
Redes de wifi gratuitas para luchar contra el ‘olvido’ de EEUU 6n6h15
Las Islas Vírgenes sufrieron el embate de dos huracanes de categoría 5 en sólo dos semanas: Irma arrasó con Saint John y Saint Thomas, mientras que María devastó Saint Croix. Las tormentas han dejado a muchos de sus habitantes con la sensación de que son el territorio olvidado de EEUU. Con el objetivo de superar el aislamiento y la incomunicación, en Saint John han surgido numerosas iniciativas comunitarias para ayudar a la gente: desde redes wifi gratuitas hasta grupos que recorren la isla casa por casa para ver las necesidades de los vecinos. o4xl
La noche cae sobre Coral Bay, en el extremo más remoto de Saint John. Nina Hahler, una rubia de 60 años y rostro desencajado, frena en seco su jeep verde limón frente a la estación de bomberos para pedir ayuda. “Necesito ar con mis amigos. No saben lo que me pasó. Yo estaba sola en casa durante el huracán y se me cayó el refrigerador encima y ahora no puedo caminar”, repite desesperadamente una y otra vez.
Los bomberos dejaron un mensaje escrito en una de las tablas de madera que protege las ventanas informando que cambiaron temporalmente de ubicación. Sin embargo, al edificio llegan todos los días decenas de personas para usar la conexión gratuita a Internet que una organización instaló en ese punto.
Hahler saca su ‘laptop’, pero no recuerda las contraseñas de sus redes sociales. Consigue un teléfono prestado y llama a un par de amigos sin éxito. Aunque la llamada entra, la señal no es buena y no logran hablar. Es final de noviembre y el sistema eléctrico aún no se ha restablecido en ese lado de la isla. Los rostros iluminados por celulares y ‘laptops’ de quienes se comunican con el exterior son los únicos puntos de luz en la zona. Poco a poco van desapareciendo y la mujer se queda sola sin lograr vencer su frustración.
Como le sucede a Hahler, desde que el 6 de septiembre Irma golpeó Saint John como un huracán categoría 5, una de las principales necesidades de la gente ha sido vencer la incomunicación. Pero, frente a esa sensación de aislamiento y de que las Islas Vírgenes, con sus 103,000 habitantes y el mayor porcentaje de afrodescendientes del país (el 76%, según el censo de 2010), son un territorio olvidado de Estados Unidos, la comunidad se ha hecho más fuerte y han surgido grupos que recorren la isla casa por casa para ver las necesidades de los vecinos.
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Internet, el aliado inesperado que puede ayudar a reconstruir una isla 5w3f22
Una de las organizaciones locales que ayuda a los afectados por el huracán, Love City Strong, surgió de forma fortuita un día después de Irma cuando un grupo de amigas se propuso sacar de la isla a una de ellas que estaba embarazada de ocho meses. “Estaba muy asustada. Había pasado Irma en el clóset y el cuarto que había preparado para el bebé estaba destruido”, explica una de ellas, Siobhan Mulvey, de 26 años.
El huracán también inhabilitó la única clínica de Saint John, así que las jóvenes sabían que lo mejor era enviar a su amiga a un lugar más seguro. En una isla sin aeropuerto y con los ferrys cancelados, el reto no era fácil. Pero Mulvey y sus amigas se habían refugiado en uno de los pocos puntos de la isla que aún contaba con una conexión wifi activa y un generador. A través del Messenger de Facebook y de Skype se pusieron en o con el dueño de un barco en Puerto Rico que se comprometió a buscarla.
Y así lo hizo. Sólo que el barco puertorriqueño acabó evacuando a 40 personas. “Desde ahí nos empezamos a organizar, el plan escaló y acabamos evacuando a 1,200 personas en 12 días”, señala Mulvey, que ahora es directora de comunicaciones de Love City Strong.
En esos primeros días después de Irma, los barcos no sólo evacuaban a gente, sino que también llegaban con ayuda, como el que llevó de Saint Thomas a Saint John a Daryl Wade, el vicepresidente de la compañía de telecomunicaciones local Virgin Islands Next Generation Network.
Originario de Saint John, el hombre había pasado la tormenta en la isla vecina, pero quería regresar a casa para comprobar que todo estaba bien. Por eso, se sentó en el puerto hasta que salió el primer barco con ayuda, donde lo montaron. Una vez en su isla, la primera persona a la que vio fue a su madre. Había perdido la casa, pero ella estaba bien. Wade dice que lloró al ver la isla destrozada, la vegetación por los suelos y los veleros varados en el mar como si fueran de juguete.
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Una carrera contrarreloj en las Islas Vírgenes para restablecer la electricidad 211ki
Después, sin tiempo que perder, fue a buscar a un amigo que trabaja en una empresa de telecomunicaciones y le propuso una idea: establecer conexiones de internet gratuitas para que la gente pudiera comunicarse con sus familias y hacerles saber que estaban bien. “Logramos establecer el wifi a las 11 de la noche, pero había toque de queda, así que al día siguiente fuimos a avisarle a todo el mundo que había internet”, explica. La iniciativa, que empezó en Saint John, se acabó replicando en Saint Thomas y en la actualidad calcula que hay entre 15 y 20 puntos wifi gratuitos entre ambas islas.
Wade no fue el único en ayudar a la gente a comunicarse con el exterior. Coral Bay Community Council, una organización local que suele dedicarse a temas medioambientales, puso a disposición de la comunidad un teléfono satelital para que la gente pudiera hablar con sus seres queridos de fuera de la isla.
