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Tiroteos

Un "vecino loco", iracundo e incontrolable: el autor del tiroteo en el norte de California

Kevin Jason Neal, descrito como un hombre agresivo y con problemas mentales que tenía antecedentes criminales y con prohibición de poseer armas de fuego, ha sido identificado como el atacante de Rancho Tehama que causó cinco muertos y diez heridos.
16 Nov 2017 – 12:36 AM EST
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LOS ÁNGELES, California.- Tenía problemas mentales, comportamiento agresivo, reportes de violencia doméstica, antecedentes criminales por apuñalar a un vecino, una acusación de furia al volante y una prohibición para poseer armas de fuego.

No obstante, Kevin Jason Neal, de 43 años, tenía en su poder cuatro armas de fuego ilegales –dos pistolas registradas a nombre de otra persona y dos rifles de asalto tipo AR-15 que él mismo fabricó en su casa– las mismas que usó para asesinar a 5 personas y herir a otras 10 cuando la mañana del lunes 13 de noviembre protagonizó un tiroteo por las calles de Rancho Tehama, una pequeña comunidad rural en el norte de California.

Tanto para sus vecinos como para su exabogado y hasta para algunos de sus familiares, Neal era un hombre problemático que no debía tener ningún tipo de relación con armas de fuego.

Pero en esa comunidad de casi 1,500 habitantes a la que Neal llegó en 2010 procedente de Carolina del Norte era sabido que las detonaciones de arma de fuego que frecuentemente se escuchaban provenían de la casa habitada por un hombre desaliñado, de cabellos alborotados y barba descuidada.


Lo consideraban “un vecino loco” que ya había sido reportado al Departamento del Sheriff del Condado de Tehama, porque solía disparar al aire, por los pleitos con su esposa, por las discusiones y el comportamiento violento que mostraba.

“Era irracional, iracundo e incontrolable, gritaba y gritaba. Era difícil controlarlo”, dijo a los medios Sheridan Orr, hermana de Neal.

Lee Barone, quien fue abogado de Neal en los casos de furia al volante y apuñalamiento de un vecino, declaró a la prensa que dejó de representarlo legalmente luego de que su cliente empezara a mostrar un “comportamiento extraño”.

Un día antes de matar a su esposa y salir a las calles de Rancho Tehama a disparar a quienes se le atravesara, habló por teléfono con su mamá en Carolina del Norte para decirle que se sentía como enfrente de un acantilado, sin ningún lugar a dónde ir.

“Mamá, todo está acabado”, contó la madre de Neal a la agencia de noticias AP. “He hecho todo lo que podía hacer y estoy luchando contra todos los que viven en esta área”.

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Demencia y fusil

Todo indicada que se trataba de una mente trastornada que estaba a punto de estallar y que tenía en su poder potentes armas de fuego, una combinación que alertaba un peligro inminente.

Era la misma fórmula que se ha encontrado en otros tiroteos masivos ocurridos en Estados Unidos, como el reciente caso de Devin Patrick Kelley que mató a 26 personas en una iglesia de Sutherland Springs, Texas, o la cruel matanza que llevó a cabo Adam Lanza en la primaria Sandy Hook, en Connecticut, donde murieron 20 niños en diciembre de 2012.


La fácil adquisición de armas de fuego que permiten las leyes, incluyendo a quienes padecen trastorno mental, también fue factor en una de las peores masacres de Estados Unidos, la cual sucedió hace 51 años en la Universidad de Texas, donde Charles Whitman, un marine de 25 años que padecía una enfermedad mental y ataques de ira, mató a 17 personas e hirió a otras 31.

La historia se volvió repetir en 1984, cuando un hombre de 41 años llamado James Huberty que tenía trastorno mental acribilló a 21 personas que se encontraban en un restaurante de McDonald’s en San Ysidro, California.

Otra masacre ocurrió el 16 de abril de 2007, cuando Seung-Hui Cho asesinó a 32 estudiantes de Virginia Tech gracias a que el joven de 23 años compró varias armas de fuego a pesar de estar diagnosticado con desorden depresivo y de ansiedad y que tenía una orden judicial para ser internado en un hospital psiquiátrico.

Luego el tiroteo del pasado 1 de octubre en Las Vegas, donde Stephen Paddock, un hombre impulsivo, que padecía ludopatía (adicción patológica al juego) y consumía medicamento controlado para la ansiedad, disparó a placer a una multitud para matar a 58 personas y herir a más de 500 con 23 armas de fuego de las 47 que tenía.

A esa que fue la peor masacre en la historia moderna del país le siguió la matanza en la iglesia de Texas, y luego el tiroteo del "vecino loco" de Rancho Tehama que salió a las calles a matar y que aparentemente no será el último.

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Un rifle semiautomático y dos pistolas, las armas del autor del tiroteo en California
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