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Mercedes-Benz

La nueva Mercedes-Benz Clase-G es innecesariamente prodigiosa

Aunque a simple vista solo expertos y fanáticos se darán cuenta, después de 40 años Mercedes-Benz finalmente reemplazó a uno de sus más legendarios modelos, su todoterreno Clase-G. Detrás del volante la historia es totalmente distinta.
20 Dic 2018 – 06:12 PM EST
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En 1972, el sha de Irán frustrado por lo que consideraba la incapacidad de los vehículos militares disponibles para el ejército de su reino, sugirió a Mercedes-Benz, del cual era uno de los principales accionistas, que desarrollara de una camioneta todoterreno militar que superara lo mejor que Land Rover tenían para ofrecer. Mercedes-Benz no tardó poner manos a la obra.

Cuando la camioneta resultante, a la que el público local llamó Gelä ndewagen (vehículo todoterreno en español) o G-Wagen, comenzó a ser construida en 1979, el sha había perdido su trono en una sangrienta revolución, por lo que fue el ejército argentino el primero, de muchos por venir, en sumar el nuevo vehículo a sus flotas.

Las primeras G-Wagen, tanto en versión militar como en versión civil, eran camionetas crudas y poco refinadas, pero también eran indestructibles y contaban con capacidades todoterreno insuperadas.

La camioneta se distinguió desde el primer día por sus tres diferenciales bloqueables, cuyos controles han permanecido prominentemente en el centro del tablero de instrumentos. Su construcción era llevada a cabo prácticamente a mano a fin de asegurar la calidad de construcción, en una planta dedicada en la ciudad austriaca de Graz.

Durante las siguientes cuatro décadas la G-Wagen fue actualizada constantemente. Su chasis fue mejorado, nuevas generaciones de motores Mercedes-Benz consiguieron espacio bajo sus capós, pero la camioneta nunca perdió su capacidad como todoterreno, ni sus tres diferenciales bloqueables.

Su aspecto exterior, a pesar de leves toques de estilo, permaneció prácticamente inalterado, incluso después de que el público estadounidense a principio de la primera década del siglo XXI, la convirtió en un vehículo de lujo excesivo, que hacía que el auto original pareciera transporte público en comparación.

En 1994 la pasó a ser conocida oficialmente como la Mercedes-Benz Clase-G. Mercedes-Benz planeaba iniciar un retiro progresivo del modelo comenzando en 2005, pero la airada reacción de su opulento público no los dejó. Fue entonces cuando Mercedes-Benz comenzó a pensar en hacer una segunda generación.


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Después de 40 años la segunda generación de la Clase-G de Mercedes-Benz hace su aparición en el mercado luciendo idéntica al vehículo que reemplaza. Solo las salidas para el fluido limpiaparabrisas, las manillas exteriores de las puertas, y el cobertor de la rueda de repuesto vienen del vehículo que reemplaza, de resto todo, absolutamente todo, es nuevo. Aún así, solo los expertos, la mayoría de ellos niños de 15 años fanáticos del automóvil, podrán saber a primera vista cual es el nuevo modelo.

Algunas de las claves para diferenciar a la nueva camioneta residen en que sus pilares son algo más gruesos y redondeados para eficiencia aerodinámica, sus faros perdieron las 'ojeras' rectas en LED para ganar circulos perifericos también en LED, la forma de sus espejos retrovisores es nueva y la versión Mercedes-AMG G63 usa una parilla especial.

Me trasladé a la ciudad de San Diego, desde Los Ángeles, al volante de la versión superior de la nueva Clase-G: la Mercedes-AMG G63 2019. Su motor V8 Biturbo de 4.0 litros de desplazamiento hecho mano, con todos y cada uno de sus 577 caballos de fuerza y 627 lbs.-pie de torque, hicieron que este ladrillo con cuatro ruedas volara como una bala con viento a favor. La suavidad de marcha de debe en gran parte a una rápida en intuitiva transmisión automática de 9 velocidades.

Los nuevos modales de manejo en autopista clamados, precisos y exactos, pertenecen casi a un deportivo, excepto al tomar curvas cuando la enorme carrocería baila hacia los lados, aunque no al ritmo frenético de su predecesora. La G63 cuenta con amortiguación ajustable y en modo Sport la suspensión se aprieta hasta el punto de ayudar a tomar curvas, pero nunca me permitió olvidar que clase de vehículo manejaba, lo cual no deja de ser una ventaja.

El interior de la nueva Clase-G tiene todo el aspecto contemporáneo del que carece el exterior. La que claramente era una cabina mil veces modernizada fue reemplazada con una cabina moderna y muy lujosa y especiosa, donde los instrumentos digitales de Mercedes-Benz que debutaron en la generación actual de la Clase-E presiden el lado del conductor (Mercedes-Benz también ofrece instrumentos analógicos) y toda la belleza y funcionalidad que 40 años de avance en diseño de cabinas puede traer.

No crean, sin embargo, que lo anterior quiere decir que la idiosincrasia característica de la Clase-G fue arrasada por un baño de modernidad, ni hablar; los controles electrónicos para los diferenciales, la barra de sujeción para el pasajero delantero, la posición de manejo en el ‘tope del mundo’ y el ruido seco y metálico al cerrar las puertas están allí, intactos. Pero definitivamente el silencio incrementado, aunque no absoluto debido a su forma anti-aerodinámica, las 6 pulgadas extra de espacio para piernas en el asiento trasero y los materiales de mayor calidad, son cambios bienvenidos.

Al día siguiente, nuestro grupo se enrumbó al sur, en dirección a Ocotillo Wells, a fin de probar las capacidades todoterreno del nuevo vehículo. Cuando me detuve en Borrego Springs para fotografiar el vehículo, cuando a pocos metros se formó un pequeño tornado de arena que decidió atravesar la G63, la que solo vibró momentáneamente. Afortunadamente el tornado se quedo bailando un rato alrededor de la camioneta hasta que proseguimos nuestra ruta.


Ya en Ocotillo Wells, salí a conducir en el desierto junto a un instructor de manejo todoterreno, a bordo de una Mercedes-Benz G550, a la que podríamos llamar la versión ‘básica’ de la Clase-G si es que se le puede decir ‘básico’ a un vehículo cuyo precio arranca en 124,500 dólares sin opciones. Lo primero que hicimos fue colocar la G550 en un punto entre dos colinas en el que una de las ruedas traseras estaba totalmente en el aire, para demostrar abriendo y cerrando puertas sin problemas, la rigidez del bastidor del vehículo. Luego hicimos varias pruebas subiendo y bajando dunas y colinas y jugando con las distintas combinaciones de los diferenciales. Los tres botones que controlan los diferenciales funcionan de la siguiente manera.

El primer botón bloquea el diferencial central dividiendo equitativamente el poder entre ambos ejes y desactivando el sistema de control de estabilidad, el segundo botón 2 bloquea el diferencial trasero dándole el mismo poder a ambas ruedas traseras asegurando un férreo agarre. Como si lo anterior no fuese suficiente hay un tercer botón que bloquea el diferencial delantero que hace para las ruedas delanteras lo mismo que el segundo botón hace para las traseras y convierte a la clase G la una ventosa móvil, pero ojo, con un direccionamiento severamente limitado. Todo esto lo probamos en una escalofriante colina con una alta inclinación llena de piedras sueltas con un banco de arena en el fondo. Para mi sorpresa, y para el crédito absoluto de la camioneta, remonté la cuesta sin ningún problema. Después de todo estaba manejando una de las todoterrenos más capaces del planeta.

La gran ironía reside en el hecho de que la gran mayoría de estas camionetas nunca va a salir de una vía pavimentada.

Partimos de regreso a San Diego a bordo de otro modelo G550, lo cual fue un error. Debí haber manejado la G550 antes de la G63, ya que al manejar la camioneta menos poderosa de segunda la comparación fue muy injusta. A principio sentía como si tuviese un elefante sentado en el techo, gracias al déficit de 177 lbs-pie de torque. Y es que por más que prodigiosos que sean los 416 caballos de fuerza y 450 lbs.-pie de torque que produce el V8 4.0 litros bajo el capó de la G550, la percepción sufre después de haber pasado dos días manejando la G63. Pero la G550 no tardó en conquistar el corazón del corredor que vive dentro de mi, después de todo es más poderosa que el 95% del resto de los carros en las vías.

Ambas versiones de la Clase-G cuentan con el sistema Dynamic Select, que ofrece varios modos de manejo: Resbaladizo, Individual (modificable por el conductor), Confort, Sport y Sport +, para la G550. A la G63 hay que sumarle los modos Sendero, Arena y Roca. En ambas camionetas manejamos mayoritariamente en modo Sport por la mejora en maniobrabilidad que ofrece y porque, es más divertido. Las diferencias visuales entre ambas versiones radican en que la G63 cuenta con la parrilla Panamericana de Mercedes-AMG con rayos verticales y un mataburros que protege en parachoques delantero, mientras que el mataburros de la G550 protege la parrilla y los faros.

La línea Clase-G de Mercedes-Benz ya está a la disposición en los concesionarios Mercedes-Benz. El precio de la G550 arranca en 124,500 dólares mientras que el de la G63 lo hace en 147,500 dólares.

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Mercedes-Benz Clase G 2019 | Prueba A Bordo Completa
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