Dos huracanes categoría 5 en dos semanas 4l5r5i
Según cuenta Michelle Bransom, la a de la organización, los primeros días las colas para hablar por teléfono eran enormes. “La gente se sentaba a esperar. Podían llegar a las 11 y esperar durante horas a que les tocara el turno. Muchos llamaban a sus familias y se sentían aliviados si saltaba el buzón de voz porque les resultaba difícil hablar sin llorar, especialmente a quienes lo habían perdido todo”.
Ese grupo también tuvo un papel vital para avisar a la población de Coral Bay de la llegada de María, el segundo huracán de categoría 5 que amenazaba a las Islas Vírgenes en sólo dos semanas cuando en ese lado de la isla todavía no había señal telefónica. La encargada de hacerlo fue Sharon Coldren, la presidenta de la organización. Tras enterarse de que una nueva tormenta se encaminaba hacia la isla, no dudó en coger un megáfono y salir a la calle a informar a la gente que debía preparase para un nuevo ciclón.
“En ese momento, todo el mundo sintió pánico. Ahí estábamos de nuevo, esperando un huracán categoría 5”, recuerda Bramson. Finalmente, María llegó el 20 de septiembre. Sus lluvias se sintieron en Saint John y Saint Thomas y arrasaron con la tercera de las Islas Vírgenes, Saint Croix y con Puerto Rico. Los golpes a esas dos últimas islas, que en las semanas anteriores habían sido núcleos de ayuda a Saint John y Saint Thomas, tuvieron un efecto indirecto en ellas.
¿Olvidados por Estados Unidos? 1v3156
Pese a los esfuerzos para restablecer las comunicaciones, en Saint John empezaron a sentirse más aislados: la ayuda tardaba más en llegar y los medios de comunicación tenían otras tragedias por las que preocuparse. “Es como si hubiéramos desaparecido de la faz de la tierra”, lamenta Mulvey de Love City Strong. “Solo después de dos semanas, el mundo nos había olvidado”.
Con solo un 3% de la población de Puerto Rico, las Islas Vírgenes son además el único territorio estadounidense afectado por un huracán que el presidente Donald Trump no visitó este año.
Algunos sienten que son los últimos de la fila para Estados Unidos en una temporada de huracanes que ya ha sido definida como la más costosa de la historia para el país después de que Harvey inundara Texas, Irma arrasara partes de Florida y María sembrase el caos en Puerto Rico.
“Somos la isla olvidada”, lamenta Anita Hass, una mujer de Chicago que, desde hace 30 años tiene su segunda residencia en St. John. “Si no fuera por los trabajadores que han mandado para arreglar el sistema eléctrico, no tendríamos mucha esperanza de volver a la normalidad porque ellos son los que eventualmente nos van a devolver la conexión con el resto del mundo”.
Después del huracán María, Love City Strong hizo un cambio en su estrategia. De recibir barcos cargados de ayuda de Puerto Rico y Saint Croix y devolverlos con evacuados, la organización pasó a tener un papel más activo en la comunidad.
Desde entonces, decenas de voluntarios de Love City Strong y otra organización local, Saint John Rescue, recorren la isla casa por casa para monitorear cuestiones tan diversas como si los vecinos tienen alguna necesidad médica, necesitan generadores, tienen problemas de moho o requieren asistencia psicológica tras las tormentas.
Toda la información que recopilan se la hacen llegar a las agencias federales para que provean una mejor asistencia a la comunidad. Además, quieren usar su experiencia para hacer una isla más fuerte para que no le afecten las próximas tormentas.
“Vamos a reconstruir mejor que antes”, asegura Siobhan Mulvey. “Debemos asegurarnos que la infraestructura y el sistema eléctrico se reconstruyen mejor para que el próximo huracán no nos afecte tanto. Creo que Saint John va a resurgir más fuerte”.
Y esa sensación de resurgimiento ya la tienen algunos vecinos que consideran que el huracán hizo que la comunidad se uniera más que nunca para ayudarse.
“Para mí, el huracán fue Dios hablándonos. ¿Sabes qué? Todos éramos pobres después de Irma. Independientemente de si tenías millones en el banco o solo unos centavos, porque el banco estaba cerrado. Así que todos éramos iguales. Y yo digo que el dinero ni el color de nuestra piel deben separarnos”, afirma Esther Freet, la dueña de un restaurante que fue destruido por Irma.
Después de Irma, mientras hace las gestiones para conseguir los materiales que le permitan reconstruir su negocio colabora de voluntaria con Love City Strong para ayudar a quienes lo necesitan: “Mi deseo de Navidad es que la comunidad de Saint John se quede así porque antes del huracán, la gente pasaba por tu lado y ni te saludaba. Ahora se paran y te preguntan si estás bien”.

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Proyecto: Univision Noticias
Textos: Lorena Arroyo, Elaine Díaz Rodríguez (Cuba)
Video: Nacho Corbella, Esther Poveda, Almudena Toral, Andrea Patiño, Laura Prieto, José Luis Osuna, Mauricio Rodríguez-Pons, Ricardo Weibezahn
Diseño y desarrollo: Juanje Gómez
Coordinación: Nathalie Alvaray, Selymar Colón, José López
Fotografía: Nacho Corbella, Esther Poveda, Lorena Arroyo
Edición de textos: María Sánchez Díez
Datos: Ronny Rojas, Dilia Márquez, Antonio Cucho
Redes sociales: María Carolina Hurtado, Esther Poveda, Nacho Corbella, Ricardo Weibezahn
Producto digital: Daniela Jaramillo
Traducción: Julie Schwietert Collazo, Melvin Félix
Edición de textos en inglés: David Adams, Jessica Weiss, Mónica Isola
Apoyo: Maye Primera, Inger Díaz, Alejandra Vargas, Patricia Clarembaux, Patricia Vélez, Carmen Graciela Díaz, Luis Velarde, David Maris, Angélica Gallón