extremo se la buscaba en casa, fuera de turno."
-¿Qué pasa, Arturo?- preguntó Blanca Aidée, cualquier rastro de somnolencia ya disuelto al ver los vehículos de la PMM (Policía Ministerial de Matamoros), aparcados afuera de su residencia, ubicada en un fraccionamiento de clase media, sin lujos, pero segura y hogareña. Las luces en las torretas de las patrullas la alarmaron.
-Blanca, no sé como decirte...
-¿Pues qué pasó?
Cortés Solís solo atinó a decir el nombre de Zayda en voz alta, antes que su colega prorrompiera en gritos y alaridos, negándose a creer la verdad. "¡Mientes! ¡Mientes!" gritaba la madre, mientras dos agentes trataron de tranquilizarla. Le confirmaron que vivía, pero aún así, estaba muy herida. Blanca Aidée dijo que temió que algo malo le ocurriera algo a su hija. "Siempre se lo decía. Yo lo sentía", dijo a 'La historia detrás del mito' "Hija, puede ser peligroso. Por eso era que no cantaba narcocorridos. Se cuidaba porque se lo pedí".
Blanca Aidée alcanzó a ver a su hija en terapia intensiva, pero ya no pudo hablarle. Mientras continuaba la investigación, agentes la escoltaron de vuelta a casa. No se sabe a ciencia cierta a qué hora ocurrió lo posterior. La madre de Zayda se retiró del hospital alrededor de las 4 am, y antes de las 6 de la mañana, varios sujetos no identificados entraron al hospital, por distintos puntos. Uno de ellos ingreso al área de terapia intensiva, se acercó a Zayda, que permanecía inconsciente, le disparó a quemarropa directamente a la cara, para luego salir ante la mirada atónita de médicos, enfermeras y guardias de seguridad que nada pudieron hacer para evitarlo.
La llamada de alarma a la policía hizo que se lanzaran en pos de los asesinos, pero fue infructuoso: quince minutos más tarde, en las cercanías del puente internacional Puerta México, la Policía Municipal reportó un vehículo abandonado frente a las instalaciones de la sucursal Banjército, en el que presuntamente huyó la persona responsable de herir a Zayda y dar muerte a Ana Berta y a Leonardo. La policía ministerial encontró en el interior de la SUV Dodge Intrepid, con placas de Texas, un arma de fuego, sin huellas. “El vehículo estaba encendido y en su interior se encontró una escuadra calibre 380 y podría coincidir con el calibre de los cartuchos” dijo Cortés Solís, y también reveló que los trabajadores del motel le manifestaron que “un vehículo a alta velocidad se acercó a una habitación, llegó a un cuarto, los empleados dicen que se escuchó una discusión, ruidos y los disparos”. De acuerdo a los datos proporcionados por los empleados del motel, las características del auto que entró a toda velocidad coinciden con el encontrado abandonado en el puente internacional.
En la Policía Ministerial del Estado se informó que buscaban a un mexico-texano cuya identidad nunca se hizo pública, quien ostensiblemente había sido pareja sentimental de Ana Bertha González, y sostuvieron la teoría de un crimen pasional: siendo que el hombre se habría enfurecido con Zayda por "haberle bajado" a la novia. También en su momento, se especuló que el presunto autor intelectual, era miembro protegido del cártel del Golfo, por lo que sería muy dificil precisar su localización. Por otra parte, los guardias del Hospital General quedaron detenidos, porque de acuerdo a lo que señalaron los ministeriales, era sospechosa su actitud ya que presuntamente dijeron "no haberse dado cuenta" cuando el escuadrón de la muerte se infiltró hasta la sala de terapia intensiva.
Por otra parte, Blanca Aidée se rehusó a aceptar que el móvil fuera un ajuste de cuentas pasional -aunque nadie pudo explicar qué era lo que hacía Zayda con Ana Bertha en el Mónaco, donde los empleados testificaron que se habían reunido en numerosas ocasiones- y presentó la teoría de que el crimen había sido perpetrado, sí, por del cártel del Golfo, pero para vengarse directamente de ella, alegando que a lo largo de sus veinte años de trayectoria dentro de la Procuraduría estatal, había mandado a prisión a numerosos de la organización.
Trágico legado.
La muerte de Zayda Peña quedó sin resolver, y han pasado diez años de esa pesadillezca noche, en que su madre sintió que el mundo se le venía encima. Las especulaciones siguen, y su muerte se suma al trágico legado de varios cantantes gruperos y de narcocorridos , que han muerto asesinados o en circunstancias violentas e inexplicables: Adán 'Chalino' Sánchez, creador del narcocorrido, fue asesinado y torturado en 1992.
Que Zayda haya sido callada por estos tiros, como en un escalofriante filme de masacre y terror, suma una historia a los misterios inquietantes del Regional Mexicano, que han tejido una leyenda negra en torno a la música que a tantos ha hecho bailar.
También te puede interesar: